Nobel y desafíos de la paz real

11/12/2016
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Le fue entregado al Presidente Santos el Premio Nobel de Paz, a mi juicio merecido, por haber jugado su capital político en la búsqueda de un acuerdo de terminación del conflicto armado con las FARC y a intentar construir un proceso similar con el ELN (recordar que este es un Premio para reconocer a quienes buscan la paz por la vía concertada, no a quienes pretenden lograr la pacificación por la vía militar). Quizá hubiera sido más cómodo políticamente para el Presidente, haber continuado enfrentando militarmente a la insurgencia sin abrir opciones de negociación; pero se dio la pela y logró que se llegará, no sin grandes dificultades, a la firma de un Acuerdo Final de terminación del conflicto y esto es lo que le reconocen los organizadores de este premio. Y así lo recalcó la vocera del Comité del Nobel en Oslo en la ceremonia de entrega.

Pero la realidad nacional establece desafíos complementarios y otras prioridades y ellas deben ser abordadas con todo el empeño político, si se quiere que las cosas tomen el camino de volver realidad lo acordado y de esta manera mostrar que el Premio Nobel de Paz que es aliciente para concluir la tarea y no un reconocimiento a algo que quedó a mitad de camino.

¿Cuáles son los dos grandes desafíos que tiene por delante el Gobierno Santos?

Uno, la implementación de los Acuerdos y para ello el Presidente debe empeñar todo su capital político, incluido el que se deriva del Premio Nobel, su entusiasmo, para lograr que en el año y medio de gobierno que le resta, los mismos empiecen a tomar su camino; claro, debe ser capaz de concertar con las fuerzas políticas y sociales los apoyos necesarios para volver realidad lo pactado y derivado de allí, ser capaz de propiciar las condiciones políticas para que el Gobierno que lo suceda continúen con este compromiso, que es de Estado y no de Gobierno.

 Dos, lograr que finalmente se inicie la Mesa Pública de diálogo con el ELN, para que comience a desarrollarse la agenda pactada y si bien no es de esperar una terminación en el tiempo del actual Gobierno, sí lograr que se avance lo más que se pueda; así el cierre del conflicto armado será una realidad, de lo contrario será una paz trunca; al respecto, lo único que se me ocurre sería sugerirles a los jefes negociadores que antes de andar pronunciándose en medios y en redes sociales, se reúnan, de mane reservada y  traten de clarificar los temas que están atrancando el inicio de la Mesa de Conversaciones.

Finalmente, además de felicitar al Presidente Santos por su Nobel, que también nos alegra a la mayoría de los colombianos –a algunos seguramente no-, hay que recordar que si no hay vía rápida para la implementación normativa de los Acuerdos, las cosas se pueden empantanar empezando con el calendario de dejación de armas –que difícilmente se pone en marcha sin la aprobación de la ley de amnistía-, la incorporación en la Constitución de  la Justicia Especial para la Paz y todas los demás desarrollos que se derivan de los mismos. Y claro, el mensaje para el ELN no será muy alentador, acerca de que comience un proceso de diálogo, que puede terminar en las mismas incertidumbres.

Alejo Vargas Velásquez
Profesor Universidad Nacional


 

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