¿Sabían que Catalunya ocupa el primer lugar en el ranking de importaciones de soja transgénica del estado español? La soja, que cultivada en monocultivo destroza las economías rurales del continente latinoamericano, la consumen prácticamente todos los animales engordados con piensos en las granjas del país, que después nos proveerán de carne, huevos o leche. Sabían que Catalunya es junto con Aragón la región europea con más hectáreas de transgénicos cultivados? En el año 2005 se cultivaron unas 17 mil ha de maíz transgénico en Catalunya. España y Rumania son los dos únicos estados de la Unión Europea (UE) que permiten el cultivo comercial de transgénicos. ¿Sabían que en Catalunya (y otra vez con los amigos mañicos) se han confirmado los primeros casos (en el estado español) de contaminación genética entre cultivos transgénicos y cultivos ecológicos y cultivos convencionales? Catalunya, si es necesario contracorriente, es pionera en la permisividad delante los cultivos transgénicos, mientras en muchos lugares aparecen cada vez más estudios que demuestran las alarmantes consecuencias para el medio ambiente, la salud y el conjunto de la sociedad, intrínsecas a la aplicación agrícola de la ingeniería genética. El Departament d’Agricultura Ramaderia i Pesca (DARP) de la Generalitat de Catalunya tiene previsto presentar un Decreto de Coexistencia entre cultivos convencionales, ecológicos i transgénicos que, de aprobarse tal como está redactado en su borrador, provocará la generalización de esta contaminación genética. ¿Sabían que será en Catalunya (exactamente hoy 19 de octubre en Lleida) el primer lugar del estado español donde se celebrará un juicio contra personas vinculadas en la lucha contra los transgénicos? Concretamente a dos activistas partícipes en la siega parcial de campos de maíz transgénicos. Para uno de ellos la Fiscalía solicita 2 años de prisión y el IRTA (Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentària; dependiente del DARP) y la Universitat de Barcelona una multa de unos 500.000 euros para el otro. Se me hace muy difícil entender acusaciones tan graves para hechos de este tipo. En realidad los cultivos transgénicos son una pieza más de un modelo agroalimentario nefasto bajo muchos puntos de vista. Los argumentos sobre los beneficios y mejoras que supone este tipo de tecnología son falsos. Dicen que ayudarán a combatir el hambre en el mundo (el problema del hambre no es técnico sino político; no es falta de alimentos como explica la FAO cuando dice que podemos alimentar a el doble de persones de las que vivimos en el planeta), que reducirán la utilización de agrotóxicos de los cultivos convencionales (el estudio más profundo que existe al respecto concluye que en la “meca” de los transgénicos, los EEUU, en 10 años se han duplicado el uso de agro tóxicos); y que aumentan la productividad de los cultivos (los estudios en Catalunya, España y Europa demuestran que hay tantas posibilidades que aumenten las producciones como de que se reduzcan). La oposición a los cultivos transgénicos llega de muchos ámbitos: de consumidores que reclaman el principio de prudencia, de organizaciones ecologistas i algunos científicos preocupados por los efectos sobre el medio ambiente y de ONG de desarrollo que hemos podido comprobar como se han convertido en causa de exclusión y pobreza de los pequeños campesinos de los países empobrecidos. La oposición de los dos acusados es por tanto, reflejo de una buena parte de la sociedad civil catalana que reclamamos que Catalunya se declare “zona libre de transgénicos” (como ya han hecho unas 80 regiones europeas), para garantiza el derecho de productores y consumidores de una agricultura y una alimentación realmente libre transgénicos. Me gustaría pensar que las instituciones públicas implicadas en este juicio cambian de táctica para no pasar a engrosar el Libro Guinness. - Gustavo Duch Guillot es director de Veterinarios sin Fronteras (España)
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