El primer año

22/01/2011
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Pareciera que fue ayer cuando el 22 de enero de 2010, en Tihuanacu, se desarrollaba un ceremonial de trascendencia internacional, la vieja república, aquella creada al calor de las oligarquías del siglo XIX terminaba un ciclo y nacía un nuevo modelo de Estado y por lo tanto de democracia.
 
Una mirada a la significación de lo ocurrido, nos muestra que en Bolivia se consolidaba un cambio a todas luces largamente esperado.
 
El proceso no había sido rápido, el pueblo boliviano tuvo que pasar por muchas experiencias por demás amargas para al final llegar a la conclusión de que no había posibilidad de bienestar bajo el sistema capitalista neoliberal. que acentuaba la dependencia y la pobreza. Por cierto, el modelo neoliberalismo dio la mejor lección de su inviabilidad al jugar persistentemente con el voto de la población boliviana.
 
Nunca como en los tristes 25 años de neoliberalismo las bolivianas y bolivianos había hecho tantas apuestas fallidas en busca de sus derechos; nunca como en esos años había visto, cada cuatro años, desaparecer las ilusiones de la gente.
 
Llegó el cambio el 2006 y en cuatro laboriosos años se sentaron las bases del cambio, fueron cuatro años marcados por la guerra declarada de los resabios coloniales y la preparación de las bases ideológicas y políticas del naciente sistema inclusivo.
 
Lo más importante fue que ese proceso fue llevado adelante mediante la participación ciudadana en forma pacífica hasta el sacrificio, como fue el caso de los abusos colonialistas dee cierta élite sucrense con los asambleístas que diseñaban el nuevo Estado y culminó con el mayor ejemplo de estupidez colectiva como fue la humillación de pacíficos campesinos en manos de hordas nazis de la agonizante república.
 
Llegó el momento en que la Patria, es decir los bolivianos y bolivianas, definimos democráticamente el tipo de país que deseamos: queremos un Estado Plurinacional.
 
De hecho esta fue una decisión mayoritaria, no fue impuesta desde arriba y menos construida entre las minorías dominantes como en la república liberal.
 
Hace un año, ante el mundo sorprendido por los cambios que Bolivia realizaba en busca de su identidad como país, se inauguraba un nuevo modelo de administración mediante el Estado plurinacional, autonómico y comunitario sustentado además en un Constitución Política del Estado aprobada por el voto del pueblo, algo inédito. Se acababa la vieja república que durante más de un siglo y medio había construido la riqueza y alegría de unos pocos a costa de la pobreza y frustración de las mayorías, especialmente indígenas y campesinas. Hace un año, el presidente Evo Morales Ayma, desde la escalinata de Kalasasaya llamaba a la defensa de la Madre Tierra se a estar de pie, nunca de rodillas frente al capitalismo.
 
Hace un año puso en alto las virtudes andinas que deben guiar al naciente Estado Plurinacional, no ser flojo, no ser ladrón y no ser mentiroso. Es tiempo de análisis sobre lo logrado y lo que no se alcanzó, tarea difícil para un gabinete que debe practicar con rigidez la crítica y la autocrítica. Se debe asumir en la práctica el concepto de trasnparente de gobernar obedeciendo. De hecho, la principal promesa de Evo Morales se ha cumplido, ha defendido con energía los derechos de la Madre Tierra, ha desenmascarado al capitalismo en Copenhague, ha construido una propuesta social en Tiquipaya y en Cancún, con una dignidad y entereza jamás vista en la diplomacia boliviana, no se ha arrodillado ante el imperio predador.
 
La salud avanza
 
Mucho se ha hecho en el sector salud para mayor beneficio de la población; sin embargo, en esta ocasión sólo podremos señalar tres de los principales elementos: el bono Juana Azurduy, la Misión Moto Méndez y la propuesta de Sistema Único de Salud (SUS).
 
Durante décadas se habían creado proyectos para lograr que las mujeres de sectores populares acudieran a los servicios de salud y así disminuir los escandalosos índices de mortalidad materno infantil. Ninguno pudo alcanzar el objetivo debido a que se hacían mediante estrategias de comunicación elaboradas desde los cómodos escritorios de alguna ONG o del Estado apoyado por agencias de cooperación que dictaban políticas.
 
Hoy, con el proceso de cambio y la recuperación de nuestras riquezas para el beneficio de los bolivianos, el bono Juana Azurduy ha logrado que las mujeres gestantes y sus hijos hasta los dos años acudan a los centros de salud para mejorar la mayoría de los indicadores de salud, como controles prenatales, partos institucionales, controles posparto y controles de crecimiento y desarrollo integral del niño.
 
La misión Moto Méndez, que se ha desarrollado con la solidaridad de Cuba y Venezuela, como acción de internacionalismo revolucionario, ha levantado un censo total de las personas con discapacidades y necesidades especiales. Este recuento permitirá al Estado Plurinacional tomar decisiones tanto para la prevención de discapacidades en el momento del parto y otras propuestas que se plasmarán en la segunda fase de la Misión Moto Méndez.
 
De seguro, el proyecto de Sistema Único de Salud (SUS) es la mejor forma de satisfacer una necesidad sentida de la población boliviana, la democratización de la salud en un país donde su acceso, hasta el año 2006, era un privilegio de minorías, y ahora se abren los caminos para que sea un derecho humano.
 
Una ley de futuro
 
Una de las primeras medidas del neoliberalismo triunfante en los años 90 fue diseñar una educación acorde a sus intereses y sueños de país de pocos y para pocos. Como no podía ser de otra manera, la primera medida del Estado Plurinacional en su primer año es diseñar una educación acorde a su filosofía, de todos y para todos. Así se hizo realidad la Ley de Educación Avelino Siñani-Elizardo Pérez.
 
La nueva norma posibilitará una educación dividida en subsistemas que van desde el nacimiento hasta la tercera edad; una educación que dura toda la vida. Otro cambio político e ideológico es que desarrolla una educación descolonizadora, liberadora, revolucionaria, antiimperialista y despatriarcalizadora.
 
Cambios fundamentales para una revolución integral destinada a construir un país digno y soberano, liberándonos del yugo invisible que nos seguía atando a las visiones colonialistas que ponían como punto central del universo humano al blanco, masculino y en edad reproductiva, una visión patriarcal cuyo paradigma es la cultura occidental del hemisferio norte, negadora de las posibilidades liberadoras desde la identidad del oprimido. 
 
Algo importante de destacar es su relación de respeto con la naturaleza, lo que implica una propuesta decidida por la vida sin descuidar lo científico, tecnológico y productivo. En el marco de la pluralidad, garantiza el total respeto por la educación privada, por supuesto sin aceptar que se convierta en abuso mercantilista.
 
Desde la otra arista de los problemas educativos, el Gobierno, que lleva adelante el ansiado cambio, ha buscado la mejor forma de disminuir la deserción escolar que azotaba a la vieja República. Una vez más son los recursos naturales recuperados de las manos explotadoras de la economía los que permiten optar por una solución concreta y estudiada, el bono Juancito Pinto, que ha reducido a la mitad la deserción de 2005.
 
Bolivia en Cancún
 
La Cumbre sobre el Cambio Climático realizada en Copenhague en diciembre de 2009 se constituyó en un ejemplo de cómo el grupo de países ricos trataba de manipular a las Naciones Unidas para lograr sus fines contrarios a la preservación de la vida que sostiene nuestro planeta sobreexplotado y dañado por las ambiciones de riqueza capitalistas.
 
Ante el evidente fracaso de esta conferencia, el presidente Evo Morales, tomó la bandera de la lucha mundial por la Madre Tierra y la vida del planeta. La cita fue en abril en la localidad de Tiquipaya, evento en que se reunieron los pueblos y sus organizaciones de todo el mundo para dar su opinión sobre los efectos del cambio climático y luchar por los derechos de la Madre Naturaleza. 
 
Las conclusiones de tan extraordinario evento, que marca un antes y un después en la lucha por la defensa de la preservación del planeta, fueron preparadas para ser llevadas a la Cumbre de Cancún, nueva cita después de Copenhague. Como no podía ser de otra manera, el encargado de llevar la propuesta a Naciones Unidas fue el presidente Evo Morales.
 
Pese a las maniobras diplomáticas de los países ricos y contaminantes, la diplomacia de los pueblos presionó para que las resoluciones de Tiquipaya entren en la agenda de la nueva cumbre.
 
Llegado el momento, los países ricos desplegaron sus mayores armas de presión y chantaje para frenar a Bolivia. Por primera vez en su historia diplomática, el país estaba en el centro de la tormenta por su firme convicción. El resultado del evento fue contrario al planeta y los pueblos, Hillary Clinton expresó con orgullo indisimulado que el Acuerdo de Cancún era el perfeccionamiento de Copenhague. Un solo país mostró su dignidad ante el mundo: Bolivia.
 
Como expresó el embajador ante la ONU en una entrevista con Cambio, si hubiera habido por lo menos una propuesta de seguir discutiendo hubiéramos aceptado, pero lo que ocurrió fue un total y peligroso retroceso que anula lo logrando en el Protocolo de Kioto. Bolivia nunca va a aceptar eso.
 
Trabajo digno
 
En el proceso de cambio, los jóvenes son considerados una población a la que se debe tomar en serio, lo que implica ver a la juventud con todas sus potencialidades y funciones que en los hechos asume desde hace años en el conjunto social boliviano.
 
Las políticas del Estado plurinacional destinadas a los jóvenes reafirman la aseveración que hoy hacemos: por primera vez en la historia los jóvenes tienen un programa que ya su nombre lo indica: Mi primer empleo digno.
 
Antes los y las jóvenes eran objeto de abuso laboral por parte de abusivos empleadores de todas las clases sociales, los que por las visiones patriarcales capitalistas consideran que los jóvenes son personas aún en formación y por lo tanto carentes de plenos derechos.
 
El programa no sólo capacita a esta población en temas laborales y que generen confianza a los potenciales empleadores, sino que también los prepara para el desarrollo de microempresas y cooperativas.
 
Mención especial merece la inclusión de personas con alguna discapacidad para que participen en este programa pensado en uno de los grupos más discriminados por la sociedad liberal.
 
El programa también impulsa el registro de los emprendimientos económicos de los y las jóvenes, así como sus características, lo que permitirá tomar decisiones oportunas para el desarrollo laboral de una población necesitada y otrora considerada como un grupo secundario pasible del abuso patriarcal.
El mundo perdió, los niños de hoy y mañana perdieron, el único que no perdió es Bolivia, porque la razón le asiste, y con ella el reconocimiento de los hombres y mujeres conscientes de la vida. Por supuesto también tiene el reconocimiento de los pueblos indígenas y las organizaciones sociales del mundo.
 
- Diario Cambio-
 
https://www.alainet.org/en/node/146997
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