La división de Ucrania y sus efectos colaterales

04/02/2015
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La ex-república soviética de Ucrania tendría una población cercana a los 50 millones de habitantes y estaría marcada por el estigma del enfrentamiento crónico entre las tendencias filo y fobio-rusas. Así, el segmento de población filorusa estaría formada por los rusohablantes del este y sur del país (incluida Crimea) que apoyaban al régimen oficialista de Yanukóvich, mientras que en el oeste y en el centro del país, dominarían los sentimientos nacionalistas prooccidentales, representados por la ex-Primer Ministra Timoshenko y el ex-Presidente Viktor Yushchenko, quienes consideraban que la ampliación de la permanencia de la base rusa de Sevastopol hasta el 2042 como “una traición a los intereses nacionales”. La agudización de las tensiones latentes entre el oficialismo filo-ruso de Yanukovich y la oposición filooccidental se desataron tras la decisión del gobierno ucraniano de “interrumpir los preparativos” de la firma de un acuerdo de asociación y libre comercio con la UE, convenio que tenía previsto firmarse en la reciente Cumbre de Vilna y que preveía la integración de Ucrania, Moldavia, Georgia y Ucrania según los acuerdos de la cumbre de Praga del 2009, pero en una cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (países postsoviéticos) celebrada en Minsk, Putin ya avisó a Ucrania que “tras la firma del tratado de Asociación Ucrania perderá sus barreras aduaneras y será invadida por productos occidentales. Ese desarme arancelario afectaría a Rusia, si Ucrania fuera también miembro de la Unión Aduanera y, resultaría muy peligroso e inaceptable", instando asimismo a Kiev a sumarse a la Unión Aduanera, que incluye a Rusia, Bielorrusia y Kazajistán. Sin embargo, tras el fallido intento de la adhesión de Ucrania a la tratado de Libre Comercio con la UE, subyacería la grave situación económica ucraniana, plasmada en la necesidad urgente de la actualización del tejido productivo ucraniano a los estándares y requisitos técnicos europeos ( estimada en unos 160.000 millones de dólares en un proceso que se prolongaría hasta 2017, con una inversión de 20 millones $ anuales dedicados en exclusiva a la actualización de los estándares), empresa harto complicada debido al brutal colapso económico que habría sufrido la ex-República soviética y que rozaría ya el umbral del default o suspensión de pagos por lo que la UE habría prometido al Gobierno interino ucraniano un préstamo de 15.000 millones € con el objetivo inequívoco de lograr que su peón, el magnate petrolero Petro Poroshenko, fuera investido nuevo Presidente de Ucrania.
 
Putin mueve sus peones energéticos
 
Putin se encargará de desbaratar la hoja de ruta diseñada por la UE y EEUU y procederá a restringir las importaciones metalúrgicas y de productos alimenticios y a aumentar los aranceles aduaneros sobre Ucrania con el objetivo inequívoco de doblegar al sector europeísta ucraniano mediante la asfixia económica y la inanición energética, al tiempo que utilizará el arma del chantaje energético a la UE para resquebrajar la unidad comunitaria, en la certeza de que tanto Alemania como Francia no dudarán en sacrificar a Ucrania en aras de asegurar su abastecimiento energético.
 
Así, a pesar del acuerdo alcanzado entre Rusia, Ucrania y la UE por el que se comprometían a garantizar el suministro de gas ruso y su tránsito por Ucrania hacia territorio comunitario hasta marzo de 2015, Putin aprovechará la deuda pendiente de Ucrania estimada en unos 2.300 millones $ para mediante un audaz movimiento de sus torres en la partida de ajedrez geopolítica que se estaría desarrollando en territorio ucraniano, reeditar la guerra del Gas ruso-ucraniano del 2006.
 
Dicha jugada tendrá como efectos colaterales importantes recortes de suministro en varios países de la UE, (el gas ruso abastece en más de un 70% a países como los Países bálticos, Finlandia, Eslovaquia, Bulgaria, Grecia, Austria, Hungría y República Checa y más del 80% del total del gas que la UE importa de Rusia pasa por Ucrania), lo que aunado con la intervención del Ejército ruso estacionado en la base de Sebastopol (Crimea), provocará la división de Ucrania en dos mitades casi simétricas y separadas por el meridiano 32 Este, quedando el Sur y Este del país (incluida Crimea) bajo la órbita rusa mientras el Centro y Oeste de la actual Ucrania navegarán tras la estela de la UE, episodio que significará “de facto” el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría Rusia-EEUU regida por el axioma “acción-reacción”.
 
Germán Gorraiz López es analista internacional 
https://www.alainet.org/en/node/167344
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