Campaña de la alianza global Vía Campesina

El tsunami más allá de "la ayuda humanitaria"

16/02/2005
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  • Opinión
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¿Cómo apoyar de verdad a las comunidades afectadas por el tsunami?, preguntan los autores. Fomentando una auténtica recuperación de la economía local –plantean. Hacia esto dirige sus esfuerzos Vía Campesina, alianza global de campesinos, agricultores familiares y jornaleros. Los autores aseguran que la campaña tsunami de auxilio y reconstrucción llevada a cabo por esta alianza es la que más se acerca a lograr que sean las organizaciones de base que trabajan en las mismas comunidades las que canalicen la ayuda a los pueblos. Así, las propias comunidades afectadas trabajan por recuperar su producción pesquera y granjera Cuando los gobiernos y las organizaciones mainstream de ayuda humanitaria se ponen en acción, tras eventos como el desastre del tsunami en el océano Indico, es difícil no tener sentimientos encontrados. Si bien uno puede reconocer la obvia necesidad de una masiva operación de ayuda, uno no puede más que sentirse ansioso si el Pentágono envía tropas y construye nuevas bases en la zona de desastre, todo a nombre de la ‘ayuda humanitaria’. También es normal dudar de los gastos administrativos de la industria de la ayuda –ya criticada por verter alimentos genéticamente modificados en Indonesia– y de los envíos de ayuda recibidos en aeropuertos militares y usados como ‘zanahoria’ en las campañas de contra- insurgencia, que llevan palos muy largos. Quizá una manera de enfrentarse a la situación de manera más positiva, para ayudar a los pescadores y los campesinos que constituyen la inmensa mayoría de las víctimas del tsunami, es la del Fondo Tsunami de Auxilio y Reconstrucción de Vía Campesina. Esta campaña global es inusual porque la llevan a cabo grupos comunitarios de base en las regiones afectadas por el desastre.
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Vía Campesina es una alianza global, única en su tipo, de campesinos, agricultores familiares y jornaleros, mujeres y jóvenes rurales, organizaciones indígenas y los sin tierra, y representa a cerca de 150 millones de personas en el mundo. En las zonas afectadas por el tsunami, los miembros clave de Vía Campesina incluyen a la Indonesian Federation of Peasant Unions (FSPI, Federación Indonesia de Organizaciones Campesinas), con amplia presencia en Aceh y en las provincias del norte de Sumatra, las áreas más cercanas al epicentro del temblor; la Asamblea de los Pobres en Tailandia, que incluye a la Federación de Pescadores del Sur; y la federación campesina de Sri Lanka, el Movimiento por la Tierra Nacional y la Reforma Agraria. En esta campaña, Vía Campesina también trabaja de manera estrecha con –y enviando ayuda a– las organizaciones miembros de su alianza hermana: el Foro Mundial de Pescadores, con fuerte presencia en las zonas afectadas en la India y Sri Lanka. Desde que fue fundada en 1993, Vía Campesina ha estado a la vanguardia en la movilización política contra la globalización empresarial, los acuerdos de libre comercio y las perniciosas políticas de desarrollo rural del Banco Mundial. En el espacio político que Vía Campesina ha creado, los agricultores familiares de Estados Unidos, Europa y Canadá han descubierto que tienen más en común con los campesinos e indígenas de la India, Mozambique y México de lo que tienen en común con las empresas trasnacionales que manejan la agricultura industrial en el Norte. Sobre esta base común, los agricultores familiares del Norte y los campesinos del Sur se han juntado en las protestas contra la OMC, desde Seattle en 1999 hasta Cancún en 2003. Ahora han vuelto su mirada colectiva hacia reconstruir las comunidades devastadas por el tsunami. La campaña global de recaudación de fondos está canalizando la asistencia, a través de sus organizaciones de base, directamente a las comunidades pesqueras y campesinas afectadas, para que sea usada en sus propios esfuerzos de auxilio y reconstrucción. El principio fundamental es que los campesinos y pescadores deberían ser los actores principales en el auxilio y reconstrucción de sus propias comunidades y sustento. Así, en Indonesia los miembros de grupos campesinos locales afiliados al FSPI donan alimentos frescos, producidos locamente, a las comunidades afectadas; y en Sri Lanka, la Federación Nacional de Pescadores (Nafso), amiga de Vía Campesina, organiza a los que no fueron afectados para que asistan a los que sí, y ayuda a los constructores locales de botes a reparar o remplazar los botes pesqueros dañados o perdidos por el tsunami, para que la gente se pueda poner a trabajar lo más pronto posible. Las organizaciones locales de Vía Campesina tienen varias preocupaciones acerca de la ayuda mainstream. Temen, por ejemplo, que la administración de Bush se aprovechará de la necesidad de asistencia humanitaria y la utilizará como pretexto para establecer puestos militares en toda la región. Están preocupadas de que en vez de comprar localmente los alimentos de la ayuda, lo cual fortalecería la producción y redes de distribución locales, los donadores y organizaciones caritativas internacionales enviarán granos transgénicos excedentes de Estados Unidos a los mercados locales, lo cual abarataría la economía campesina local. Están preocupadas de que las organizaciones caritativas usarán los donativos del tsunami para cubrir el costo de sus nóminas internacionales y de que cooperarán en usar el esfuerzo de reconstrucción para poner en marcha las ‘reformas estructurales’ dirigidas por el Banco Mundial, las cuales intensifican la pobreza. También temen que los envíos de ayuda puedan terminar en manos de los militares locales. En contraste con la práctica del sector internacional mainstream de ayuda humanitaria, el enfoque de Vía Campesina sigue la tradición de autoayuda, de trabajo de base, de las respuestas de auxilio y reconstrucción de la sociedad civil frente a los desastres naturales en el mundo. Por ejemplo, después de que el huracán Mitch azotó Centroamérica en 1998, las organizaciones campesinas y las ONG locales fueron mucho más efectivas que las agencias gubernamentales –debilitadas por las políticas de ajuste estructural– y ayudaron a superar los peores excesos de la corrupción gubernamental; también fortalecieron a los movimientos de base. Algo parecido pasó en Las Filipinas, tras el temblor en la isla de Luzon en 1990 y la erupción del volcán Monte Pinatubo de la isla en 1991. Y en la ciudad de México, donde numerosas organizaciones barriales radicales emergieron tras el terremoto de 1985 y forzaron al gobierno a tomar 7 mil propiedades de caseros, formaron grupos ciudadanos de vigilancia para monitorear los abusos gubernamentales y organizaron sus propios servicios sociales. Además, las organizaciones comunitarias locales suelen tener costos más reducidos, ya que normalmente movilizan a voluntarios locales en vez de personal internacional más caro o costosas instituciones militares.
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Las lecciones de todo esto son claras. Si queremos que las relativamente pequeñas contribuciones financieras que nosotros como activistas podemos aportar para el auxilio y reconstrucción en casos de desastres sean efectivas, debemos de canalizarlas a las organizaciones locales de base. Y si queremos que estos esfuerzos contribuyan a la movilización y fortalecimiento político de base, necesarios para que haya cambios estructurales por una mayor justicia social, entonces deberíamos de llevarlos a cabo de manera que fortalezcan a las organizaciones populares a escala local, nacional e internacional. Debido a que Vía Campesina es una alianza mundial, las contribuciones y las campañas solidarias locales promocionadas por las organizaciones miembro y amigas llegan de una impresionante lista de países, incluyendo Estados Unidos, Francia, Noruega, Tailandia, Bélgica, Chile, Brasil, México, Suiza, Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Alemania, Suecia, Gran Bretaña, España, El Salvador, Italia, Corea del Sur, Dinamarca y Ecuador. La National Farmers Union of Canada (Unión Nacional Canadiense de Agricultores), la National Family Farm Coalition (Coalición Nacional de Agricultores Familiares) en Estados Unidos y la European Farmers Coordination (Coordinación Campesina Europea) han lanzado iniciativas para recaudar fondos entre sus miembros. En México, la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) ya recaudó más de 11 mil pesos para la campaña. En todo lo que hace Vía Campesina, desde demandar que la OMC deje de meterse con los alimentos y los sistemas agrícolas hasta reconstruir las comunidades y economías locales después de los desastres, las organizaciones miembro se guían por el ideal de la alianza: ‘la soberanía alimentaria de los pueblos’. Para garantizar la seguridad alimentaria local y la independencia política de los pueblos del mundo, Vía Campesina cree que los alimentos deben ser producidos a través de sistemas locales y diversificados de producción campesina. Uno de los corolarios básicos de esto es que cuando se necesita ayuda alimentaria en situaciones de crisis debe de ser obtenida lo más localmente posible para fortalecer los sistemas locales de producción y distribución de alimentos. La única manera duradera de eliminar el hambre y reducir la pobreza es mediante el apoyo del desarrollo económico local. Conforme se van reconstruyendo las comunidades devastadas por el desastre del tsunami, y conforme la experiencia de movilización local colectiva de auto-ayuda las fortalece, el principio de soberanía alimentaria debería conducirlas hacia el desarrollo económico local. Eso significaría propiciar que sean las mismas comunidades afectadas las que recuperen la producción pesquera y granjera para los mercados locales y nacionales. Esto se contrapone con la situación reportada por Nafso en Sri Lanka, que advierte de un ‘segundo tsunami de la globalización empresarial y militarización’. Nafso acusa al gobierno de Sri Lanka, a las agencias internacionales, a las tropas estadunidenses enviadas con propósitos ‘humanitarios’ y a la industria del turismo de tratar de privar a las comunidades pesqueras desplazadas de su derecho a reconstruirse. La federación dice que existen planes de construir hoteles en la zona costera antes ocupada por comunidades pesqueras, y de darle a la flota de pesca industrial canadiense los derechos comerciales para explotar lo que antes era zona pesquera artesanal. (Traducción: Tania Molina Ramírez. Para hacer donaciones: www.viacampesina.org) *Peter Rosset es investigador del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano y María Elena Martínez es coordinadora de la Red Internacional de Fondos para Mujeres.
Las voces de Vía Campesina
* Indonesia: Socorro en Aceh y el Norte de Sumatra por la Federación Campesina de Indonesia (FSPI). La FSPI, miembro de Vía Campesina, agrupa a centenares de nuevas organizaciones campesinas locales y regionales que se formaron tras la caída de la dictadura. El 26 de diciembre la vida se convirtió en una pesadilla para la mayoría en Aceh y parte del Norte de Sumatra. El maremoto de 9.0 en la escala de Richter, seguido por una serie de tsunamis, destruyó casi todas las comunidades cerca del mar. Miles de nuestros miembros murieron o aún están desaparecidos. Muchos paquetes donados a través de canales oficiales (sopa instantánea, bisquets, medicinas, ropa...) llega a los aeropuertos, pero es poco lo que se distribuye debido a la falta de coordinación y a la burocracia de las agencias oficiales. Por otro lado, alimentos frescos, como plátanos, yuca, frutas, arroz, chile, papas y vegetales, son donados por los campesinos, miembros de la FSPI en zonas no afectadas. Creemos que estos son los mejores alimentos para los refugiados y supervivientes. Recién formamos una amplia coalición de la sociedad civil y en ella trabajamos para reconstruir casas y para ayudar a los campesinos de esas regiones para que logren sembrar de nuevo sus parcelas. * Tailandia: Caravana "De los Pobres para los Pobres" lleva ayuda a las zonas dañadas. El tsunami devastó por completo 30 pequeños pueblos de pescadores, habitados en su mayoría por musulmanes, algunos budistas y unos cuantos gitanos. Otras 124 comunidades fueron dañadas moderadamente. Nosotros, de la Asamblea de los Pobres, miembro de Vía Campesina, nos sumamos a otros movimientos para formar la Red para la Rehabilitación de los Recursos Costeros de Andaman. En la Asamblea de los Pobres tenemos organizaciones campesinas, indígenas, pesqueras y urbanas. Actualmente, la Asamblea encabeza la Caravana "De los Pobres para los Pobres" a las zonas dañadas. Llevamos arroz, donado por nuestros miembros campesinos de cada región, y nos acompañan carpinteros para reparar los botes de los pescadores locales. Gracias a esto, la crisis de los pescadores artesanales se ha reducido un poco. Muchas comunidades han establecido mecanismos de recuperación, por ejemplo, instalando comités locales o usando a las organizaciones comunitarias existentes como centros de coordinación que facilitan el proceso de ayuda inmediata, y, con nuestro apoyo, encuentran la manera de arreglar sus lanchas y equipo de pesca. (Peter Rosset. Con información de las organizaciones locales) MASIOSARE, suplemento dominical de La Jornada (México), 13 de febrero de 2005, http://www.jornada.unam.mx/2005/feb05/050213/mas-peter.html
https://www.alainet.org/en/node/111379
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