Diputados alemanes piden a Grecia que venda sus islas
03/05/2010
- Opinión
La Unión Europea prestó a Grecia, pero no es regalo y el ajuste será terrible
Grecia ha sido puesta como la “mala de la película” de Europa, por su nivel de deuda y déficit fiscal. Después de seis meses la UE anunció un rescate, que será muy costoso financiera y socialmente.
Los políticos capitalistas europeos están venidos a menos, con Gordon Brown que perdería las próximas elecciones, el energúmeno de Silvio Berlusconi con la popularidad por el suelo, Nicolas Sarkozy desavenido hasta conyugalmente y José Luis Rodríguez Zapatero con la península en contra porque el desempleo trepó al 20 por ciento. Del lote se mantiene dificultosamente a flote Angela Merkel. Su gobierno no es ninguna maravilla pero la locomotora teutona que había entrado al taller ha salido y recuperado algo de su pujanza.
Esas fallas del liderazgo se pusieron otra vez de manifiesto a la hora de decidir qué hacer con Grecia. El gobierno socialdemócrata del primer ministro Yorgos Papandreu está volatilizándose desde el año pasado, bajo el peso de una deuda impagable, de 300.000 millones de euros, y un déficit fiscal del 13,7 por ciento del Producto Bruto Interno.
La deuda helénica es superior al 100 por ciento del producto bruto, una relación que triplica la proporción más adecuada. Y su déficit es cuatro veces superior al tope del 3 por ciento del PBI fijado por los socios europeos en el tratado de Maastricht.
Las autoridades griegas y las de la euro-zona perdieron seis meses preciosos en el diseño de “salvatajes” desechados unos tras otros. Alemania y otros países eran renuentes a esos programas y presionaron un tiempo para que Papandreu buscara su propia salida mediante un nuevo endeudamiento.
Pero ese recurso no tuvo resultados favorables porque a Atenas le prestaban poco y querían cobrarle tasas de interés muy superiores a las de enero pasado. Cada mes la tasa era más alta. Y la percepción general es que el deudor no podría pagar esta nueva ronda de bonos. Eso hizo capotar el plan de arrojar un salvavidas de préstamos de bancos con una ayuda menor de la Unión Europea.
Después hubo otros debates. Alemania no era partidaria de que interviniera el Fondo Monetario Internacional. No por benigna con Grecia, sino porque Merkel creía una mala señal para Alemania y Europa tener que acudir al organismo financiero internacional. La Unión Europea quedaba como incapaz de solucionar sus problemas internos.
En cambio Sarkozy, a raíz de que los bancos franceses (tanto como los germanos) estaban muy comprometidos con un posible default griego, no tenía esos pruritos. París quería que los bomberos llegaran al Partenón antes que un default provocara un incendio en el sur de Europa. De allí quién sabe adónde iban a propagarse las llamas.
El miedo de Sarkozy tiene una base. El 4 de marzo la agencia Prensa Latina reportó que “el 9,5% de la población activa de Francia se encuentra sin empleo, la tasa más elevada en la última década, luego del fuerte incremento del desempleo que sufrió el país europeo en el cuarto trimestre del pasado año”.
Al final triunfó la posición francesa y el Fondo regenteado por Dominique Strauss-Khan será parte del extinguidor a emplear en Atenas. Pero eso no significa que vayan a superar la crisis. El FMI actuó muchas veces como el “bombero loco” que provocaba más incendios en vez de apagarlos…
Lo que dicen van a prestar
Los diarios del lunes 3 pusieron números al “salvataje” griego. El paquete total será de 110.000 millones de euros a entregar en tres años, de los que 80.000 millones pondrán los gobiernos de la Unión y el resto el Fondo Monetario.
La Unión Europea contaba con un fondo de 67.000 millones de dólares para este tipo de contingencias, por lo que –si no se suman nuevos aportes- quedará con el tanque casi vacío si tiene que lidiar con otro frente de fuego. Portugal, Irlanda y España tienen un conjunto de indicadores económicos con números en rojo. A este lote sospechado por las calificadoras de riesgo lo llaman PIGS (por las iniciales de los cuatro países en inglés), que en ese idioma quiere decir “cerdo”. Cualquier connotación despectiva de Standard & Poors, Fitch y otras agencias, no es casualidad.
La “ayuda” no tendrá carácter de regalo. Son préstamos que tienen que ser devueltos con los intereses correspondientes. Y lo que es más grave: obligará a la economía y la política griega a hacer los deberes que decida en Bruselas la Unión Europea. Eso sin olvidar el rol de interventor del Fondo Monetario en los asuntos internos del país, que durará diez años.
Los argentinos, que han sufrido en carne propia los “salvatajes”, así como la inspección y directivas del Fondo condicionantes de la política doméstica, pueden adelantar una opinión crítica de lo que implicará este paquete.
Los datos proporcionados por el premier Papandreu y su ministro de Finanzas, Yorgos Papaconstantinou, fueron reveladores del ajuste que se viene contra los sectores populares. Como definición política, el gobierno admitió tres años de ajustes, con “dolorosos sacrificios” supervisados por el FMI. En línea con esa política están los números: el ajuste sobre el gasto y el empleo público en lo que resta de 2010 alcanzará a los 4.800 millones de euros. Y parte, 30.000 millones de “ahorro” en tres años.
Se congelarán los salarios por todo el trienio y habrá un recorte salarial y de jubilaciones del 8 por ciento. Aumentarán la edad para jubilarse y el beneficio se calculará sobre la base del promedio de toda la vida activa y no sólo con el ingreso (mayor) de los últimos años.
Se nota la mano del Fondo, pues el gobierno decidió aumentar los impuestos al consumo. El IVA, que ya había sido llevado a 21 por ciento, tendrá otro aumento de dos puntos. Sólo cuando el gobierno helénico confirmó su compromiso con este brutal ajuste, la reunión de ministros de Economía de la Unión Europea dio luz al “salvataje”.
Merkel fue impiadosa. Declaró que el ajuste es para cumplir “al pie de la letra”. El 4 de marzo el diario alemán Bild titulaba: “¡Vendan sus islas, griegos quebrados! ¡Y su Acrópolis también!”. Dos diputados lo habían propuesto formalmente.
Culpa repartida y ocultada
Semejantes anuncios fueron tomados como una declaración de guerra por los sindicatos y demás sectores populares en Grecia. Seguramente ellos no fueron los responsables de aquellos desastrosos resultados económicos y financieros, pero igual intentan sacrificarlos en el altar del dios Mercado.
En estos meses hubo protestas y sociales, de maestros, médicos, empleados públicos y de gremios privados. El 1 de mayo se vieron carteles contra los “sacrificios” impuestos a los asalariados y menudearon choques con la policía. Esta semana está anunciado un paro general que tendrá un alto acatamiento. La izquierda griega, que es relativamente fuerte y cuenta con inserción gremial y juvenil, está participando activamente de esta resistencia.
Los coletazos políticos en aquel país confirman la apreciación de que la crisis nacida en 2008 como financiera y bancaria ganaría profundidad económica y política a nivel internacional.
Se dirá que Grecia es sólo un país. Pero ya se vio que hay otros tres en capilla. Y de allí el “salvataje” europeo: no ayudan por solidarios sino por miedo a que Atenas se salga del euro o entre en default, con el contagio que eso supone.
Como dijo un analista de S&P: “si la gente se asusta ante la posibilidad de que Grecia incurra en el impago (de su deuda), se asustará de que puedan incurrir en impago Portugal y luego otros países. Una vez que cunde el pánico, la gente se asusta por todo. Lo vimos tras la bancarrota de Lehman Brothers”.
Aunque los defensores del capitalismo global quieran minimizar el problema, hay que recordar que no sólo los agrupados en PIGS andan flojos de papeles. La tasa de desempleo de la Unión Europea, de 27 socios, fue en marzo pasado del 9,6%: 23 millones de personas sin trabajo.
Hoy se quiere justificar el ajuste en Atenas por su déficit fiscal del 13,7 por ciento del PBI, pero España no le va muy en zaga con el 9,3%. También se bate el parche porque la deuda pública griega es del 100 por ciento del producto, pero Estados Unidos admite que la suya crece veloz y andará por el 77 por ciento del producto en pocos años.
En suma: la crisis capitalista no es una flor exótica de las islas del Egeo sino un fenómeno más general, disimulado en Grecia y EE UU por Goldman Sachs y S&P. Y cuando las crisis estallan, los gobiernos incinerados tratan que sean pagadas por el mundo del trabajo. La economía griega venía mal en 2009 y caerá 4 por ciento este año. De aquí a 2013 será una odisea y Papandreu es un paparulo extraviado; no tiene nada del mítico Ulises, quien conocía bien la ruta de regreso a su Ítaca natal.
https://www.alainet.org/en/node/141139
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