Salvo honrosas excepciones, como es el caso muy reconocido de Radio Fórmula, en todas partes del mundo es práctica común el de acallar a los periodistas. Las agresiones pueden ser externas, pero las más degradantes son cuando se realizan al interior y se sacrifican prestigio y audiencia con tal de deshacerse del que después de tiempo de servicios se considera incómodo comunicador.

En el caso muy sonado de Carmen Aristegui, despedida de la W y de los cinco colegas agredidos por sus jefes, laboral y físicamente, del canal 9 de televisión de Argentina, son acciones del mismo cuño: la intervención extranjera.

La acción en contra de Aristegui se fraguó en España, en el Grupo PRISA de la familia Polanco, y el de los colegas, todos miembros de la muy reconocida Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, UTPBA, el jefe es el mexicano Remigio González, conocido como "el fantasma".

La despedida de Carmen Aristegui ha provocado una enorme reacción de molestia, contrariedad y desagrado social, no es para menos, acabaron con uno de los noticiarios más escuchados en la radio mexicana. Su línea editorial de pluralidad, le ganó el respeto del auditorio así como de los protagonistas formales o fortuitos de la noticia.

En cuanto a los 5 compañeros de Canal 9 de Buenos Aires, los responsables periodísticos de la empresa después de informales que estaban despedidos, no les asignaron tareas en las últimas cinco jornadas, luego los confinaron en un cuarto vidriado, sin aire acondicionado, con temperaturas por arriba de los 40 grados, sin agua y sin alimentos.

Verónica Lázaro y Carina Álvarez, dos de las cinco víctimas de la arbitrariedad patronal, tuvieron que ser trasladadas a un hospital de la capital bonaerense por la grave descomposición física que sufrieron.

Son acciones del mismo cuño. Alegan los patrones extranjeros, según creen en su beneficio, incompatibilidad editorial con los periodistas despedidos. Falso argumento, porque en ambos casos los informadores llevaban tiempo desempeñando sus trabajos.

Cuando menos, existe la sospecha generalizada de que los despidos corresponden a la intolerancia de las autoridades, que no soportan crítica alguna. En consecuencia, estos individuos no saben ni entienden que el periodismo es un servicio a la sociedad; ellos como queda demostrado, sólo sirven a los poderes en turno.

DESDE EL ÁTICO. A todo lo anterior, nuevamente se enluta el gremio periodístico. En la Delegación Venustiano Carranza de la Ciudad de México, fue encontrada muerta de dos tiros en la sien, la colega Claudia Rodríguez Llera, crimen que se trató de hacerlo aparecer como suicidio, cuando todo hace saber que es otro cobarde asesinato.

Claudia, que fuera esposa del director en México de Columbia Pictures, Phillip Alexander, fue fundadora de la Revista CineMagazine y era conductora del programa periodístico “En Pantalla Grande”, que se transmitía por la estación Radio Mix de Ecatepec, Estado de México de Grupo Acir, La víctima había desaparecido. Su cadáver fue encontrado en el interior de una camioneta Durango el lunes pasado; sin embargo fue identificado hasta este miércoles. Nuevamente, lo que se exige es justicia.

- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.