Queda mucho camino por recorrer

26/10/2011
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Los cánticos y contenida alegría de miles de argentinos, recibieron las sentencias condenatorias de 16 represores juzgados en la "Causa ESMA" ( Escuela de Mecánica de la Armada ). Se trata de una primera tanda integrada por los principales responsables de los secuestros, torturas y asesinatos de miles de ciudadanos durante la dictadura militar, entre ellos personajes como Alfredo Astiz, entonces joven oficial de marina que se inflitró entre las madres que comenzaban a movilizarse en la búsqueda de sus hijos desaparecidos. El fue responsable del secuestro y posterior asesinato de Azucena Villaflor, fundadora de la Asociación de Madres, y de las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, secuestradas y asesinadas por los grupos operativos.
 
La conversión de esa escuela militar de la armada en un centro de torturas y aniquilamiento de los activistas populares en los años setenta ( obreros, delegados sindicales, estudiantes, periodistas, profesores, sacerdotes, profesionales, etc. ) tuvo como principal responsable al ex almirante Emilio Eduardo Massera ( fallecido el año pasado).
 
El informe "Nunca Más" de la Conadep, describió que la ESMA "no solo era un centro clandestino de detención donde se aplicaban tormentos, sino que funcionaba como el eje operativo de una compleja organización que incluso posiblemente pretendió ocultar con el exterminio de sus víctimas los delitos que cometía".
 
Por ese centro pasaron unos 5.000 detenidos entre 1976 y 1979 y se estima que el 90 por ciento de ellos no salieron con vida. La ESMA no solamente fue un centro de tortura y exterminio. También en una especie de "maternidad clandestina" nacieron bebés de las mujeres secuestradas, que luego fueron entregados de forma ilegal a familias de militares o próximas a ellos. También allí, se depositaba el botín de electrodomésticos, muebles y diversos valores saqueados de los domicilios allanados clandestinamente por los grupos de tareas. Massera y sus oficiales decidían quienes de los cautivos podían seguir vivos y quienes tenían que ser asesinados. En tal caso, adormecidos con somníferos eran llevados a los denominados "vuelos de la muerte" a bordo de aviones navales. Desde allí eran lanzados al mar, con la intención de no dejar ningún rastro de su macabra tarea.
 
    ...35 años después....
 
El tribunal llegó a las sentencias tras dos años de juicio oral, pruebas, testimonios y también "chicanas" de los defensores que trataron de trabar o enredar el proceso. Transcurrieron más de 35 años de los hechos delictivos. Doce de los procesados fueron hallados responsables de los crímenes y delitos que se les imputaban y fueron condenados a cadena perpetua, la máxima pena que permite la legislación argentina. Ellos son los oficiales de la armada Alfredo Astiz, Jorge Acosta, Ricardo Cavallo, Jorge Radice, Adolfo Donda, Alberto Eduardo González, Oscar Antonio Montes, Antonio Pernías, Néstor Savio, y Raúl Enrique Scheller; el mayor del ejército Julio César Coronel y el oficial retirado de la Policía Federal Ernesto Weber, este último señalado como responsable del asesinato del escritor Rodolfo Walsh. A 25 años, Juan Carlos Fotea, sargento retirado de la Policía Federal y el contraalmirante retirado Manuel García Tallada. A 20 años, Carlos Capdevilla, médico y oficial de marina y a 18 años Juan Antonio Azic, suboficial principal retirado de la Prefectura Naval. Todos ellos integraron las denominadas "Fuerzas de tareas" y en el caso de Weber, oficial de la P.Federal, se lo sindica como "instructor" en el uso de la picana eléctrica para las torturas de los secuestrados. Fueron absueltos los oficiales de marina Pablo García Velazco y Juan Carlos Rolón, que continuarán detenidos porque tienen otros procesos pendientes. Estas sentencias no son el final de las investigaciones judiciales sobre la ESMA. El juzgado federal a cargo de Sergio Torres sigue investigando otros hechos ( los "vuelos de la muerte" o el robo sistemático de bienes de los domicilios de los secuestrados). Un hecho destacable es que el tribunal formuló un pedido para que la Corte Suprema de Justicia de la Nación promueva ante los organismos de Justicia Internacional la inclusión de la figura del perseguido político en el delito internacional de genocidio.
 
El exterior del edificio de tribunales, fue el espacio donde se agruparon miles de ciudadanos a esperar entre cánticos y consignas el fallo de la "mega-causa". Hubo impaciencia, porque el anuncio se demoró casi dos horas sobre la hora inicialmente prevista. Pero luego estalló la alegría y los abrazos. Otros, con serenidad, dejaban correr su llanto, pero con la certeza de que se cerraba una larga espera de más de 35 años. Emoción, mucha emoción por el final de tanta angustia y esperanza contenidas.
 
Una de las anécdotas que sintetiza el carácter histórico de la jornada que ayer vivió Argentina, lo constituye la imagen de Lilia Ferreyra, que llegó a la sala de los Tribunales donde se leerían las sentencias guardando en su cartera el original de la Carta abierta a la Junta Militar que escribió y circuló horas antes de su secuestro y asesinato su compañero Rodolfo Walsh. En ese texto, el escritor denunciaba las tropelías de la Junta a un año exacto del golpe. Lilia describía que las sentencias eran una respuesta tardía al alegato contra los represores que Walsh escribió hace 34 años. Tiene razón.
 
 El Plan golpista no se hizo en los cuarteles
 
Celebremos las sentencias porque son la aplicación de una justicia postergada. Y porque en sus fundamentos reconoce la responsabilidad de los cargos que durante años gran parte del pueblo argentino formuló contra los ejecutores del plan golpista del 24 de marzo de 1976. Pero seamos conscientes que ese plan de exterminio y las posteriores decisiones políticas, sociales y económicas no fueron producto de una conspiración cuartelera.
 
 No olvidemos nunca que ese zarpazo criminal fue la playa de desembarco de los que querían romper el tejido social, trocear el país, desmantelar su capacidad productiva, y fundamentalmente acallar cualquier disidencia con el proyecto necolonizador que querían imponer. La inspiración golpista surgió de alfombrados despachos, donde se planificó como anular la resistencia popular. De esas cavernas salió la consigna de utilizar todo tipo de violencia, ignorar leyes y normas, pisotear principios éticos y religiosos, y desplegar una serie de argumentos falaces para autojustificar la violación sistemática de los derechos humanos y sociales de los argentinos. Sus artífices no utilizaban uniforme, porque eran empresarios, industriales o rurales, capataces de transnacionales, dueños de medios de comunicación, directivos de corporaciones financieras y bancarias, sin olvidar la implicación de gran parte de la jerarquía de la Iglesia Católica argentina. En definitiva los herederos de la vieja oligarquía argentina con sus modernas variantes ligadas a los intereses del capitalismo internacional y dependientes de los intereses de los gobiernos de los Estados Unidos. En ese crisol se fundieron diversos intereses económicos y políticos para conformar esa amalgama que coincidía en un objetivo: imponer un gobierno dictatorial, anular los derechos constitucionales, disolver partidos, sindicatos y organizaciones sociales. Exterminar a todos los que ofrecieran resistencia e incluso ir mucho más allá: "Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después... a sus simpatizantes, enseguida... a aquellos que permanecen indiferentes, y finalmente mataremos a los tímidos." como afirmó el General Ibérico Saint Jean. Y la bendición de una jerarquía eclesial cómplice: " ¿ no querrá Cristo que algún dia las Fuerzas Armadas estén más allá de su función ? El Ejército está expiando la impureza de nuestro país...los militares han sido purificados en el Jordán de la sangre para ponerse al frente de todo el país" como dijo Monseñor Bonamín en una homilía pronunciada seis meses antes del golpe militar.
 
¿Cuántos de aquellos, cuántos de sus sucesores ideológicos ocupan hoy funciones y cargos en la sociedad civil, en la política, en las grandes corporaciones, en el control de grandes medios de comunicación, en la propia jerarquía de la Iglesia Católica Argentina ? Muchos de ellos se maquillan como demócratas o republicanos, pero siguen alentando soluciones autoritarias y principios elitistas. Ellos están. Siguen estando. Incubaron y pueden incubar nuevamente el huevo de la serpiente.
 
Celebremos, pero convengamos que hay mucho camino por recorrer todavía. Memoria y Justicia, para construir un país de todos y para todos.
 
Fuente: Servicio de Prensa Alternativa (SERPAL)
 
 
https://www.alainet.org/en/node/153599
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