La victoriosa diplomacia bolivariana
- Opinión
La avalancha de solidaridad con Venezuela, que ha provocado la Orden Ejecutiva dictada por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, es el anuncio de la conformación definitiva de un frente antiimperialista mundial.
Pronunciamientos contundentes del Grupo de los 77 más China, que agrupa 138 países, y antes de ALBA, UNASUR, CELAC, además de las declaraciones de los No Alineados, de Rusia, y la indiferencia de sus acólitos europeos, dejan al “Coloso del Norte” como una isla de prepotencia rodeada de soledad por todos lados.
Discursos de una gran claridad ideológica y elevación principista como los de Rafael Correa en nombre de Ecuador, la movilización masiva en Uruguay con el Pepe a la cabeza, o los emotivos actos de La Habana, son apenas muestras sublimes del sentimiento fraterno con que nos han arropado los pueblos hermanos.
Quien fuera por seis años Canciller de Hugo Chávez, hoy Presidente Nicolás Maduro, le bateó jonrón con las bases llenas al agotado pitcher gringo.
El planeta completo rechaza por torpe, destemplado e injusto el “decreto” injerencista, todo un monumento a la violación de los principios del Derecho Internacional, que llaman a resolver pacíficamente las diferencias, en un marco de diálogo de civilizaciones, con absoluto respeto por la soberanía nacional, la autodeterminación de las naciones y la no intervención.
Particular dolor de cabeza le debe haber producido a Obama que sus tradicionales socios serviles en la OEA, ahora dignificados en la CELAC, eleven una palabra disidente en defensa de la “niña mala”, la que es una amenaza por andar libre, bella y altiva.
En lo interno, el efecto ha sido el esperado: un pueblo bolivariano en alerta máxima, movilizado, organizado, leal, más allá de las dificultades comprometido con ese legado amado, vigente e inmortal de El Libertador Simón Bolívar.
El imperialismo ha sido capaz de poner en jaque la tranquilidad de muchas regiones del mundo, promoviendo grupos mercenarios y azuzando conflictos. Durante el siglo XX vapuleó una Latinoamérica dividida, con gobiernos alejados de los intereses de sus propios ciudadanos, dejando una estela de crímenes de lesa humanidad, violaciones masivas de derechos humanos y miseria.
Los pueblos odian al imperio, y aman la Revolución Bolivariana.
En la venidera cumbre continental de Panamá se manifestará esta ruptura histórica: imperialismo-dependencia contra proyecto de liberación nacional; y en esto queda claro que triunfaremos si avanzamos juntos.
Como lo citaba poéticamente el dilecto León Felipe: “Porque no es lo que importa llegar primero y a prisa, sino llegar con todos y a tiempo”.
En la Cumbre de las Américas de Panamá, rondarán espíritus creadores, de héroes y mártires antiimperialistas, desde Bolívar a Sandino, los del Río Grande a Las Malvinas, los del barrio El Chorrillo y Playa Girón. Los vencedores por la paz.
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