El gobierno de transición empezó a configurarse. Ya muchos han advertido que son muy pocos meses para esperar que se alcancen cambios cualitativos, antes de hacer entrega de los cargos a la administración que asumirá el próximo 14 a las 14, pero algo podrán adelantar, por lo menos revisar el estado de cosas y tomar algunas decisiones que, a lo mejor, puedan ser relevantes.

Un tema crucial es el presupuestario. Este Congreso ya mostró con suficiente elocuencia, durante toda la legislatura, cuál es su esencia, salvo unos pocos, poquísimos, diputados. La mayoría, especialmente los que no fueron reelectos, solo quieren recoger algunos beneficios de lo que les faltó en su período, mientras que muchos ansían vengarse de los sobrados y legítimos señalamientos que se les han hecho.

Así que probablemente encuentren la peor opción para dejar en una condición lo más precaria posible al próximo gobierno, es decir, al Estado, o sea, a toda la población. Así que la aprobación de presupuesto será un aspecto candente para el Ejecutivo, sobre todo si el ministro de Finanzas fuera removido, ya que el sustituto tendría que apresurarse a revisar la propuesta para poder “negociarla” con la gavilla que intentará obtener alguna ganancia, o con los que de buena fe presentarán propuestas para reformarlo.

Salud, educación y medio ambiente fueron temas que el recién electo vicepresidente indicó que priorizará. En salud ya sabemos la situación calamitosa en que queda el sistema; lo más urgente, proveer de vacunas a los centros de salud, dado que se ha denunciado que en varios no hay en existencia, lo que es un riesgo severo para la realidad, ya de por sí precaria, de los niños, además de que es indispensable evitar epidemias y mantener algunos logros alcanzados en esta materia.

El otro desafío lo tendrá el profesor Rubén Alfonso Ramírez, en la cartera de Educación, no solo porque permanentemente hay insuficiencia de base material de estudio, mobiliario, infraestructura y falta de servicios, sino porque seguramente deberá “negociar” con los sindicatos.

Tampoco la tiene fácil el ministro de Trabajo, una cartera sumamente complicada; y en el caso del medio ambiente, que ha sido un permanente foco de tensión, veremos cómo lo abordan.

Un asunto de urgencia nacional es la atención a los miles de afectados por la canícula prolongada que tiene en vilo a más de 200 mil familias de nueve departamentos, según ha denunciado el procurador de Derechos Humanos. Seguramente hay muchas más personas en situación de riesgo que urge resolver.

Ya solo con eso tiene el Ejecutivo un enorme reto, pues se trata de vida o muerte, con la ventaja de que no se le acusará de pretender beneficios clientelares al atender a esa población desprotegida, dada su efímera existencia.

Probablemente procurará incidir e insistir, como espera la población que se movilizó y los grupos de presión, para que los diputados aprueben algunas de las modificaciones indispensables a la legislación, especialmente la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la de Servicio Civil y la de Contrataciones del Estado.

El presidente también deberá asistir a la cita en Naciones Unidas para revisar los Objetivos Post Milenio, —los otros, mayoritariamente los incumplimos— y en esto ya hay trabajo adelantado, pero tiene relativamente poco tiempo para discutir con los cuadros técnicos y llegar con el conocimiento que el caso requiere. Los últimos hechos políticos hacen que existan expectativas internacionales positivas sobre Guatemala.

Guatemala, 21 de septiembre de 2015.