Lecciones del terremoto

19/08/2007
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Fue en la ciudad de Cajamarca, aquel 31 de mayo de 1970, mi primera experiencia en temblores, el epicentro fue en Huaraz; estaba con mis hermanas y primas jugando en el patio, de repente escucho gritar a mi tía Olga:

-¡Suban, la loca Flor, la loca Flor! La loca Flor era una dama de la tercera edad que vivía a media cuadra de mi casa, tenía la mala costumbre de arrojar su bacín lleno de orines a la calle.

Al subir al segundo piso pude comprobar que no era la loca Flor sino un terrible temblor, escuché mal obviamente.

Mi segunda experiencia en temblores fuertes, fue el pasado miércoles 15, estaba en la oficina del congresista Werner Cabrera Campos, piso 4º. El primer sacudón fue fuerte, el segundo recontra fuerte, me imaginaba viajar en el Titanic antes de su naufragio. En estas circunstancias me limité a comentar a mis compañeros de trabajo:

- "Qué malacrianza de la madre tierra", el segundo sacudón fue terrible, sólo atiné a decir:
- "¡Ya para esto Jeshu, no te rayes!"

Salimos al pasadizo y nos encontramos con la sorpresa que no había señalización de zona antisísmica, dígase de paso que nunca tuvimos un ensayo de evacuación.

Pasado el desastre de 7.9 grados en la escala de Richter y conocidos los terribles resultados en los hermanos pueblos de Pisco, Ica, Chincha, el señor presidente Alan Damián García Pérez salió hablar lo que pudo; fueron sin embargo lúcidos periodistas como César Lévano, César Hildebrandt, Raúl Wiener, entre otros, quienes analizaban los hechos objetivamente y con ánimo correctivo, proactivo, decían lo que la prensa alcahueta del poder no se atrevía a decir: la improvisación, el caos, el desorden, la falta de planificación, prevención y reacción logística frente a este drama humano. Una médico española informaba de una donación del 100 toneladas del gobierno español que durante dos días seguía sin descargarse del avión. Un destacado científico del Instituto Geofísico del Perú desempolvaba una cruda realidad: ¡la total falta de coordinación del gobierno central con esta institución científica! Luego vinieron las quejas de más burócratas, quejas y más quejas, es decir, la eterna mala costumbre de la mediocridad, la insensibilidad y demagogia.

Este terrible desastre nos demuestra las dos caras del Perú real: la enorme solidaridad del pueblo de a pie, generoso y sensible y el enorme vacío de Estado, consecuencia, resultado de la fórmula matonesca neoliberal que receta una fórmula estúpida: el mercado como la gran panacea, como gran orgasmo del practicismo del señor Alan García y sus ministros(as) fashion que administran el Estado como si se tratara de uno de los negocios de los "demócratas del gran capital", dígase Saga Falabella, Telefónica, banca, empresas mineras, petroleras o de gas.

El presidente Alan García no tuvo mayor ocurrencia que salir con su sable desenvainado a desafiar a los partidos políticos y preguntar: ¿de qué zona se van a encargar? Ahora resulta que el Estado no existe, las labores de atención a nuestros compatriotas damnificados y la reconstrucción es la tarea de los partidos políticos. "¡Por esto lloro cuando tomo, me comentaba un amigo1", en fin ...

Lo más mezquino, malvado y ruin, fue la nota aparecida en uno de los diarios papel higiénico de la prensa representante de la ultraderecha. Mostraba una foto nublosa con un tipo, supuestamente de una zona afectada, mostrando una lata de atún con la foto del líder nacionalista, comandante Ollanta Humana y otra foto del presidente Hugo chávez; inmediatamente la derecha salió a exigir una investigación rigurosa. ¿Cuántas latas se distribuyeron, quién las distribuyó, quién hizo la denuncia?, preguntas elementales de un periodismo decente que este diario -ex aliado del delincuente Alberto fujimori-, no formuló. Ollanta Humala explicó que todas las donaciones del Partido Nacionalista fueron entregadas a las autoridades municipales; este acto lumpenesco de la calumnia, nos demuestra a la derecha ratera, insensible que aprovecha el mínimo espacio en el drama humano para mostrar sus colmillos.

Habrá que inmediatamente exigir mayor fiscalización en las licencias de construcción, los colegios construidos durante el régimen mafioso fujimontesinista, se vinieron abajo. Más presupuesto y seriedad en labores de prevención y mayor eficiencia logística en la atención post-desastre. Veo un reportaje donde nuestra gente humilde cocina sopa de huesos de burro para matar el hambre, claman ayuda con medicinas, vivienda; los ministros (as) fashion on line enmudecen; escucho a un tipo que pide más privatizaciones como futura solución, ¿qué quieren estos sinvergüenzas, acaso privatizar la escala de Richter? Las líneas telefónicas colapsaron por la falta de un plan de emergencia, del cálculo mezquino de la utilización promedial de la red, como explica Hildebrandt.

El Estado Lumpen que sólo atiende a los requerimientos del gran capital con el cuento del libre mercado, la globalización y su seudo estado de derecho, ha fracasado. ¿Necesitamos más terremotos para darnos cuenta de que tenemos que cambiar este modelo injusto que pretende ser inalterable?, pregunta el periodista César Hildebrandt; "la respuesta mi amigo, está soplando en el viento", dice Bob Dylan en una de sus mejores canciones.

- Iván Salas Rodríguez
Sociólogo, columnista periodístico.
https://www.alainet.org/en/node/122756
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