El Premio Nobel al Presidente Santos

09/10/2016
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El 7 de octubre Colombia fue sorprendida con la noticia, proveniente de Oslo, sobre el otorgamiento al Presidente Santos del Premio Nobel de Paz. No hay duda que el Comité del Nobel quiso reconocer en este gesto el esfuerzo que ha hecho el gobierno y la sociedad colombiana para buscar la terminación del conflicto armado. Porque si bien es reconocido el esfuerzo de Juan Manuel Santos, también es verdad que con este premio se reconoce a los millones de víctimas del conflicto, -de todos los hechos victimizantes y de los diversos victimarios-, a su extraordinaria capacidad de resiliencia, de perdón y su contribución a la reconciliación y por supuesto, a los dos equipos negociadores, el del Gobierno Nacional y el de las FARC, por los esfuerzos realizados en los últimos cuatro años para construir el acuerdo final y por último a todos los colombianos que de una u otra forma han puesto su grano de arena en esta tarea.

 

Pero en lo relacionado con el Presidente Santos, hay que reconocerle que su interés en contribuir a la búsqueda de terminación del conflicto armado ha estado presente en su vida política. Así lo planteó como slogan de campaña en su primera pre-candidatura presidencial al interior del Partido Liberal; posteriormente hizo gestiones, con los diversos actores del conflicto armado, durante la crisis política vivida por el gobierno del Presidente Samper; fue uno de los animadores a  finales de los 90s del proceso conocido como ‘Destino Colombia’ que buscaba, con la metodología de Adam Kahane, trabajar en la construcción de escenarios y acercar posiciones entre partes enfrentadas; posteriormente fue uno de los cuarenta colombianos que se reunió con delegados del ELN en 1998 en Maguncia (Alemania) para buscar acercamientos de paz con esta guerrilla; estuvo contribuyendo en la parte inicial de las conversaciones del Caguan con las FARC que lideró el Presidente Pastrana; como Ministro de Defensa del Presidente Uribe, fue uno de los animadores, junto con el Presidente, de los diálogos que se adelantaron en La Habana, durante ese gobierno, con el ELN.

 

Después del plebiscito del 2 de octubre, en el cual la opción del No triunfó, aunque por una mínima diferencia, los votantes colombianos  reflejaron una división, por mitades, entre los que apoyaban el acuerdo entre Gobierno y FARC y los que lo cuestionaban, lo cual le plantea a la dirigencia nacional el desafío de construir acuerdos acerca de los aspectos más cuestionados por los votantes del No, en un ejercicio de concertación, de ceder para que todos ganen, no imponer solamente los puntos de vista de una de las dos partes en que se vio dividida la decisión de los colombianos. Para luego re-negociarlos con la delegación de las FARC. Tareas éstas sumamente complejas, las dos, pero es el desafío que tenemos los colombianos y estoy seguro lo vamos a superar. Y allí se deberá manifestar el liderazgo y la sensatez de los dirigentes de los distintos sectores, a la cabeza del Presidente Santos, ‘estrenando’ su Nobel.

 

La otra tarea, de mediano y largo plazo, es avanzar en superar los niveles de polarización y confrontación, no para que pensemos iguales, sino para poder convivir como una sociedad moderna y plural.

 

- Alejo Vargas Velásquez, Profesor Universidad Nacional

 

 

 

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