Entre el cólera, las elecciones y Duvalier

El año que termina

09/12/2011
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Haití transitó por 2011 sacudido por nuevos temblores: una mortífera epidemia de cólera, un prolongado proceso electoral y la llegada del exdictador Jean-Claude Duvalier, después de 25 años de exilio.
 
A finales de 2010, los sacerdotes vudú realizaron sus tradicionales profecías para el año que comenzaba, pero los pronósticos fueron reservados; el panorama, dijeron sus caracoles, no parecía muy alentador.
 
Y como para hacer ciertas las predicciones, el nuevo año convirtió a Haití en el país del mundo con más enfermos de cólera (más de 600 mil personas, seis por ciento de la población), una dolencia que cobró ya casi siete mil vidas.
 
La enfermedad, que no existía con anterioridad en esa nación, destapó la caja de Pandora, cuando comenzaron a aparecer indicios de que fue traída por un contingente nepalí de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití.
 
Pero ese fue solo el inicio, pues durante el transcurso del año aparecieron nuevos escándalos asociados a ese cuerpo militar, entre ellos, la supuesta violación de un joven, lo que provocó protestas internacionales y obligó a Naciones Unidas a considerar una reducción de esas fuerzas.
 
Según estudios independientes realizados, los soldados nepalíes defecaron en las cercanías del río Artibonite, uno de los más importantes de Haití, utilizado por miles de personas para lavar, beber o bañarse, ante la carencia de agua potable. Desde entonces, el cólera se ha vuelto indetenible.
 
Los médicos aseguran que se convertirá en una enfermedad endémica, o sea, tan común como una gripe, y poco o nada se puede hacer, más allá de iniciar una campaña de vacunación, prometida durante todo el año y que aún no se ha materializado.
 
Sin embargo, los expertos dudan de su eficacia, dada las actuales condiciones sanitarias de la nación caribeña.
 
Casi dos años después del sismo, las calles de Haití continúan llenas de escombros y de basura, pese a que Naciones Unidas anunció la limpieza de más de la mitad de esos desperdicios.
 
De acuerdo con datos oficiales, aún quedan por remover más de cinco millones de metros cúbicos de desechos, una cantidad similar a la capacidad de dos mil piscinas olímpicas.
 
Los escombros proceden de los más de 80 mil edificios destruidos con el temblor de enero de 2010, que dejó más de 300 mil muertos y dos millones de damnificados.
 
De estos últimos, más de 580 mil (cinco por ciento de la población), viven todavía en carpas de lona, ubicadas en campamentos donde abundan las violaciones, los gérmenes, las amenazas de expulsión por parte de los dueños de los terrenos y condiciones infrahumanas de vida.
 
Según la Red Haitiana de Derechos Humanos, en cada campamento un promedio de 112 personas se benefician de una sola letrina y solo 18 por ciento de esos lugares cuentan con lavatorios de manos y cara.
 
En otros campos, la situación es peor, como en Petit-Goave (sur), donde hay una letrina por cada 141 personas, una ducha por cada 185 y no existe ningún dispensario o centro de salud, afirma la institución civil.
 
Las cifras aseguran además que solo 48 por ciento de los desplazados accede al agua potable.
 
Pero uno de los pocos que no parece enterado de esta situación es el ex-dictador Duvalier, que regresó a inicios de año y se instaló en su residencia de Petionville (en la periferia de Puerto Príncipe), donde organiza fiestas o cenas lujosas, participa en bodas o asiste a conciertos de jazz, según informaron todo este año organizaciones de derechos humanos.
 
Al también conocido como Baby Doc se le atribuyen, entre otros delitos, corrupción, asociación de delincuentes y malversación de entre 300 y 800 millones de dólares.
 
Se estima que durante las dictaduras duvalieristas fueron asesinados entre 20 mil y 30 mil civiles haitianos, principalmente a manos de unas fuerzas paramilitares, todavía existentes de forma no oficial, denominadas Ton Ton Macoutes.
 
Grupos civiles haitianos han denunciado a lo largo de 2011 demoras para enjuiciarlo y falencias para llevar ante los tribunales las denuncias.
 
"Es necesario que se haga justicia en mi país para evitar la repetición de una anomalía como esa en nuestra historia, es un deber de memoria para la nación haitiana condenar esa dictadura", sostiene el embajador de Haití en Cuba, Jean Victor Genuese.
 
"Los defensores de Baby Doc están utilizado hasta sus últimas consecuencias maniobras dilatorias, solo espero que la Justicia haitiana sea lo suficientemente vigilante para que este proceso no se alargue indefinidamente", afirmó Genuese en entrevista exclusiva con Prensa Latina.
 
Sin embargo, el año de impunidad que pronto cumplirá Duvalier pudo estar asociado, entre otros factores, a fallas institucionales, incluida la ausencia por meses de un nuevo ministro de Justicia para encausar el proceso, dada la tardanza en formar Gabinete por contradicciones entre el Parlamento y el presidente Michel Martelly.
 
Desde inicios de año, el panorama político de Haití estuvo revuelto por el proceso electoral que vivió el país, el cual comenzó en octubre de 2010 y no culminó hasta abril de 2011.
 
Favoritismos, altísimos niveles de ausencia a las urnas, fraudes y violencia caracterizaron esos días, que dejaron más de 30 muertos e incontables protestas callejeras.
 
Tras la eliminación del candidato oficialista Jude Celestin, acusado de fraude después de ganar la primera vuelta de noviembre de 2010, la contienda se restringió a dos favoritos: la ex-primera dama Miralande Manigat, de la Agrupación de Demócratas Nacionalistas y Progresistas y el cantante Michel Martelly, del partido Respuesta Campesina.
 
Tocó finalmente al artista de la cabeza rapada enfrentar el desafío de encabezar la reconstrucción del país más pobre de América, luego de alcanzar 67,57 por ciento de los votos válidos en los comicios del pasado 20 de marzo.
 
Así, sin un programa político definido, Martelly inició su gestión, marcada desde el inicio por los conflictos con el Congreso, dominado por la oposición, que se negó en dos ocasiones, y por más de cuatro meses, a aprobar los candidatos a primer ministro designados por el presidente.
 
Finalmente, con el Gabinete formado, el mandatario definió entre sus prioridades la educación, para lo que creó un programa de financiamiento, la vivienda, así como consolidar las relaciones de Haití con varios países de la región, entre ellos Cuba, nación que visitó en noviembre de 2011.
 
A finales de año, los planes del jefe de Estado de reconstruir el Ejército levantaron una nueva oleada de polémicas y cuestionamientos internacionales.
 
Martelly defiende la idea de restablecer las fuerzas armadas nacionales, desintegradas en 1994 tras múltiples golpes de Estado y acusaciones de violación de los derechos humanos, mientras organizaciones civiles y naciones del área consideran la idea un gasto innecesario para la frágil economía haitiana, además de un potencial peligro para la estabilidad nacional.
 
No obstante, el dignatario, que ha criticado en varias ocasiones a la comunidad internacional por olvidar las promesas de ayuda para la reconstrucción Haití, se mantuvo firme en su posición y creó una comisión especial a fin de planificar el rearme para inicios del nuevo año.
 
Así entrará Haití al 1 de enero de 2012, cuando se cumplirán 208 años de ser el primer país independiente de América.
 
Pero antes, a finales de este diciembre, los sacerdotes del vudú se reunirán nuevamente a fin de lanzar sus caracoles y realizar sus profecías para el nuevo año. Por ahora, el pronóstico sigue siendo reservado.
 
 
APAS | Agencia Periodística de América del Sur | www.prensamercosur.com.ar/apm
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
 
https://www.alainet.org/en/node/154588
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