Una parte de los ingresos fiscales provenientes de la producción de gas natural van a destinarse a que 1.200.000 niños no abandonen la escuela. Se ejecutará a través de un título llamado Bono Juancito Pinto.

“Los únicos privilegiados son los niños” decía el presidente Juan Domingo Perón (1946-1955; 1973-1974), y quería decir que la generación de entonces era la que iba a hacer el esfuerzo, y la siguiente recogería los beneficios. En Bolivia parece que se estuviera reeditando esta máxima del general argentino. La nacionalización de los hidrocarburos va a tener como primeros beneficiarios a la población en edad de asistir a la escuela, ya que 1.200.000 alumnos de primero a quinto grado de los establecimientos educativos públicos de todo el país van a recibir 200 bolivianos (unos 25 dólares) a partir del 12 de noviembre próximo para evitar que abandonen sus estudios por cuestiones económicas.

El propio presidente Evo Morales dio a conocer el Decreto Supremo que establece la entrega en forma anual de la ayuda, materializada a través de un título público bautizado Bono Juancito Pinto. Durante su discurso ante los chicos que coparon el hall central y los pasillos del Palacio de Gobierno, Evo relató las carencias y la dramática situación que afronta la niñez, particularmente en el área rural.

El Bono tomó el nombre de Juancito Pinto Cabrera, quien con sólo 12 años de edad, ocupaba el cargo de tambor de órdenes del Batallón Colorados de Bolivia. En el Alto de la Alianza, durante la Guerra del Pacífico en 1879, en el fragor de la batalla, cambió su destrozado tambor por un fusil. Murió combatiendo. Cuando los Colorados luchaban, arrebató a un herido su arma para luchar junto a sus camaradas y cayó cara al sol como el resto de su batallón.

Al describir la nueva herramienta de lucha contra la pobreza, el mandatario boliviano sostuvo que está dirigido a aliviar las dramáticas condiciones de vida que atraviesan miles de niños y que en muchas ocasiones los obligan a abandonar sus estudios.

Para hacerlo efectivo, pidió la cooperación de los maestros para que ayuden a controlar, particularmente en los núcleos escolares alejados, que estos 200 bolivianos beneficien realmente a los niños, cuidando que no sean mal utilizados por algunos padres.

Más adelante, y siempre delante de los inmediatos beneficiarios, dijo que se va a pedir también la cooperación de las Fuerzas Armadas y la Policía para que este Bono llegue a las zonas más alejadas, donde no existen bancos o entidades que puedan ayudar en la distribución.

Por su parte, el vicepresidente Alvaro García Linera dijo que el Bono Juancito Pinto es un incentivo para que los niños asistan regularmente a sus escuelas, a la vez manifestó su esperanza en que el monto se incremente en los próximos años.

Por el momento explicó que se trata de 200 bolivianos que van a ser entregados a partir del 12 de noviembre de este año en tanto que el próximo se va a hacer efectivo en dos pagos: 100 bolivianos al comenzar el año lectivo y otros 100 al concluirlo.

Lo más importante es el origen de estos fondos: el Bono implica el desembolso de 30 millones de dólares anuales, provenientes de los recursos adicionales generados con la nacionalización de los hidrocarburos dispuesta el 1º de mayo pasado.

Durante la ceremonia, los niños provenientes de varias escuelas de la ciudad y de comunidades rurales, obsequiaron al presidente ponchos y lluchus (especie de manta) como una muestra de cariño y agradecimiento.

En este caso podríamos decir que se trata de la perfecta concreción de la doctrina del derrame, aunque la política realizada es adrede. Los recursos de toda la sociedad boliviana van a beneficiar a los niños. Las exportaciones de gas natural a Argentina y Brasil van a permitir que la población infantil termine la escuela primaria, en lugar de estimular la especulación en los mercados financieros.

Se trata del correcto uso de los recursos naturales. Y un ejemplo a ser imitado.

Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina

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