¿Quién lo hubiera pensado? A los presidentes de Colombia, Álvaro Uribe y de Venezuela, Hugo Chávez, los hermanó la historia en la acción humanitaria de la liberación de rehenes: el primero mediante acciones militares de inteligencia; el segundo, con base en la negociación, la política y la diplomacia.

Con toda la pujanza publicitaria, las fuerzas armadas colombianas anunciaron el rescate de la ex candidata presidencial, la francocolombiana Ingrid Betancourt, y otros 14 rehenes que estaban en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC.

La ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y los otros cautivos, después de ser liberados tras seis años de secuestro llegaron a una base militar de Bogota, donde fueron recibidos por sus familiares.

Según informaciones oficiales procedentes de la ciudad capital, Bogotá, los grupos de espionaje o de inteligencia de las agencias correspondientes de Estados Unidos colaboraron en forma sustancial en el rescate de los rehenes.

Desde luego que el mundo está de plácemes ante el rescate ocurrido. En este caso, en que se defiende la integridad de las personas, la vida humana, estamos de acuerdo en que el fin justifica los medios.

Efectivamente, el presidente Hugo Chávez, en momentos muy difíciles y pese a todas las fuerzas en contrario, logró la liberación de varios rehenes, con el beneplácito de toda la sociedad mundial.

Cuando estaba a punto de conseguir la libertad de otros grupo de secuestrados por la guerrilla colombiana, sobrevino aquel acto criminal, por el cual, en base a informaciones de la inteligencia estadounidense, la fuerzas armadas de Colombia, en violación flagrante de la soberanía del Ecuador, ametrallaron mientras dormían a un campamento guerrillero en el que falleció el líder rebelde Raúl Reyes, y entre otros dos estudiantes mexicanos, además de resultar herida la compatriota Lucía Andrea Morett.

Ahora fue diferente, las fuerzas armadas de Colombia, con la ayuda de la inteligencia estadounidense, logran un triunfo indiscutible al liberar a Ingrid Betancourt y a 14 rehenes más.

Por eso mismo, el propio presidente de Venezuela, Hugo Chávez, expresó de inmediato estar "alegre" y "jubiloso" por el rescate de Ingrid Betancourt y parte de los secuestrados que se encontraban en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Son desde luego acciones y tácticas diferentes con un mismo propósito: salvar las vidas de gente inocente; así se escriben estas páginas de la historia que hermanan a Chávez y a Uribe, en actos humanísticos.

- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.