El compromiso 39 de los 266 del candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, firmado ante notario público como todos los que ofreció a los electores mexicanos en 2012, igual que lo hizo cuando fue candidato a gobernador de los mexiquenses (2005, “Lo suscribo y lo cumplo”, decía), está en serio riesgo de ser incumplido a pesar de lo anterior y de formar parte del Plan Nacional de Desarrollo, ese magno documento que elaboran de manera inconsulta, aunque realizan foros para cubrir las apariencias, y en forma vertical y excluyente.

Cuál es el compromiso 39 de campaña de Peña Nieto, nada menos que ampliar la cobertura universitaria a una tasa de “al menos 45 por ciento”. Y para llegar a la meta de 40 por ciento de inclusión en la educación superior se deberá crecer en los próximos dos años 4.2 puntos porcentuales, es decir, 2.1 puntos por año.

En este ciclo escolar en los centros de educación superior hay 3 millones 648 mil 900 alumnos inscritos y para cumplir la meta, justo de las que más pueden influir en los cambios de fondo de México, faltarían 430 mil espacios más a lograrse en los próximos dos años para que cuatro de cada 10 jóvenes estudien en las universidades.

Sólo que con la política de recortes presupuestales, las famosas tijeras del hoy muy impugnado Luis Videgaray –tanto por “el crecimiento mediocre” de la economía como por la harto polémica visita del candidato presidencial Donald Trump a Los Pinos–, rectores como el de la Universidad Nacional Autónoma de México, estiman que para poder atender el incremento en la demanda de ingreso a las universidades, éstas necesitan que sus presupuestos se incrementen 5 por ciento real durante los siguientes cinco años. La UNAM, dice Enrique Graue, dispone de recursos federales por 35 mil 61 millones de pesos, un monto apenas 1.3 por ciento mayor al de 2015 si se descuenta la inflación.

Los centros que pertenecen a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior recibieron en 2015 un aumento presupuestal promedio de 4 por ciento, respecto al de 2014, según informes de la ANUIES, pero sin descontar la inflación, que fue de 4.08 por ciento, de acuerdo con datos oficiales. Es decir, retrocedieron en sus ingresos federales en .08 por ciento.

Claro está que no todas las burocracias universitarias son eficientes y menos aún transparentes para ejercer los presupuestos. Ahora mismo, el gobernador de Morelos y el rector de la Universidad Autónoma protagonizan un litigio en el que están en juego cientos de millones de pesos y la misma gubernatura que ejerce Graco Ramírez. Además, el despacho de Teresa Guerra Ochoa fue “allanado” para sustraer “documentos relacionados con las denuncias periodísticas” de Guerra Ochoa sobre “la corrupción en la Universidad Autónoma de Sinaloa”, de acuerdo con la reportera Anayeli García Martínez.

El hecho es que los rectores temen mayores recortes presupuestales de las partidas federales y ello pondría en serio peligro el cumplimiento de la importante meta mexicana de que cuatro de cada 10 jóvenes de entre 18 y 22 años tengan un lugar en la universidad. Objetivo que está por debajo de la matrícula universitaria que tienen varios países latinoamericanos, en primerísimo lugar la pequeña pero muy instruida Cuba.

De tal suerte que el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior tiene futuro para largo rato, mientras la sociedad no obligue a los gobernantes a invertir más y mejor en lo verdaderamente estratégico para el futuro de México.

www.forumenlinea.com

www.facebook.com/forumenlinea

forum@forumenlinea.com

@IbarraAguirreEd