Evo Morales: lecciones de una derrota

22/02/2016
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La derrota del presidente boliviano Evo Morales en el reciente referéndum en torno a la posibilidad constitucional para reelegirse para un próximo periodo, se suma a los recientes fracasos del chavismo en Venezuela y del kirchnerismo en Argentina. Para cualquier observador, esto plantea una pregunta de fondo: ¿Se trata de un “fin de ciclo” de los gobiernos neo populistas o de una “restauración conservadora”?

 

No es fácil incluir en una misma categoría gobiernos tan dispares de América Latina como lo han sido el chavismo, el kirchnerismo o el gobierno de Evo Morales. De hecho, si pensar el peronismo como un movimiento de izquierdas parece ya una contradicción en los términos, lo mismo se podría afirmar del resto de los gobiernos neo populistas. Se trata, en rigor, de ensayos histórico - políticos híbridos, mezcla heteróclita de nacionalismos y una grandilocuente retórica de izquierdas, todo ello aderezado de viejo “caudillismo”, con los tintes populares de cada país.

 

Más allá del reclamo “revolucionario” y de un pretendido “socialismo del siglo XXI”, la tozuda realidad pone en evidencia proyectos reformistas que no van más allá de lo que se conoce como desarrollismo. Así se ha intentado implementar algunas fórmulas ensayadas hace décadas por los estados de bienestar. Si bien las promesas neo populistas resultaron atractivas durante la última década del siglo pasado, los recientes resultados electorales están mostrando signos de claro desgaste.

 

Cabe preguntarse sobre los factores que estarían determinando este “fin de ciclo” neo populista. Pareciera que los resultados adversos en las urnas para casos tan disímiles como el de Bolivia, Argentina o Venezuela responden, en primer lugar a causas muy locales. Sin embargo, no es necesario hurgar demasiado para advertir ciertos denominadores comunes, a saber: la creciente corrupción de funcionarios de gobierno, involucrados en escándalos, con el consecuente descrédito del “relato” La incapacidad de dichos gobiernos para atenuar el impacto de la crisis internacional en los bolsillos de los ciudadanos. La imparable ola mediática y de redes sociales convertida en trinchera de opositores al régimen imperante. Y, ciertamente, un hastío de las masas frente al deterioro de la vida cotidiana sumida en un interminable clima confrontacional.

 

Por último, conviene detenerse en aquella lectura que ve en este trance histórico una “restauración conservadora”  Una hipótesis tal se afirma en una visión maniquea de los actores políticos, fácilmente discernibles en  “izquierdas” y  derechas” La realidad, no obstante, nos muestra que el cuadro es mucho más complejo y variopinto. Por de pronto, no resulta evidente que los gobiernos neo populistas sean de izquierdas; tampoco es claro que las fuerzas opositoras sean siempre “representantes de la derecha” Bastaría recordar que en Argentina, por ejemplo, el gobierno de Macri cuenta con el apoyo de la Unión Cívica Radical, el partido de Alfonsín que gobernó tras la dictadura militar.

 

La complejidad latinoamericana ya no admite, como tantas veces en el pasado, lecturas monocromáticas. Es claro que las sociedades de la región están experimentando profundas transformaciones, orientando sus procesos democráticos hacia nuevas soluciones. El desafío, para todos los sectores políticos, es, precisamente, proponer aquellos nuevos horizontes a las mayorías,  entendiendo que no hay recetas fáciles y que nadie – ni izquierdas ni derechas  - tiene en su mano ninguna verdad revelada. El desafío, en última instancia, es avanzar en la construcción democrática de nuestras sociedades.

 

- Álvaro Cuadra es Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS

 

https://www.alainet.org/en/node/175570?language=en
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