Elecciones 2015: nuevos contextos y agendas

18/01/2015
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Este año se realizarán elecciones regionales y locales en octubre para escoger las nuevas autoridades: gobernadores y alcaldes y los representantes a nivel de asambleas departamentales y concejos municipales. Este es un ejercicio ciudadano fundamental porque es la posibilidad que tenemos los colombianos de votar por quienes consideramos pueden ser los mejores administradores en los departamentos y municipios y quienes nos representen de manera responsable y adecuada en los cuerpos legislativos. A veces no les damos la suficiente trascendencia a este acto ciudadano y realmente es la posibilidad más importante en la relación Sociedad-Estado en que decidimos sobre la administración de los recursos públicos y la definición e implementación de las mejores políticas públicas para nuestros municipios y departamentos.
 
También, hay que decirlo, es el espacio privilegiado para que emerjan las viejas y nuevas prácticas clientelistas, que han marcado a lo largo del tiempo la política colombiana y que son reflejo de comportamientos pre-modernos, de relaciones de dependencia entre gamonales y ciudadanos, donde con mucha frecuencia se busca traficar con las necesidades de la población de volver realidad sus derechos y desafortunadamente tienen mayor expresión en las regiones más pobres y abandonadas de la acción del Estado. Al lado de estas prácticas clientelistas se desarrollan con alta frecuencia prácticas corruptas de apropiación privada de recursos públicos, que si bien son potencialmente sancionadas penalmente, en realidad pocas veces se logran ver resultados.
 
Pero este año, si todas las cosas continúan como van, tendremos un contexto caracterizado por ausencia casi total de conflicto armado y de las prácticas violentas que afectan a los ciudadanos y sus comportamientos electorales. Esta será una gran novedad que no se presenta hace varios decenios -especialmente sensible en el mundo rural y regional donde el conflicto armado ha tenido mayor intensidad, menos en las grandes ciudades donde el mismo poco afecta la vida cotidiana de las personas-, que el certamen democrático por excelencia, las elecciones, se realicen en un ambiente que será una especie de periodo de prueba de lo que se avecina con una sociedad en postconflicto armado y esto debe crear un clima favorable para que haya más libertad en el debate electoral y que las formas de presión a los electores cada vez más sean asuntos del pasado y cada cual puede votar por quien él decida.
 
Adicionalmente, si bien en cada región o localidad se debaten temas y propuesta específicas, el tema de terminación del conflicto armado, siendo un tema de interés nacional, va a estar presente inevitablemente en las elecciones territoriales, por cuanto, similar a lo sucedido en la elección presidencial, las distintas fuerzas políticas –las de la coalición de gobierno, las de la oposición de izquierda y las de oposición de derecha-, así como sus candidatos, van a tener por razón de las circunstancias, que incluir el tema de apoyo o no a los acuerdos de terminación del conflicto armado interno que están construyendo las delegaciones del Gobierno y de las FARC y seguramente para ese momento, también con el ELN, en sus propuestas de campaña. En esa medida será inevitable que estas elecciones territoriales serán una especie de segundo plebiscito –el primero lo fue la elección presidencial-, de apoyo o no a la terminación concertada del conflicto armado con las organizaciones insurgentes. No va a ser fácil que haya espacio político para ‘candidatos neutrales’ frente a este tema que afecta y de qué manera la vida de los ciudadanos en los territorios.
 
- Alejo Vargas Velásquez, Profesor Universidad Nacional, Colombia.
 
https://www.alainet.org/en/node/166873
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