Periodistas o delincuentes?

20/10/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
El asunto viene de lejos. Luego del asesinato de Manuel Buendía (30 de mayo de 1984), el columnista más influyente en su época, hubo consternación, movilizaciones y reclamos al poder político. Una de las líneas de investigación apuntaba a que su crimen obedecía a estar investigando el narcotráfico que entonces ya tenía hondas raíces en muchas partes de la República.
 
La detención y sentencia, años después, de José Antonio Zorrilla Pérez, quien estaba al frente de la policía política (DFS) era algo que relacionaba aquella hipótesis del tráfico de estupefacientes con el homicidio del autor de Red Privada. Ello porque Zorrilla había extendido credenciales de la Federal de Seguridad a barones de la droga, como Rafael Caro Quintero y Don Neto (Carrillo), a través de subordinados, comandantes de la Policía Judicial.
 
 A pesar de la sentencia a Zorrilla, nada se investigó de fondo entre la relación policía-narcos, a pesar de ciertas detenciones de algunos notables comanches, no obstante que en los medios se insistió en el asunto. La prensa, entonces y ahora más, es ignorada por los de arriba.
 
Lo importante es que se desató un reclamo de periodistas por el aumento de compañeros asesinados en todas partes. Pero ante las reclamaciones, los funcionarios de la PGR y Gobernación reiteraban cual loros desentonados: “Su amigo murió en un pleito de cantina” o “Fue un crimen pasional”, entre otros estribillos. Y la conclusion. “Dejemos las cosas así para no desprestigiar más al gremio de informadores”.
 
    Esto viene a cuento por la respuesta de Alejandro Poiré, el vocero de seguridad del Ejecutivo por el reto de El Diario de Ciudad Juárez. Ante los reclamos para que investiguen el homicidio de dos compañeros: Armando Rodríguez, El choco, en noviembre de 2008, y el de Luis Carlos Santiago, el 16 de septiembre pasado, la respuesta oficial es que en el segundo asunto ha sido por motivos personales y no de índole profesional.
 
    Nuevamente se ve en el gremio a unos individuos irresponsables, que andan tras las prebendas, que buscan la disipación a cada instante, que se dedican a todos menos a investigar y proveer información. Algo que debemos combatir los tecleadores, a riesgo de seguir dando esa imagen ante la sociedad. Y nadie podría estirar la mano al fuego por todos los de esta profesión, sobre todo luego que el chisme priva en lugar del análisis y hay abusos en muchos de ellos, pero la descalificación gubernamental es insultante y perniciosa.
 
    En un editorial fuera de serie el 19 de septiembre, El Diario señala: “Ustedes (los malosos) son, en estos momentos, las autoridades de facto en esta ciudad (Juárez), porque los mandos instituidos legalmente no han podido hacer nada para impedir que nuestros compañeros sigan cayendo, a pesar que reiteradamente se los hemos exigido”.
 
    Frente a eso, el mencionado Poiré señala que nadie debe pactar con las bandas de maleantes. Tal vez sea así, aunque hay decenas de ejemplos que desmienten a este académico tan poco agudo. Pero eso se pregona cuando hay estado de derecho. Algo inexistente en Chihuahua hace tiempo. Llevado al límite por José Reyes Baeza, quien no gobierna ni a sus cercanos.
 
    Hace tiempo, sobre todo desde el sexenio de Francisco Barrio, hoy embajador en Canadá por miedo a seguir en el país, se fueron al alza los feminicidios. Luego el narco se hizo presente con mayor fuerza y la masacre de jóvenes en Villas de Salvárcar es recordada. Hay muchas otros episodios negros, pero la población ya no sale después de las ocho de la noche en Ciudad Juárez y el periodismo está en peligro. ¿Qué hacer ante la fallida llegada del Ejército y la nula acción de la Policía Federal?
 
    El caso es grave y tienen razón los compañeros de El Diario. Tanto que el NYT dio cuenta de ello hace días, ignorando la versión oficial. Pero además, Carlos Lauría, de la Comisión de Protección a Periodistas y miembros de la SIP afirman que estamos ante una crisis nacional que está afectando a los periodistas y a la sociedad mexicana en su conjunto, amén de restringir el “derecho de la sociedad para estar informada”.
 
    Hay un fiscal especial en la PGR encargado de asuntos de periodistas, Gustavo Salas. Éste no ha abierto investigación alguna respecto de los 68 asesinados y 11 desaparecidos, no recibe a ninguna organización de defensa de periodistas y no proporciona ni siquiera boletines oficiales; percibe, eso sí, 162 mil pesos al mes. Esto muestra, claramente, el interés de una administración por los asuntos de “los borrachos” y “mujeriegos” reporteros.
 
    Hemos llegado, es necesario decirlo, al nivel de incompetencia máximo en este y otros asuntos. Frente a ello, como es natural, la frase “al ladrón”, es para desviar la atención que merece el ejercicio de la prensa. Algo que impide, en los hechos, que la democracia pueda ser una realidad, pues sin información verídica y plural, no hay desarrollo social.
 
    Es cierto, como dice en su libro, Matar a un periodista, el canadiense Terry Gould: “los periodistas representan el derecho de la gente a saber lo que hacen los personajes públicos, desenmascarar la delincuencia cuando la policía se niega a perseguir (o forma parte de ella) y ayudan a los ciudadanos a conocer y comprender”. Y añade el autor: de 800 informadores asesinados desde 1992 en el orbe --la mayoría   eran parte de sus comunidades--, el 95 por ciento de los homicidios está impune.
 
    En la lista, México ocupa el segundo lugar mundial: ¡por fin una medalla de plata! Y ante ello las autoridades se quejan de la prensa, sugieren que están ligados al narcotráfico, le reclaman su proceder y deslizan las teorías más absurdas y calumniosas. No se vale.
 
Felipe Calderón, constantemente, pide unidad y pactos. ¿Cómo realizarlo con un Ejecutivo que lejos de investigar se queja; que en lugar de propiciar la libertad la restringe en los hechos?
 
Los medios tradicionales están en crisis por muchas razones, entre ellos la recesión económica brutal que padecemos y el ataque de los narcos. Por eso las redes sociales se abren paso cada vez más. Esto último es algo imparable. ¿Se entenderá?
 
Forum 204. Octubre de 2010. www.forumenlinea.com
https://www.alainet.org/en/node/144990

Del mismo autor

Subscribe to America Latina en Movimiento - RSS