Cable submarino de fibra óptica

Percy Francisco Alvarado Godoy

22/02/2011

Opinión

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La conexión entre Cuba y Venezuela de un cable de fibra óptica, denominado ALBA 1, destinado a elevar la capacidad tecnológica de las comunicaciones en la Isla, tuvo sus inicios el 21 de enero de 2011 y culminó en Santiago de Cuba, desde donde se extendió hacia Jamaica. Dicho cable cuenta con alrededor de mil 860 kilómetros de extensión, abriendo paso a un proceso de trabajo en tierra que se extenderá hasta abril próximo. Tal inversión en el campo de las telecomunicaciones culminará en julio próximo.

Desde el punto de vista técnico económico, este cable tendrá una vida útil de 25 años y posibilitará un incremento 3,000 veces la velocidad de conexión a Internet dentro de Cuba (640 gigabytes por segundo), con un costo de un poco más de 72 millones de dólares. Se prevé, posteriormente, una extensión de la inversión para redirigirlo hacia Haití y República Dominicana.

El ejecutor del proceso de tendido en el fondo marino ha sido la compañía francesa Alcatel-Lucent. También ha participado en esta inversión la República Popular China.

Si bien es cierto que esta nueva conexión beneficiará a las telecomunicaciones dentro de Cuba, no resolverá necesariamente el acceso masivo a Internet en la Isla, donde actualmente existen alrededor de más de un millón y medio de usuarios, empleando un sistema satelital, lento y costoso, como consecuencia de la política de bloqueo mantenida por Estados Unidos contra la Isla. Aunque Obama autorizó en el 2009 a varias empresas estadounidenses para desarrollar proyectos de conexión mediante fibra óptica dentro de Cuba, esta política ha estado limitada por la presión de grupos de poder de la ultraderecha en el Congreso, logrando hasta el momento solo una empresa, TeleCuba, radicada en Miami, ha logrado obtener permisos del Departamento del Tesoro para llevar a cabo sus proyectos de conexión.

En Cuba existe una amplia expectativa sobre si este proyecto cubano – venezolano permitirá ampliar los servicios de Internet para la población, teniendo en cuenta que tan solamente el 2,9% de los mismos tuvo acceso a la web en el último año, usando un servicio de conexión sumamente costoso y que limita su acceso a las personas naturales. Cuba, sin embargo, ha empleado hasta ahora el empleo de Intranets para mantener la labor informativa a la población y, particularmente, enfrentar los asedios mediáticos de una descomunal guerra ideológica, implementada desde el exterior, contra esa nación. El gobierno cubano, por su parte, ha declarado que la solución del acceso a Internet será un problema a resolver a mediano y largo plazo, en dependencia de que cambie la política norteamericana de restricciones en la esfera de las comunicaciones y se le permita acceder a los numerosos cables submarinos que rodean prácticamente la Isla.

Lo cierto es que Cuba, intentando salir de los impactos de la crisis económica internacional y el mantenimiento de un férreo y criminal bloqueo por parte de Estados Unidos, así como de la erradicación de problemas acumulados que afectan a su población a lo largo de 52 años, enfrenta otros retos más importantes que la masificación de la Internet. El uso de los exiguos recursos económicos a su disposición, y de los que irán apareciendo posteriormente como resultados de la implementación de la nueva política económica y social a analizarse en el próximo VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, serán destinados a fortalecer una nueva concepción dirigida a mantener un socialismo cubano que preserve los logros sociales alcanzados hasta el momento, resolver los problemas alimentarios urgentes, hacer más eficiente su economía y disminuir la enorme carga que representan las importaciones en la actualidad.

Este paso, sin embargo, no deja de ser esperanzador, pues representa un acto de soberanía en el campo de las telecomunicaciones cuyo monopolio lo ejercen las grandes transnacionales de la comunicación.

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