Uno de los fenómenos sociales interesantes que se han generado, post-plebiscito, además del mensaje para las elites políticas de la necesidad de construir acuerdos con la mayor prontitud, ha sido la movilización social, liderada hay que reconocerlo, por los jóvenes universitarios, pero que ha convocado a diversos sectores sociales, solicitando ‘Acuerdo Ya’.

Siempre se dijo que uno de los efectos positivos de la terminación del conflicto armado, iba a ser el renacer de la conflictividad social, es decir el incremento de las demandas sociales. Algunos ven esto como preocupante porque parecieren seguir leyendo la realidad con los ojos propios de la ’guerra fría’, pero realmente no debe ser así. La conflictividad y la movilización social, no violentas, son lo propio de la democracia.

En relación con la movilización social a favor de que se llegue pronto a acuerdos con reformulaciones, precisiones y cambios, hay que señalar que si bien el mayor dinamismo se ha visto en la capital del país, sin embargo se ha expresado en muchas ciudades colombianas, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cartagena, Manizales, Barranquilla, Armenia, Pereira, Cúcuta, para mencionar solo algunas donde se han dado las manifestaciones más relevantes. Pero, adicionalmente, han sido movilizaciones que han buscado dejar atrás la división entre los del Sí y los del No y plantear sus consignas con la mirada hacia el futuro y promoviendo la convergencia en torno a la idea de que todos quienes votaron, tanto los del No como los del Sí, apoyaban la terminación del conflicto armado y que las diferencias se situaban en aspectos del acuerdo logrado entre el Gobierno y las FARC. En las movilizaciones se han visto, además de los jóvenes universitarios que han sido los animadores, a indígenas, comunidades afrocolombianas, ciudadanos del común, profesores y rectores universitarios, campesinos, sindicalistas y con una característica fundamental, que debemos resaltar, no ha habido hechos de violencia –que era lo recurrente en las manifestaciones sociales en el pasado reciente y lo que llevaba a muchos ciudadanos a mirar con recelo o rechazar estas expresiones ciudadanas-.

Adicionalmente considero que hay un elemento de la mayor importancia y es el interés creciente de los jóvenes por los asuntos públicos y su intención de participar en la búsqueda de solución a los mismos. Esto considero que es alentador para el futuro de nuestra democracia. Porque el peor escenario es justamente el de una juventud desinteresada de los asuntos públicos o peor aún que le da la espalda a los mismos.

No creo que se deba leer esta movilización social continuada como una intención de desconocer los resultados del plebiscito; creo que todos hemos aceptado que aunque por una mínima diferencia, ganó el No, pero se trata es de, en ese escenario posterior al plebiscito, encontrar salidas que tengan en cuenta esa nueva realidad política, en la cual si bien hubo un triunfador, no se puede desconocer que casi la mitad de los votantes lo hicieron apoyando los acuerdos. Esperemos que todo esto concluya de la manera más positiva posible.

Adenda: Ojalá la Mesa Púbica de conversaciones entre el Gobierno y el ELN, acuerden pronto un sistema o metodología de participación, que es el elemento central de ese proceso y los acuerdos humanitarios que terminen con el secuestro.

Alejo Vargas Velásquez

Profesor Universidad Nacional