Supracapitalismo e ingobernabilidad global (II)
11/04/2011
- Opinión
(…) “Coincide con la anécdota, posiblemente apócrifa, de Mao que cuando le preguntaron por la Revolución Francesa contestó que “era muy pronto para opinar”.
(“La Gran Muralla”: Leonardo Moledo; El Nuevo Diario, Nicaragua, 02/07/2004)
Se dijo en la primera parte de este artículo, que poco a poco está cobrando fuerza entre los más lúcidos analistas la idea central acerca de la actual desintegración del mundo hecho a imagen y semejanza de Occidente, y la emergencia de un nuevo orden mundial, ello como parte de un macro proceso de transición civilizacional, que en sus efectos colaterales va generando por los cuatro puntos cardinales del planeta todo tipo de inestabilidad política, violencia y malestar social.
Pero, ¿es demasiado pronto para opinar? Si adoptáramos la prudencia analítica acreditada líneas arriba a Mao, nos veríamos tentados a decir con él, que es demasiado pronto para emitir juicios concluyentes respecto a esta transición histórica por la que recién empezamos a caminar, y quizá diríamos que es un tanto imprudente hablar de las características de la nueva criatura cuando esta apenas se encuentra en los trances del parto.
Aun así, la urgencia de conocer a fondo el fenómeno y de poder definir líneas de actuación individual y colectiva para poder sobrevivir a esta gigantesca turbulencia, nos obliga a afinar el uso de nuestras mejores herramientas científicas para hacer luz en la oscura complejidad del fenómeno.
A tono con lo anterior, vale la pena subrayar el trascendental papel que siguen jugando las tendencias económicas en los procesos históricos, y bajo esa premisa de perenne actualidad (1), puntualizar que en la presente transición destacan dos procesos singulares: el primero, la agudización de las contradicciones antagónicas del sistema-mundo capitalista, y segundo, la profundización y extensión de la financiarización, un fenómeno concomitante derivado de manera directa del anterior, y que en el actual período del capitalismo maduro del siglo XXI, ha pasado de ser una consecuencia secundaria hasta convertirse ahora en un rasgo central en este sistema.
En cuanto al primer proceso (la agudización de las contradicciones antagónicas al interior del sistema capitalista), conviene señalar la profundización acelerada del problema de la sobreproducción, en su triple aspecto: de capitales, de mercancías y de población.
El primer tipo de sobreproducción (de capitales), conduce a la autofagia (capitales devorando capitales), un fenómeno permanente en la evolución histórica del capitalismo, pero que desde el estallido de la crisis global en septiembre del año 2007, se viene acelerando con las numerosas quiebras y reabsorciones de centenares de entidades financieras e industriales de regular tamaño, devoradas por entidades y firmas poderosas que aprovechan el río revuelto de la crisis (2).
Aun en tiempos normales el efecto que ejerce sobre el empleo esta autofagia expresada en fusiones es mortal. Se duplican los daños cuando esto ocurre en tiempos turbulentos. Por ejemplo, cuando estalló la presente crisis, The Detroit News informo que la gigante General Motors solicitó al gobierno estadounidense un préstamo por US $ 10 mil millones de dólares, con el fin de adquirir las acciones de su competidora Chrysler (una forma de sobrevivir a la abrupta caída en las ventas debido a la recesión del 2008). El dinero requerido era para pagar los pasivos laborales de unos 40 mil trabajadores que serían lanzados a la calle con el cierre de numerosas plantas en ambas compañías (3).
El segundo tipo de sobreproducción (de mercancías), se produce como efecto directo e inmediato cada vez que estalla una crisis económica. Ella desacelera el crecimiento y por ende el consumo, provocando una saturación de mercancías-especialmente manufacturas-, estancando los stocks o inventarios de las empresas, lo cual provoca a su vez, rebotes de impacto negativo sobre las finanzas, la industria, el comercio, agricultura, transporte etcétera (4).
El tercer tipo de sobreproducción (de población), hace que en numerosos países de la periferia capitalista, el crecimiento poblacional corra parejo al crecimiento del PIB, e incluso, en algunos países, el crecimiento demográfico anual se “coma” al crecimiento económico, impactando de manera negativa el mercado laboral (5).
Casi resulta innecesario decir que los tres tipos de sobreproducción arriba señalados, provocan malestar e ingobernabilidad política, económica y social, incrementando geométricamente las cifras de desempleo, carestía de la vida y las estadísticas de actividad delincuencial.
A su vez – y con esto nos aproximamos al segundo proceso singular citado al inicio, relacionado con la llamada financiarización de la economía-, esta crisis de sobreproducción provoca una drástica caída en la tasa media de ganancia, un problema que ya Marx estudió en momentos en los cuales el capitalismo se encontraba en su primera fase de auge industrialista, llevándolo a formular su famosa “Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia” (6).
Este problema crónico y estructural que aqueja al sistema capitalista es cada vez más frecuente y cada vez más violento, y tiene como una de sus consecuencias directas y funestas, el de provocar que el proceso de reproducción de capital (y en particular, la reproducción ampliada), se lleve a cabo cada vez más fuera de los procesos productivos, en la búsqueda cada vez más afanada por parte de los capitalistas, de obtener tasas de rendimiento y ganancia más altas, para lo cual se apertrechan preferentemente en la esfera financiera y bursátil, en donde, debido a su propia naturaleza altamente especulativa ( y debido a que sus ciclos de reproducción y de retorno son mucho más acelerados, desregulados y aparentemente de menor riesgo), las tasas de ganancia allí son mucho más altas que en la industria, agricultura, el comercio en general y otras áreas de la economía.
Sobra decir que esta creciente finaciarización de la economía ejerce efectos devastadores sobre el empleo y sobre el mercado en general, razón por la cual no está demás recordar que el supracapitalismo es realmente un enemigo a muerte del mercado y de las clases trabajadoras urbanas y rurales.
Por otra parte, demostrar con argumentos sólidos que los elevados niveles de financiarización que actualmente experimenta el sistema capitalista del siglo XXI, es el rostro identitario de la fase senil y decrépita por la que actualmente atraviesa este sistema económico, no es algo muy difícil. De ello me ocuparé en la tercera parte de este artículo.
Notas:
1-Esta premisa es de origen marxista y hace muchas décadas fue replanteada por Sweezy en los siguientes términos: “Los sistemas sociales, como los individuos, recorren un ciclo de vida y abandonan la escena cuando “de formas de desarrollo de las fuerzas productivas…se convierten en sus trabas” (“Teoría del Desarrollo Capitalista”: Paul M. Sweezy; Fondo de Cultura Económica, México, 1945, pp. 13-50).
2- Una argumentación extensa, sencilla y detallada de este problema puede leerse en; “El Capitalismo contemporáneo y el debate sobre la alternativa; contribución de la representación del Partido Comunista Cubano –PCC- al debate del documento central a ser presentado en el IX Encuentro del Foro de Sao Paulo; Managua, Nicaragua, del 19 al 21 de febrero, 2000.
3- “Aceleran negociaciones GM y Chrysler; se espera acuerdo para la próxima semana”: RedaccionT21.com/20/10/2008.
4- Aunque en términos históricos este problema de la sobreproducción de mercancías ha sido ampliamente discutido, no siempre hay consenso sobre su naturaleza real. Por ejemplo, algunos analistas económicos argumentan que si bien es cierto que hay una sobresaturación de mercancías, el problema no estriba en que estas no se vendan en cantidades suficientes, sino más bien que las ganancias de los capitalistas decrecen debido al estancamiento en los precios de las mismas. Este argumento tiene algo de cierto, particularmente en lo relativo a los productos manufacturados del área tecnológica, que debido a su acelerada masificación sus precios tienden a la baja, aunque también es cierto que el “tiempo de vida” de los productos tecnológicos (en especial en el área de la comunicación e información), es cada vez más corto, lo cual hace que en tiempos normales haya una constante demanda de productos de nueva generación. Más detalles sobre esta discusión específica pueden leerse en; “La crisis financiera: raíces, razones, perspectivas”; P. Nakatami y R. Herrera; http://www.observatoriodelacrisis.org/2009/03/la-crisis-financiera-raices_vir_-razones_vir_-perspectivas/
5- Para el caso de América Latina, un aspecto importante de este problema fue analizado con bastante rigor científico por Raúl Prebisch. Entre otros argumentos, él sostenía que una de las razones que explican el desempleo crónico en Latinoamérica, se relacionan con la tendencia de los capitales de inversión (especialmente los capitales extranjeros), a integrarse preferencialmente a los sectores más dinámicos de la economía, en particular, al sector financiero y bancario, el cual por su propia naturaleza, absorbe poca fuerza laboral, dejando así al grueso de la creciente población en edad de trabajar, sin posibilidad alguna de incorporarse a la población económicamente activa. Más detalles al respecto pueden leerse en el ensayo de asombrosa vigencia; “La Periferia Latinoamericana en el Sistema Global del Capitalismo”, publicado por la CEPAL, en 1982.
6- Al respecto, Saúl Osorio Paz (ex –rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC-), escribía lo siguiente: “Enfoques recientes sostienen que la raíz de la actual crisis, resultado de muchos acontecimientos, es fundamentalmente un proceso secular (de largo plazo), de caída en la rentabilidad (ganancias del capital) por un exceso de capacidad productiva y la subsecuente sobreproducción manufacturera. (…) Desde otro punto de vista, esto significa dificultades para lograr la tasa de explotación y ganancia anheladas” (“¿Se prolongara la crisis estadounidense?”: S. Osorio Paz; El Periódico, 26/05/2001, p. 10). Sobre este problema específico y de carácter estructural que afecta al sistema capitalista (muy vinculado a consecuencias negativas producto de cambios en la composición orgánica del capital en busca de mayor rentabilidad), pueden leerse diversos artículos, tales como; “Las crisis capitalistas”: http://www.nodo50.org/gpm/crisis/05.htm
- Sergio Barrios Escalante es Científico Social e investigador. Escritor y ensayista. Publica la revista virtual mensual Raf-Tulum.
https://www.alainet.org/en/node/148944
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