Tienen razón las comisiones de Relaciones Exteriores Organismos Internacionales y de Derechos Humanos del Senado al lamentar que el titular del Ejecutivo no acuda a la Sesión Especial sobre Drogas de la Asamblea General de la ONU (UNGASS 2016, por sus siglas en inglés), a efectuarse a finales de abril en Nueva York.

La tienen porque, en efecto, se pierde una oportunidad para plantear un posicionamiento “responsable y firme” de México ante el tema, y particularmente sobre la mariguana.

A juicio de las presidentas de ambas comisiones, Laura Rojas y Angélica de la Peña, el presidente tendría que ir a defender “nuestro punto de vista” sobre un tema que impacta sobre la sociedad, el bienestar, la seguridad y los derechos humanos de muchos mexicanos.

Y, en efecto, la decisión presidencial de cancelar su participación en UNGASS 2016, convocada a iniciativa de Colombia, Guatemala y México, no corresponde a lo que las legisladoras consideran el espíritu de “una política exterior de responsabilidad global”, como la que presume con discursos pronunciados en los cinco continentes por el presidente más viajero en la historia mexicana y ahora en el avión estatal más costoso, tanto que “supera al de Barack Obama”.

Hasta hace una semana, Los Pinos mantenía la asistencia de Enrique Peña Nieto a UNGASS 2016, pero “tras un análisis” sobre la “conveniencia” de que asistiera para informar sobre la posición mexicana ante el creciente problema del tráfico y consumo de drogas ilícitas –las hay legales y son tan dañinas o más que las otras, como el tabaco y el alcohol–, y el estrepitoso fracaso de las políticas punitivas impuestas a la Organización de las Naciones Unidas por Richard M. Nixon (17-VI-1971), la Presidencia optó por enviar a Claudia Ruiz Massieu, titular de Relaciones Exteriores y sobrina (política) de Carlos Salinas. Y no falta quien le vea tamaños para abanderar al Revolucionario en la puja por la gran silla.

Criticable como es la ausencia de Peña en la llamada urbe de hierro, salvo explicación oficial en contrario, el problema estriba en que no existe la tal “posición mexicana”, sino una diversidad de opiniones expresadas en los foros organizados por el gobierno, con puntos de vista sólidos y técnicamente respaldados en investigaciones de especialistas, las de los grillos y analistas que opinan sobre cualquier teme que les pongan enfrente, como es el caso del Trío los Aguilar de Televisa; así como la de funcionarios dependientes del erario como Manuel Mondragón (contralmirante, médico cirujano y maestro por partida doble), quien dedica mucho tiempo a divulgar alarmas sobre la drogadicción en niños y adolescentes, ahorrándose el contexto y los porcentajes, además de amenazar con el hilarante “mientras yo esté aquí” no habrá más cambios que la mariguana para uso terapéutico.

Con una posición tan corta frente a los procesos de regulación estatal en detrimento del monopolio que ejerce el crimen organizado en muchas latitudes, y el predominio de enfoques de salud pública sobre las adicciones a las drogas duras –como sucede en Holanda, Portugal, la mitad de los estados de la Unión Americana y Uruguay–, Peña Nieto pasaría desapercibido en la ONU, salvo que a los delegados les interese escuchar la historia de sus hijos y los de Angélica Rivera, quienes les preguntaron: ¿Entonces ya podremos echarnos un churro frente a ustedes?

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