Un sueño

07/01/2008
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A los muy estimados colegas: Ernesto Vidal y Ángel Mario Díaz Vargas, flamante presidente de Comunicadores Unidos de Matamoros y líder moral de la agrupación, respectivamente, y a todos su miembros que también lo son, por derecho propio de la FAPERMEX y de la FELAP. Felicidades.

MATAMOROS, TAMAULIPAS. Los colegas de este estado norteño del país, celebran cada 4 de enero, con dignidad y entereza, El Día del Periodista, en tal ocasión, en mi doble calidad de vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP, y presidente vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, relaté un sueño convertido en realidad sobre la indispensable unidad periodística que ahora nos es indivisible.

Seguramente en algunos aspectos ya antes había abordado el relato, sin embargo no tan completo como el de la noche de este viernes 4 de enero. Expliqué que prácticamente desde que accedí al periodismo, hace mas de 51 años, siempre me ha lastimado y molestado que colegas hablen mal o se refirieran peyorativamente de otros colegas, soñé entonces en la creación de un ente que aglutinara a los periodistas de todo el país.

Estaba consciente de dos aspectos que me hicieron reflexionar sobre el cometido de la unificación: el indebido protagonismo convertido en soberbia de algunos y esa continua práctica de descalificarnos unos a otros que dio como resultado la incubación de una frase ofensiva, pero que dimensionaba la realidad de tal situación: "perro no come carne de perro".

Nunca creí en esencia en la misma, pero la repetían a menudo nuestros mayores cuando alguno se atrevía hablar mal de otro colega. En una ocasión, desesperado, espeté molesto que no sólo comíamos carne de perro sino que a veces nos devorábamos entre nosotros. A pesar de ello o por ello mismo el sueño siempre estaba presente.

Hace siete años, el sueño empezó hacerse realidad, cuando la Asamblea General del Club Primera Plana, que con orgullo presidía en aquel tiempo, me aprobó convocar al I Congreso Nacional de Asociaciones Periodísticas, que conjuntó en Ixtapan de la Sal, Estado de México, a 54 organizaciones, difícil convocatoria porque una gran mayoría de medios de comunicación y de autoridades locales nos hicieron difícil el censo de las organizaciones existentes.

A pesar de todas esas vicisitudes, el Congreso se realizó. Era la primera vez que periodistas del norte, del sur, del centro, de las costas y de las montañas, de los altiplanos y de las mesetas nos encontrábamos y nos conocimos para iniciar una camaradería que con el tiempo se ha convertido en una franca y leal amistad que a diario se agranda con nuevas conocencias.

Así fue, el sueño se hizo realidad, ese I Congreso Nacional de Organizaciones Periodísticas se convirtió en constituyente de la ahora muy querida Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, que con su crecimiento aglutina a un centenar de organizaciones de todo el país y representa a más de 20 mil comunicadores. Logros que se han obtenidos en el trascurso de los relevos en la presidencia del que esto escribe, de José Antonio Calcáneo Collado y del actual dirigente, Roberto Piñón Olivas.

Hablamos también de los atentados a periodistas y sobre el Informe Anualizado de FELAP-México, que abordamos en nuestra anterior entrega y que a partir de este lunes se está difundiendo en el ámbito nacional e internacional: 40 asesinatos, 37 periodistas y 3 humildes trabajadores de la prensa y 7 desapariciones forzadas de colegas, es el saldo doloroso del 2000 a la fecha; desde que se entronizó el supuesto gobierno del cambio de Vicente Fox Quesada y en lo que va del actual de Felipe Calderón.

Dijimos que no somos policías ni agentes del Ministerio Público para señalar culpables, sin embargo, si podemos acentuar, en vista de que todos estos crímenes yacen en la más absoluta y vergonzante impunidad, que las autoridades municipales y estatales, no todas, no se puede generalizar, pero sí la federal, son, si no cómplices, si omisas, y la omisión también es un delito.

Bastaría la decisión política del Jefe del Ejecutivo para revertir el fenómeno, que tiene por objeto el agravio a la sociedad misma, puesto que busca socavar las libertades de prensa y expresión, así como el derecho a la información de los pueblos.

A pesar de todo ello, el periodista debe responder ante todo y sobre todo al compromiso social que le es inherente, no lo podemos entender de otra manera; jamás doblar la cerviz ante nadie, porque el periodismo es un servicio a la sociedad y nada más. Nuestra defensa máxima, en consecuencia, radica en ese entendido de la unidad, de cohesión de la comunidad periodística. El mito de que los informadores jamás podían unirse se acabó. Se terminó la intencionada invención con el mismo nacimiento de nuestra querida FAPERMEX. El sueño, hecho realidad.

- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.
https://www.alainet.org/en/node/124999
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