El impacto de la crisis en las familias e infantes
23/11/2012
- Opinión
Este artículo presenta el informe del Observatorio Social de España sobre el impacto de la crisis en las familias y en la infancia en España, mostrando que el deterioro del bienestar y calidad de vida de tales colectivos es más acentuado de lo que se ha publicado anteriormente. El crecimiento de la pobreza y sobre todo de la pobreza extrema, es de los mayores existentes en la Unión Europea de los 15. El riesgo de pobreza afecta también a sectores de las clases medias que nunca pensaron que se encontrarían en tal situación. El informe publicado como libro “El impacto de la crisis en las familias y en la infancia”, Ariel, también muestra que las causas de tal deterioro no es solo la crisis sino la manera como se está respondiendo en España.
El Observatorio Social de España (OSE) es una red de investigadores de varias universidades españolas que desde el año 2004 analizan la situación social en España y en sus CCAA, estudiando la evolución de las transferencias públicas (como las pensiones y las ayudas a las familias) y servicios públicos del Estado del Bienestar (como sanidad, educación, servicios sociales, vivienda social, escuelas de infancia –mal llamadas guarderías en España-, servicios domiciliarios a las personas dependientes, prevención de la exclusión social e integración de los inmigrantes, entre otros), así como las condiciones del mercado de trabajo y la distribución de las rentas en el país. Estos son los temas que todas las encuestas señalan como los que centran la mayor atención de la población en España, aunque no siempre centran la atención mediática o el debate político en el país.
El OSE ha publicado (2005, 2007 y 2009) voluminosos informes que contienen una detallada exposición de la situación de cada uno de estos componentes del Estado del Bienestar en España y en cada una de sus CCAA, comparándolos también con los existentes en otros países de la Unión Europea. Tales volúmenes, publicados bajo el título La Situación Social en España (Volúmenes I, II y III), son ampliamente utilizados, no sólo por académicos e investigadores, sino por los medios de información del país.
El último volumen, el cuarto, acaba de publicarse y su presentación a los medios de información se hizo el pasado día 20 de noviembre en el salón de actos de la Obra Social de La Caixa en Barcelona que financió el proyecto. El tema de este volumen es el impacto de la crisis en las familias e infantes en España y en las CCAA. Es imposible resumir en estas líneas tal cantidad de información empírica. Ahora bien, sí que es de gran interés e importancia resaltar algunas de las conclusiones.
Una de ellas es que la crisis está afectando muy negativamente al bienestar y calidad de vida de las familias y de los infantes y adolescentes en España en magnitudes e intensidad mucho mayores a las que se conocían y publicaban. Los datos del informe son impactantes. De 2007 a 2009, ya en el inicio de la crisis, la pobreza entre los infantes había crecido un 45%, el mayor de los incrementos de la pobreza infantil entre los países estudiados en esta parte del informe (Dinamarca, Alemania, Francia e Irlanda). Y lo que es incluso más preocupante es que el mayor crecimiento se ha dado entre los niños que viven en pobreza extrema. El capítulo escrito por el Profesor Sebastián Sarasa (uno de los mejores expertos en temas de pobreza en Europa) y la profesora Francesca Luppi, ambos de la UPF, documenta el hecho de que España es el país, entre los antes citados, con mayor pobreza y mayor pobreza extrema entre familias y entre infantes. La imagen extendida de que España como sociedad valora la familia no queda documentada en el estudio. En realidad, el gasto público social por familia, por infante o por persona en España es de los más bajos no solo entre estos países sino entre los países de la UE-15, el grupo de países de la UE que tienen un desarrollo económico semejante al español.
Otro dato importante es que el deterioro del bienestar de las familias no se debe sólo al declive de la economía, sino también (y en gran medida) a la manera como se está respondiendo a esta crisis. Así, el mismo capítulo de los Profesores Sarasa y Francesca Luppi muestra como Alemania tuvo, al principio de la crisis, un bajón de su economía más acentuado que España. Y, sin embargo, tuvo un incremento del desempleo mucho menor que España, donde el desempleo se disparó. Como el Profesor Sarasa y Francesca Luppi documentan, una de las causas de esto es la diferente respuesta que se dió en cada país al bajón económico. En contra de lo que se ha hecho en España, donde las reformas laborales se han centrado en la desregulación del mercado de trabajo -lo que ha facilitado el despido del trabajador-, en Alemania las reformas se centraron, entre otras medidas, en el reparto del tiempo de trabajo, de manera que la respuesta al bajón de la demanda de productos y servicios no fue facilitar el despido (lo que ha disparado el desempleo en España), sino la disminución del número de horas trabajadas, con reparto del tiempo productivo. Hoy el desempleo en Alemania es sólo el 5%. En España es el 25%. Ello tiene un impacto devastador para las familias y para sus infantes. El deterioro del mercado laboral ha jugado un papel determinante en el crecimiento de la pobreza y de la pobreza extrema entre las familias y los infantes.
Otro resultado del estudio es la conclusión de que la sustitución de la función protectora del Estado (resultado de la disminución del gasto público) por los servicios y transferencias del tercer sector (el sector privado de servicios, no lucrativo de la economía y voluntariado) ha sido claramente insuficiente para cubrir los enormes agujeros que los recortes han producido en la protección de las familias e infantes. El esfuerzo de este sector (que ha alcanzado niveles de sacrificio, compromiso y dedicación casi heroicos) ha sido insuficiente para responder a las enormes necesidades. Como la Profesora Mònica Clua y Albert Sesé muestran con datos contundentes, el tercer sector está abrumado y desbordado. No da abasto.
Otro dato importante es que el deterioro del bienestar de las familias no se debe sólo al declive de la economía, sino también (y en gran medida) a la manera como se está respondiendo a esta crisis. Así, el mismo capítulo de los Profesores Sarasa y Francesca Luppi muestra como Alemania tuvo, al principio de la crisis, un bajón de su economía más acentuado que España. Y, sin embargo, tuvo un incremento del desempleo mucho menor que España, donde el desempleo se disparó. Como el Profesor Sarasa y Francesca Luppi documentan, una de las causas de esto es la diferente respuesta que se dió en cada país al bajón económico. En contra de lo que se ha hecho en España, donde las reformas laborales se han centrado en la desregulación del mercado de trabajo -lo que ha facilitado el despido del trabajador-, en Alemania las reformas se centraron, entre otras medidas, en el reparto del tiempo de trabajo, de manera que la respuesta al bajón de la demanda de productos y servicios no fue facilitar el despido (lo que ha disparado el desempleo en España), sino la disminución del número de horas trabajadas, con reparto del tiempo productivo. Hoy el desempleo en Alemania es sólo el 5%. En España es el 25%. Ello tiene un impacto devastador para las familias y para sus infantes. El deterioro del mercado laboral ha jugado un papel determinante en el crecimiento de la pobreza y de la pobreza extrema entre las familias y los infantes.
Otro resultado del estudio es la conclusión de que la sustitución de la función protectora del Estado (resultado de la disminución del gasto público) por los servicios y transferencias del tercer sector (el sector privado de servicios, no lucrativo de la economía y voluntariado) ha sido claramente insuficiente para cubrir los enormes agujeros que los recortes han producido en la protección de las familias e infantes. El esfuerzo de este sector (que ha alcanzado niveles de sacrificio, compromiso y dedicación casi heroicos) ha sido insuficiente para responder a las enormes necesidades. Como la Profesora Mònica Clua y Albert Sesé muestran con datos contundentes, el tercer sector está abrumado y desbordado. No da abasto.
La crisis está ya abocando a amplios sectores de la población a niveles de consumo de subsistencia básica. Así, las profesoras Marta Domínguez y María José González, también de la UPF, en su capítulo “El impacto de la crisis en el bienestar social de la infancia en España” muestran como la crisis que había iniciado su impacto negativo en disminución de consumo como vestimenta y recreo está ya alcanzando niveles de austeridad en temas vitales como la alimentación, lo que pone en peligro la salud y la subsistencia de las familias. La búsqueda de alimento en lugares de desecho (como contenedores y mercados) se ha convertido en una práctica común para la mayoría de las familias en pobreza extrema y para grandes sectores de la población pobre. Y el riesgo de pobreza se ha extendido enormemente, incluyendo a sectores de las clases medias que nunca habían pensado que se encontrarían en una situación tan cercana a la pobreza o en la misma pobreza. La pobreza no es ya un fenómeno minoritario, pues incluso los que no están en la pobreza tienen miedo e inseguridades por el riesgo de caer en ella. Este es el capítulo de los profesores Calero y Choi de la Universidad de Barcelona que desarrolla y documenta el alcance entre la población de la exclusión social, que es incluso mayor que el del riesgo de pobreza. La exclusión social está alcanzando dimensiones epidémicas entre amplios colectivos de la población -inmigrantes, familias monoparentales y familias numerosas. El deterioro de la situación de las familias con niños es mucho mayor que el de las familias sin niños.
Este informe, publicado como libro (El impacto de la crisis en las familias y en la infancia) por la editorial Ariel documenta como esta crisis está afectando a dos colectivos –las familias y los infantes- que se presentan en el discurso oficial del país uno como el eje de la sociedad –la familia- y el otro como su futuro –los niños-. En realidad, en pocos países se habla tanto de la familia. Y en cambio, y tal como demuestra el estudio, España es el país donde las familias y los niños están más desprotegidos y más afectados negativamente por la crisis.
Sería de esperar que los medios de información dieran a conocer tal informe para que la ciudadanía fuera consciente de esta realidad. Un buen indicador de que ello pueda ser así es que en la presentación del libro en un auditorio lleno a rebosar de periodistas, estos aplaudieron al final de la presentación, por la claridad y accesibilidad de los datos y de la exposición. Es deseable que este aplauso al documento se traduzca en su amplia difusión. Así lo esperamos. Y así el país se merece.
https://www.alainet.org/en/node/162809?language=en
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