El impulsor más destacado –después de Emilio Chuayfett– y también muchísimo más publicitado por el oligopolio mediático, de la reforma educativa, “la más importante de todas las reformas”, insiste en “descubrir” por medio de discursos el hilo negro en la materia.

Dice Aurelio Nuño que la reforma educativa impulsada por Enrique Peña Nieto –su jefe y amigo hasta el punto de seguir contemplado para el sueño de “la grande”–, no tiene garantías de continuar con el cambio de gobierno.

Lo dijo ante los hombres y mujeres más interesados en la reforma educativa, los que requieren abrir camino a sus inversiones en todos los niveles del sector educativo, así como formar más y mejor fuerza de trabajo calificada, pero no necesariamente mejor pagada, como lo muestran las tendencias a la baja de los salarios y no digamos las cada vez más raquíticas y hasta inexistentes prestaciones sociales, amén de la pérdida sostenida del poder adquisitivo.

El maestro en Estudios Latinoamericanos habló ante la 12 Summit de Capital Privado en México, organizada por la Asociación Mexicana de Capital Privado, AC –y que al decir de sus promotores “Cada año desde 2006, Amexcap organiza el even­to más importante de Capital Privado en el país”–, para asegurar que el nuevo modelo educativo “no tiene garantías de continuar con el cambio de gobierno de 2018. Por supuesto que no. ¿Piensa el grupo gobernante que está en condiciones de imponer su proyecto después de la salida de Peña Nieto de Los Pinos?

Acaso supone el grupo Atlacomulco-Pachuca que después de imponer la reforma educativa, demonizar a los trabajadores de la educación organizados en la Coordinadora Nacional, encarcelar a líderes por presuntamente corruptos mientras amamanta a Juan Díaz, como lo hace con el súper corrupto Carlos Romero Deschamps, ¿los actores políticos y los agentes sociales, sobre todo los involucrados en la tarea educativa, le van a permitir imponer su voluntad?

Para no desentonar con el discurso preelectoral que se práctica desde las instituciones que dicen representar y defender tanto, en El Colegio de México el mismo jueves 30 pero por la mañana, sin mencionar directamente a Andrés Manuel López Obrador, Nuño Mayer sentenció: “Hay un precandidato a la Presidencia que dijo que va a borrar esto y que de llegar echaría abajo el nuevo modelo educativo, hasta dijo que le daba risa, entonces es un tema que no está garantizado y va a ser parte del debate político en las próximas elecciones. Va a ser parte de las decisiones que tendrá que tomar el electorado de nuestro país si quiere que el proyecto continúe”.

El titular de la SEP hace política para la inmediatez, para la coyuntura, soñando en despachar en Los Pinos que para eso lo arropa, lo cuida Peña Nieto y por su encargo el recompensado oligopolio de los medios, con 34 mil millones de pesos sólo en los primeros cuatro años de su mandato. Y para 2017 está contemplado erogar 9 mil millones de pesos más.

Y luego se sorprende Aurelio Nuño, después de hacer de la educación un medio para su carrera política, de que su reforma quede en uno de los muchos intentos “reformadores” y hasta “revolucionarios” (con Jesús Reyes Heroles) y de los resultados no fueron informados los padres de familia, los educandos, el país. Trascendieron sí, y mucho, los enormes negocios ilícitos realizados al amparo de las supuestas reformas, particularmente bajo el cacicazgo de la hoy prisionera política –por decisión presidencial– Elba Esther Gordillo y ahora con el bailarín Juan Díaz de la Torre.

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