Denuncias multiplicadas

11/10/2007
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Puerto Iguazú, Argentina

Adelantado al resultado del X Congreso de la Federación Latinoamericana de Periodistas FELAP, su presidente el argentino, Juan Carlos Camaño expresó en el discurso de apertura que los militantes de nuestra organización continental estamos comprometidos con la lucha de ideas y aspiramos siempre a la mayor participación democrática.

Los datos expuestos por el secretario tesorero de la FELAP, el chileno Guillermo Torres y contenidos en la resolución de la Comisión de Derechos Humanos y Salud, lo dicen todo: América Latina y el Caribe, con la excepción de los países cuyos pueblos y gobiernos enfrentan el modelo neoliberal impuesto por el imperialismo estadounidense, es hoy la región del mundo con mayor inequidad en la distribución del ingreso.

Las cifras son espeluznantes: Somos 560 millones de habitantes, y de ellos más de 200 millones sobreviven en la pobreza, lo que significa que la región está en los mismos niveles de la década de los 80, periodo caracterizado por las feroces dictaduras militares.

De ahí el interés del mensaje de Camaño, cuando dice que se refiere a los activos militantes que en el campo de la profesión periodística y en sus vinculaciones con los movimientos sociales asumen cada vez con más decisión y más convicción, la tarea de colocar al ser humano -en la lucha por la defensa de la humanidad-, por encima de todas y cada una de las no pocas veleidades profesionales. Cuestión para nada menor si entendemos como sustantivo confrontar, en el terreno de las ideas, toda concepción que bajo el discurso de una supuesta asepsia ideológica pretende disociarnos de la lucha política y social.

En la mencionado Comisión, cuya relatoría estuvo a cargo del destacado profesional y colega tabasqueño, José Antonio Calcáneo Collado, continuaron cayendo los datos como agua helada en las espaldas de todos los presentes: Las políticas del neoliberalismo han significado la violación flagrante de los derechos humanos, económicos, sociales y culturales, lo que también se traduce en que más de 15 millones de personas carecen de acceso a los servicios básicos de salud; más de 60 millones no tienen agua potable, y más del 30 por ciento de nuestros hermanos de las zonas urbanos medio viven en tugurios, fabelas, ciudades perdidas o villas de miseria.

De ahí la necesaria ética social del periodista, a la que se refirió Camaño, cuando reitera de manera muy insistente que ésta deberá ser guía de la ética profesional; entre otras cuestiones, porque a la imposición a sangre y fuego del "código de ética" de los barones de la información y la comunicación es imperioso e impostergable oponerle, desde dentro de la profesión y desde afuera de ella, la ética y la dignidad de los que en este mundo, y muy especialmente en nuestra región, no se resignan a vivir de rodillas frente al imperio.

Al tiempo que denunciamos que México ocupa el primer lugar en el mundo en asesinatos, desapariciones forzadas y demás tipos de atentados contra periodistas, sólo por debajo de Irak, que sufre una guerra de intervención, adoptamos el resolutivo de que cada una de las organizaciones y sus miembros multipliquen las denuncias, porque "todos necesitamos de todos". Así mismo coincidimos con el maestro Hernán Uribe, presidente de la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas, CIAP, de que en cada uno de nuestros países se creen fiscales especiales para la atención de delitos contra periodistas, con el agregado que los atentados contra los periodistas se federalicen, porque de otra manera no tendrían razón de existir dichas fiscalías y seguiría la justicia en manos de caiquillos locales.

Estamos de acuerdo con Camaño: Ningún periodista, por más honesto que se suponga, puede limitarse hoy, frente a la barbarie de los saqueadores de la tierra, a ser neutral. O se combate al crimen organizado que alimenta el capitalismo rapaz e inhumano, o se es a conciencia, o por omisión dudosa, acomodaticia o cobarde, cómplice de los sátrapas y sus satrapías. El llamado periodismo de las dos supuestas campanas, nacido de la escuela dura-blanda o blanda-dura de Estados Unidos, es un periodismo obsoleto frente a un mundo en llamas. Multipliquemos las denuncias. Opongámonos a la realidad lacerante. Nuestros pueblos merecen una vida mejor.

- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.

https://www.alainet.org/en/node/123742
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