El silencio de la crítica, fundamentos de una nueva tiranía

05/02/2008
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  • Opinión
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 En su activa campaña de promoción personal, Óscar Arias se hace presente todos los domingos en las páginas editoriales del periódico La Nación y del periódico La Extra. No se lo reprochamos; al contrario, lo aplaudimos. Porque nos parece una labor encomiable, que los hombres públicos inserten en blanco y negro su pensamiento, que expresen lo que piensan y lo dejen plasmado por escrito, porque es la única manera de que los ciudadanos enfrentemos las declaraciones que, impresas en el papel, no se pueden borrar ni se las lleva el viento.

Sólo lamentamos que otros ciudadanos nos veamos sistemáticamente silenciados, imposibilitados de hacernos oír o de ser leídos, porque la libertad de expresión, en lo fundamental, ha sido secuestrada por la minoría gobernante y los prebostes a su servicio.


Óscar Arias dijo, como si lo hubiera grabado en piedra, lo siguiente:

" la crítica es inherente a la labor del periodismo. El mejor periodista... es el que dice la verdad...

Y luego concluyó:

 "Defenderé, hasta mi último día, la libertad de expresión. Defenderé la necesidad de que en este país existan siempre medios de comunicación pluralistas e independientes del poder político."

 Los psiquiatras tienen una palabra con la que definen a las personas que, radicalmente distanciadas de la realidad, no se percatan de ello y expresan, con inconcebible desparpajo, una visión temeraria y trastornada de sí mismas y del mundo. De modo que estamos en presencia o de una lamentable patología o de un acto desvergonzado de cinismo. Una de dos, o la visión superlativa de sí mismo lo condena a un narcisismo sin remedio o miente sin pudor alguno, haciendo de cuenta que todos padecemos de una estupidez incurable.

Pero la realidad es demasiado terca. El medio escrito de mayor relevancia en Costa Rica, el periódico La Nación, es un órgano enteramente a su servicio. Los viejos líderes liberacionistas, como Don Pepe o Daniel Oduber, deben revolcarse en sus tumbas al presenciar a La Nación como vocero de su bandería. Los otros medios importantes, giran poco a poco hacia el redil del gobierno y todos los programas independientes en canal 13, en radio Monumental, en radio Sinaí, en radio Eco y en otros medios de alcance nacional, son sistemáticamente silenciados o sacados del aire.

¿Cómo entonces defiende Oscar Arias la libertad de expresión? ¿Cómo se expresa eso que él denomina "la necesidad de que existan medios de comunicación pluralistas e independientes"?

Controlados por El los principales medios de comunicación y sometidos los otros poderes del Estado al arbitrio del Poder Ejecutivo, sojuzgada la Asamblea Legislativa y por su parte sometida a una implacable presión mediática a fin de que los diputados independientes guarden silencio, podemos afirmar, con la certeza con que dicen la verdad los hombres y las mujeres honrados, que el silencio de toda crítica, es el requisito fundamental de la "dictadura en democracia".

En otros pueblos hermanos de América Latina, herederos de repugnantes tradiciones castrenses, la dictadura fue siempre un acto de fusiles, prisiones y torturas. La brutalidad fue el medio de expresión de los gendarmes, para someter a los pueblos. El talento malévolo de las fuerzas que encabeza Oscar Arias, probablemente con el apoyo de asesores estadounidenses, es someter a los costarricenses de una manera sofisticada y novedosa; someterlos con la dictadura en democracia, cuyo requisito fundamental es el silencio de la crítica.
 
Esta idea ha sido expresada con tino por un joven inteligente y sensible patriota, Óscar Jiménez Fernández, cofundador de la Hora del Silencio, a quien dedicamos, al cumplir sus 18 años, la reseña crítica de hoy.

 (Leído en la calle, frente a la casa de Oscar Arias, el lunes 4 de febrero de 2008 a las ocho de la noche.)
https://www.alainet.org/en/node/125494
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