Entre ellas a sus contradictores

Parapolítica tensiona altamente a la institucionalidad

08/05/2008
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Álvaro Uribe, gobernante colombiano, y sus asesores se enfrentan hasta con miembros de su coalición por la parapolítica; su espíritu beligerante quedó demostrado al retar ante los medios de comunicación a Gustavo Petro, Senador del Polo Democrático Alternativo; León Valencia, de la Corporación Nuevo Arco Iris; y a Iván Cepeda del Movimiento de Víctimas de Estado (MOVICE), tres de sus contradictores, a que digan a quienes repararon y quienes fueron sus amigos, de épocas pretéritas, vinculados con la guerrilla. A su turno, el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo recomendó acabar con los partidos uribistas vinculados con la parapolítica.

Lo que inicialmente era considerado escándalo propio de la costa Caribe colombiana llegó al interior del país y se asentó en el departamento de Antioquia, del que es oriundo el Presidente. En total, hasta la fecha, son 78 congresistas investigados por la Fiscalía General de la Nación por sus posibles nexos con grupos paramilitares. Se trata de 46 Senadores (Cámara alta), y 32 Representantes (Cámara baja). En su mayoría son miembros de partidos o movimientos políticos que apoyaron al Presidente Uribe en sus aspiraciones de llegar al Palacio de Nariño desde la primera oportunidad (elecciones de 2002), y le siguieron acompañando en la reelección (elecciones de 2006).

Según lo ratificó León Valencia, Director de la Corporación Nuevo Arco Iris, los ocho partidos de la coalición gobernante se encuentran cuestionados por la vinculación de todos sus miembros (de 5 de tales agrupaciones) o de algunos de ellos (de las 3 restantes). Los movimientos políticos, en su respectivo orden tal como los mencionamos, son: con la totalidad de sus representantes vinculados a procesos por parapolítica, Convergencia Ciudadana, Movimiento Apertura Liberal, Alas Equipo Colombia, Colombia Viva y Colombia Democrática; con algunos de sus copartidarios involucrados a investigaciones penales por vínculos con miembros de los grupos paramilitares, Partido de Unidad Nacional (conocido como de la U), Partido Conservador colombiano, y Cambio Radical. En la primera elección (2002) los votos que le aportaron estos movimientos al entonces candidato Uribe fueron 1.750.000., y para la reelección el guarismo aumentó a 1.850.000.

Para Valencia, su relación con el Presidente Álvaro Uribe se deterioró a raíz del libro dedicado a la parapolítica, en el que revela todas estas cifras. En el foro denominado: “La crisis del Congreso ¿Cuál es el camino para superarla?”, llevado a cabo en Barranquilla a instancias de la Misión de Observación Electoral (MOE), la Fundación Foro Costa Atlántica, Protransparencia-Atlántico, en asocio con las Universidades del Atlántico, del Norte, y Libre-Seccional, el Investigador León Valencia manifestó: “Al Presidente colombiano y al mundo entero les reconocemos que en el pasado estuvimos relacionados de una u otra manera con personas y organizaciones que mezclaban toda clase de luchas, de lo que en la actualidad nos arrepentimos. Recordamos que, en el tránsito de la violencia del siglo pasado a la vida pacífica nacional que vislumbramos con la Constitución de 1991, nosotros hemos aportado todos nuestros mejores empeños en lograr tal objetivo, de lo que da plena fe el país en general. Así mismo, hemos perdido violentamente por asesinato 27 exitosos dirigentes políticos, entre los que contamos: 2 candidatos presidenciales, 8 parlamentarios, 13 Diputados y 4 Concejales. Además de miles de seguidores”.

Con la situación descrita por el analista político León Valencia, Colombia transitaría por cauces tranquilos si hubiesen sido respetados y protegidos en su integridad física, quienes dejaron de una vez por todas lo que se denomina la combinación de todas las formas de lucha (política y/o armada), en el período previo a la Constitución del 91. El Estado colombiano fue permisivo ante la ola indiscriminada de asesinatos selectivos realizada por fuerzas oscuras que a la postre concluyeron en la tan tristemente célebre parapolítica, mezcla de paramilitares (organizaciones armadas que se tomaban poblaciones enteras en contra de la guerrilla, inicialmente, para luego apropiarse del poder local a toda costa) con políticos locales y regionales que ansiaban perpetuarse en las instancias gubernamentales sin importar los medios para ello.

Autoritarismos regionales vs. Liderazgos nacionales

La Constitución de 1991 transformó el panorama político con la finalidad de afianzar los liderazgos nacionales, lo que desagradó a los denominados dirigentes regionales que se sintieron desplazados con la reforma constitucional fruto del consenso de las diversas tendencias políticas que tuvieron asiento en la Asamblea Nacional Constituyente.

Como quiera que en el gobierno de Andrés Pastrana Arango (1998-2002) se intentara negociar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, guerrillas izquierdistas), los grupos paramilitares (de extrema derecha) buscan fortalecerse y hacerse sentir como fuerzas beligerantes para también ser incluidos en el proceso de negociación. Como quiera que son poco tenidos en cuenta, buscan por todos los medios satisfacer sus necesidades de contar con voceros en todas las instancias del poder político, tanto local, regional y nacional, para lo cual se organizan con tal finalidad, ya sea financiando campañas de candidatos de sus simpatías o impulsando campañas con candidatos propios.

Por otro lado, muchos de los políticos tradicionales afianzados en sus territorios, con tal de continuar gozando de sus prebendas locales y regionales, se alían con aquellos grupos emergentes para mantener su hegemonía electoral. León Valencia, citando al politólogo estadounidense, Edgar Gibson, que dijo: “Cuando se presentan cambios en el centro político en la periferia hay resistencias”, hace una mirada retrospectiva sobre el panorama político y resalta precisamente las resistencias de los políticos afianzados en sus regiones, los llamados “gamonales” y/o “caciques”, que heredan sus curules a familiares cercanos, como si estuviéramos en una monarquía.

Verdad, justicia y reparación a marcha forzada

Tres mil dirigentes políticos imputados por nexos con grupos paramilitares es una cifra altamente preocupante. Si bien el Poder Judicial ha demostrado su independencia para judicializar a quienes posiblemente tengan nexos con el paramilitarismo, para el analista político Valencia es poco lo que han avanzado los procesos judiciales. De las 3.000 imputaciones efectuadas, hasta la fecha, solamente 1.178 han iniciado las versiones libres, y han concluido únicamente 4, siendo de los mandos medios y bajos. De los más encumbrados continúan las indagaciones sin encontrar el final.

De la verdad poco se sabe, y de la reparación aún menos, los paramilitares y los políticos se abstienen, en la mayoría de los casos de hablar con la verdad completa, a duras penas dicen verdades a medias. Por su parte, el gobierno nacional se ha distraído en la disputa con sus contradictores y ha olvidado su obligación de reparar a las víctimas, ya con bienes de los involucrados en desapariciones forzadas, desplazamientos, descuartizamientos y en constreñimiento al elector relacionado con las conductas anteriormente mencionadas, unidas alrededor del concierto para delinquir, o con peculio propio del Estado, tal como lo estipulan las directrices del Derecho Internacional Humanitario.

Partidos uribistas a punto de disolución

Como si esto fuera poco, el Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, según el gobierno por propia iniciativa ha propuesto la disolución de los partidos o movimientos políticos que apoyaron al Presidente Uribe tanto en su elección como en la reelección, a lo que respondieron dirigentes de tales organizaciones políticas con argumentaciones razonables algunas, como las del Partido Conservador, por intermedio de su Presidente Nacional, Senador Efraín Cepeda Sarabia, quien solicita respeto a la tradición de más de un centenar de años de existencia de su colectividad.

Finalmente León Valencia sugiere como salida a la crisis la implementación de una derecha civilista, tal como ya se estructuró la izquierda civilista en el país, y desde estas colectividades construir la nueva política nacional.
- Fabio Monroy Martínez es abogado-Periodista. Presidente Corporación Deberes & Derechos. E. S. A. L.

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/en/node/127465
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