Lula da Silva dijo que si el gobernador se lo solicitaba, accedería. Y Sergio Cabral pidió formalmente al mandatario la intervención de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interna. Se prende una luz roja

El lunes pasado, durante el sepelio de un policía asesinado que trabajaba en la seguridad personal del gobernador Sergio Cabral, el jefe del estado de Río de Janeiro prometió que pediría al presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, el envío de efectivos de las fuerzas armadas para combatir a la creciente criminalidad que azota a la ex capital del país. El martes, durante una recorrida por una exposición de la industria automotriz en San Pablo, el jefe del Estado recogió el guante, al anunciar que si el pedido es oficial, va a ser satisfecho. Y durante la jornada de ayer, las agencias de noticias informaron que el mandatario estadual efectivizó la requisitoria. La ciudad más famosa de la nación vecina se encuentra a un paso de militarizarse.

Lula visitó ayer Río de Janeiro, y recibió el requisito del gobernador Cabral. La respuesta del líder del PT fue que hoy va a reunirse en Brasilia con los mandos militares en el Ministerio de Defensa para concretar la ayuda y hacerla efectiva. Se debe decidir la cantidad de efectivos que van a participar y el tiempo que va a durar el despliegue, aunque extraoficialmente trascendió que la idea del mandatario estadual es que los efectivos permanezcan en la región durante un año.

En junio, Río va a ser sede de los Juegos Panamericanos, con participación de atletas de toda América. "El ministro de Justicia, y el ministro de Defensa van a tener que venir aquí para conversar, no sólo con el gobernador, sino con el Secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro para que hagan un mapa de cuáles son los lugares que son importantes aquí. Y no haya un choque entre la actividad de la policía civil y la actividad que las fuerzas armadas puedan hacer``, dijo Lula en declaraciones a la prensa.

Las ciudades más pobladas de Brasil se encuentran bien rankeadas en esa lista que ningún alcalde o intendente desea integrar: la de metrópolis más violentas. En Río, la tasa de homicidios alcanza los 50 asesinatos por cada 100.000 habitantes, mientras que en Buenos Aires, por ejemplo, llegó a 12 asesinatos por igual cantidad de personas.

"Hay 6.000 infantes de marina que podrían ayudarnos. No voy a pasar cuatro años en funerales de policías y civiles. La gente está en estado de pánico, es tiempo de unir fuerzas``, dijo Cabral al justificar su pedido de tropas para su estado.

En el país vecino, la seguridad interna está a cargo de fuerzas de los estados, la Policía Civil (dedicada a las investigaciones, algo así como el FBI) y la Policía Militarizada (de vigilancia, prevención y represión). Los militares solo pueden intervenir en casos excepcionales de seguridad nacional. En Argentina, por ejemplo, esta posibilidad está prohibida.

La Administración de Lula contribuyó al combate de la violencia en Rio de Janeiro con la presencia desde enero de unos 600 hombres de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, cuerpo formado en 2004 por policías de elite de todos los estados, y que suman unos 7.000 efectivos. Además, se van a trasferir fondos por 183 millones de dólares para este rubro durante los mencionados Juegos Panamericanos.

Pero la violencia civil no surge por generación espontánea, sino obedece a razones complejas. Los habitantes de las “fabelas” (villas de emergencia) se cuentan por miles, y los estados y el gobierno federal se han desentendido de cualquier acción en su seno. Son como estados paralelos, donde, en muchos casos, el rol que les corresponde a los poderes constitucionales son ejercidos por organizaciones delictivas. Pero al menos por ahora, sólo se opta por la militarización de la ciudad más famosa de la nación lusoparlante, una solución que no soluciona nada.

Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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