Ecuador: un debate serio contra la desestabilización económica

23/03/2015
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Las intenciones desestabilizadoras en Ecuador tienen su raigambre en las tensiones y los avances del proyecto político emprendido hace 8 años con la Revolución Ciudadana.

 

1. El Proceso transcurrido en 8 años

 

Ecuador ha experimentado 8 años de cambios profundos en su sistema social y económico, un proceso duradero que ha cerrado brechas sociales sustanciales acompañado de un desempeño macroeconómico notable respecto a la región y el mundo. En 8 años un crecimiento promedio del 4.9% en su Producto Interno Bruto; reducción de la pobreza en 15 puntos porcentuales lo que significa que más de un millón de personas salieron de la pobreza; disminución sustancial de la desigualdad del ingreso expresada a través del decrecimiento del índice del Gini, que pasó de 0,54 en el año 2006 a un valor de 0,47 en 2014; en el año 2006 el 10% más pobre recibía el 1,1% del ingreso, mientras que al 2013 posee el 1,6%; la inversión pública pasó del orden del 4,2% del PIB en 2006 a 14,7% en 2013; el desempleo registrado al año 2014 (3,8%) es el más bajo de las últimas década; la cobertura de la canasta básica paso de 11,6% en 2006 a 100% en 2014; y la estabilidad política ha superado record histórico, Rafael Correa es el presidente con más años consecutivos en la historia de la República acompañado de las cifras de aceptación social más altas de la región y del mundo (79% de aceptación luego de 8 años de ejercicio). Todo esto sin duda en un contexto económico regional favorable en el cual América Latina se benefició de la estabilidad de los precios de los productos internacionales pero también acompañado de una profunda crisis mundial desde el año 2008.

 

Estos logros, reconocidos en el Ecuador y de inquietante expectativa en la comunidad internacional (revisar Willam Black por ejemplo), han promovido una nueva sociedad. La salud, la educación, las obras de infraestructura vial y de comunicaciones, nuevas políticas laborales, incrementos sustanciales de los salarios reales, reformas tributarias de hondo calado y un gasto público pujante han logrado cambiar el balance de fuerzas sociales: los pobres participan en las decisiones y pueden vivir de una manera más digna. Este fenómeno puede ser catalogado como lo que Pierre Bourdieu, y recientemente Errejón y Serrano, han denominado el “reenclasamiento positivo” de los estratos bajos de la población. Este fenómeno político-económico significa que las grandes mayorías antes empobrecidas, ahora, viven, sienten y entienden a sus derechos cívicos, económicos y políticos de una forma distinta. Es decir, exigen y demandan mejores políticas públicas. Han entendido que hoy pueden ser partícipes de los frutos del progreso y el Estado puede y debe proveerle mejorar servicios. Este nuevo fenómeno socio-político (reenclasamiento positivo) ha sido posible gracias a la recuperación del Estado mediante una política económica consistente: Recuperación de las rentas petroleras y tributarias a favor del Estado y a su vez, la democratización y aumento sustancial del gasto público hacia la población. Esta doble vertiente fiscal, transformó, en casi una década, la realidad social de Ecuador. Por primera vez un proyecto de las mayorías ha logrado superar al poder de las élites y sus recaderos: medios de comunicación y analistas económicos y políticos. La gente recuperó la esperanza en la clase política y por el contrario la derecha ha sido vencida en las urnas y en el discurso de forma contundente, no por Sabatinas o el gasto en publicidad que acusan; al mantra neoliberal se ha vencido en la praxis de la política: obras, infraestructura, educación salud, políticas soberanas y derechos sociales para las mayorías. No obstante, el proyecto no ha estado exento de tensiones internas y externas que han buscado la desestabilización sistémica.

 

* Documento completo en PDF

https://www.alainet.org/en/node/168396
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