El arte de entrevistar

04/08/2002
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Entrevistar es un arte. La entrevista escrita supone que el entrevistador respete las ideas del entrevistado. Eso requiere un espíritu desarmado. Cuando se entrevista con prevención, resentimiento o espíritu de venganza, el resultado es casi siempre catastrófico, sobre todo para los lectores. Con el ánimo de ser absolutamente fieles al entrevistado, ciertos periodistas, en esta era de las grabadoras, transcriben las palabras literalmente. Un desastre. El texto aparece repleto de muletillas y expresiones repetidas. Es imprescindible un mínimo de edición, pues cuando se habla no siempre se está atento al rigor de la gramática. Si no se pone cuidado, la entrevista resulta parecida a un diálogo de novela, en el que la economía de tiempo coincide con la supresión de sílabas. Hoy es común entrevistar por teléfono. Basta que en un evento haya alguna figura destacada para que las redacciones llamen preguntando por él/ella en busca de algo llamativo. En general los entrevistados son siempre los mismos, como si la lista de nombres fuera inalterable. El entrevistado imagina que sólo él da opinión, se esfuerza para expresarse y, al día siguiente, lee una sola frase pronunciada por él, que no siempre es la que mejor expresa su pensamiento. Hay entrevistadores que ya saben qué poner en boca del entrevistado. En cierta ocasión un reportero se irritó con mis respuestas acerca de Cuba, y pasó de la entrevista a la discusión. Quería que yo dijese lo que él pensaba. Mejor sería que hiciese un artículo con su propio nombre, sin usarme a mí como 'gancho'. Muchas entrevistas son hechas sin el objetivo de divulgar la opinión del entrevistado. En la era del entretenimiento hay quien cree que cuanto menos cultura mejor. Se prefiere el consumismo intimista. Se vende al entrevistado como un producto del mercado. No interesa lo que él piensa sobre la vida, el mundo, la historia, el futuro o el país, sino más bien el jabón que usa, la ropa que lleva o los zapatos que calza. Es el comercial personificado, en el cual lo que menos trasluce son las ideas del entrevistado. Quizás porque no siempre el que se presta a este tipo de entrevista es capaz de responder como la presentadora de televisión Carla Villena cuando, preguntada por una revista masculina acerca de qué parte de su cuerpo apreciaba más, respondió: 'el cerebro'. Para una mujer bonita, una respuesta inteligente.
https://www.alainet.org/en/node/108151?language=en
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