Jugar dentro de las reglas de la hegemonía capitalista

11/12/2015
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Los avances de la ultraderecha regional son “ablandados” por las trampas de la democracia representativa.

 

"Generar un mundo nuevo desde las entrañas del viejo es sumamente complicado […]; hay que expulsar sus modos de pensar de nuestras mentes y de nuestras prácticas; hay que mirarlo desde fuera y desde lejos, con un pie en la memoria y otro en la imaginación para poder crear en vez de imitar [...], la arquitectura de la emancipación no se hace con victorias falsas [...], [porque] somos también, todavía, un engranaje necesario dentro del mundo del capital. Y el gran desafío sigue siendo soltarnos de esa maquinaria implacable que todo lo engulle y todo lo depreda." Ana Esther Ceceña.

 

Si al no diestro, al de a pie –he reiterado hasta el cansancio-, le importa un bledo discernir a la socialización democrática de la equidad su compromiso anticapitalista es nulo; la pasividad política sometida al acopio parasitario sin responsabilidad individual ciudadana trastorna al grado pertinente de cultura política. No es un problema que se limite a la mayor o menor pobreza acumulada; de que unos sean menos pobres contra los otros; sino de la explotación y alienación imperantes. De la ausencia de libertad. La anulación burguesa de una autoproducción socialista posible, trastorna al valor de uso de lo necesario, invalidando a la justicia social. Aliena a sus actos efectivos contra la explotación y el desamparo aplicándoles valor de cambio desde la pacificación mental imperialista.

 

Argentina jugó al capitalismo “blando” y perdió el poder. Venezuela actuó con honestidad cristiana y ahora sufre un parlamento con mayoría de la misma ultraderecha genocida que no reconocerá al gobierno del pueblo. Cuba está inserta en un proceso de normalización de relaciones bilaterales con los EEUU en el que la hegemonía angloestadounidense utilizará todas las trampas posibles para cumplir (casi) nada de lo que promete.

 

El cambio de método por parte del núcleo imperialista consiste en trastornar la cabeza del tonto. Y quitarle el poder. De paso contagiarle todas sus pandemias, como en  Brasil contra Dilma Russef, con ese cuento del impeachment; que nada tiene que ver con la tradición jurídica de nuestra región.

 

En Siria Barack Obama intentará desplegar a una fuerza invasora sin autorización y en contra de mismo gobierno de Al Assad, mientras Rusia echa la gota gorda contra el terrorismo que la propia política estadounidense creó, mantuvo y sostiene.

 

El “excepcionalismo” angloestadounidense siempre busca una cabeza de turco sin silla ídem. Es el juego del loco que solo se mira a su ombligo, y exige que los demás pasen por la sala de psiquiatría.

 

Hemos jugado honestamente el juego de la democracia representativa en la cancha de la autoproducción burguesa. Y estamos perdiendo. Cuidado.

 

Los procesos eleccionarios dentro de las reglas de la autoproducción burguesa, aún con tecnología, limpieza y honestidad harto sofisticadas más tarde o más temprano deberán responder a esas reglas, que si no pueden suvertir el juego trastornan a la integridad de los jugadores. Dentro de esa autoproducción son ellos los dueños del “grifo”; solo con cerrarlo nos pueden poner a pan y agua.

 

Hasta el momento a Cuba la salva la inexistencia de autoproducción burguesa desde hace más de medio siglo.

 

Nuevamente sale a relucir la improbabilidad de un cambio social radical mediante instrumentos generados por el orden burgués. Del lado de adentro de la cancha de la hegemonía imperialista no habrá otra cosa que sometimiento a sus trampas.

 

Los cambios resultan extremadamente dificultosos. Por lo general mientras el no diestro, el explotado, el alienado, el sometido perciba una ruta “corta” para llegar a ser un poco menos pobre, aunque esta se revele al final en el infierno, asumirá la del menor esfuerzo. La conciencia de ser explotado atraviesa un considerable esfuerzo mental; intelectivo. El capitalismo lo sabe y satura todo el camino de banalidades, de festividades y cultura masiva mediante la industria del entretenimiento; tras el Halloween, llega la Navidad, después la del Fin Año, luego los Reyes Magos… Que me disculpe el Papa Francisco I. Todos atentos al dueño del grifo; porque si lo cierra… Entonces desde la estrechez de entenderas, no queda otra opción que botar a favor del dueño del grifo. Cuando uno se da cuenta del truco ya es tarde.

 

Pero además, de nuestra parte alguien está jugando sucio también. Clases medias y boliburguesías; cierta porción de la pobreza cooptada hacia la sumisión absoluta. Lo esencial es ser menos pobres los unos contra los otros. ¿Para qué sirve la libertad si las vidrieras, los estantes están vacíos? ¡Hay que saturarlos a como de lugar! Después veremos. Los actos de justicia social efectiva no convencen al dueño del grifo; más bien lo molestan. Y el tipo cierra el grifo y no encuentras algo en el supermercado. Sobre todo ahora que el petroleo está a diez dólares el barril. Lo más fácil es hacer revolución a costilla de la renta del hidrocarburo. Una revolución rentista; de la misma manera que en Cuba casi tuvimos una revolución azucarera.

 

La diversificación económica es una responsabilidad individual que deviene en sociorelación política mediante empoderamiento del pueblo políticamente organizado.

 

A partir de tal empoderamiento, el derecho de los sujetos concienciados en democracia efectiva, conque eliminar la posibilidad de dominación de unos sobre los otros. Es decir, al control democrático sobre la política desde el grado de empoderamiento que corresponda a cada uno, en pos de un proyecto social de emancipación (socialista), que equivalga al compromiso del poder político con el proyecto de emancipación. Cuando dicho poder somete al proyecto de emancipación, entonces lo domina mediante intereses políticos que inevitablemente lo constriñen a una circunstancia determinada dentro de la compleja sistémica social.

 

Es la garantía de ese grado de cultura política socialista pertinente que impida que alguna expresión de la diversidad cultural activa dentro de la sociedad, aprovechando trastornos en la cultura política, apele a ellos para someter a otra porción social de esa diversidad. O contra la auto-banalización de expresiones de la diversidad cultural, hasta que sus portadores crean posible, o mejor, beneficioso existir en el campo de la cultura al margen de lo político, o trocándolo por su valor de cambio: rentismo improductivo. La despolitización de alguna expresión de dicha diversidad, apropiándose de lo social sin vínculo con los asuntos y problemas sociales. Es la política manifiesta en el analfabetismo funcional, cuando el poder somete al proyecto de emancipación y constriñe a la cultura; es decir, condiciona de manera trastornada al reajuste del grado de cultura política pertinente.

 

Es indispensable declararle la guerra al rentismo económico, con independencia del sello ideopolítico que porte.

 

El rentismo económico tiene una génesis imperialista.

 

Cuando alguien lo propone de nuestra parte está jugando sucio, y anhela entrar en acumulación rentista privada, por encima de la libertad de la mayoría. Actualmente la zanahoria popular está en ser menos pobres que los otros a través de acumulación rentista de un “capitalito”. Ni el trabajo honrado ni los trabajadores está de moda. Protestan demasiado y hacen demasiado ruido. Le reclaman a los procesos de rentismo privado, exigen justicia social; y sin libertad eso no es posible.

 

En el juego del capitalismo jamás libertad e igualdad se empatan por el camino. Ese no es un modo “decente” de vivir. Eso es socialismo; algo que siempre está enredado y “nunca” sale bien. Porque lo ideal es que siempre existan diferencias marcadas en el acceso a, y los derechos entre los individuos; alguien tiene que quedarse afuera, en los márgenes y contemplar alienado todo lo que uno logró acopiar mediante rentismo privado; jodiendo a la mayoría. Si no es para ostentar las diferencias ¿de qué sirve esa acumulación rentista? Es la manera en que se debe vivir; según las reglas de la autoproducción burguesa que una revolución social radical mediante el camino electoral seria improbable que pudiese desmantelar.

 

Los límites comunes durante la praxis política en la convivencia social tienen una fuerte dependencia de la acumulación crítica histórica en una sociedad. Sin esa implicación sería improbable la praxis política socialista. Hay una interacción ineludible durante la reproducción entre esa acumulación crítica, y el nivel de cultura política (socialista) pertinente equivalente al de cultura general, en la función antes enunciada para la producción y distribución amplia, por democrática, del poder.

 

Reiteramos por enésima vez que la norma para la praxis política anticapitalista tiene que ser (es) el discernimiento crítico pertinente en cultura política socialista, mediante el cual trazar la dimensión de la libertad ciudadana propia, y a partir de allí respetar la libertad de, y la equidad con los otros, en función de alcanzar el equilibrio posible contra las dominaciones y las exclusiones a través de actos de justicia social efectivos. Es decir, la libertad. Tiene que concurrir un modo radicalmente socialista, desde cabeza propia respetando el criterio y el espacio del otro, siempre que ese otro no intente subvertir al Derecho y a la legalidad, consensuados en democracia. Porque el diálogo y el consenso posibles desaparecerían. Con la autoproducción burguesa nunca se negocia. Es la política socialista. ¿Lo he dicho antes?

https://www.alainet.org/en/node/174208
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