En campaña el gobierno usa edulcorantes y cortinas de humo
- Opinión
La campaña electoral ya comenzó. Frente a las amargas realidades, el oficialismo echará mucho edulcorante. Y junto con eso, para captar el voto, usará cortinas de humo y las recetas “amigables” de Durán Barba.
Formalmente la campaña para las legislativas comenzará el 14 de julio, pero también en este punto la realidad desborda a los plazos legales. Ya comenzó hace rato y no participan solamente los candidatos de cada lista. También lo hacen el presidente, los gobernadores, los legisladores e intendentes así como sus sponsors empresarios, los medios de comunicación y el poder judicial, al margen de quién sea el magistrado interviniente, por ejemplo en Capital la momificada María R. Servini de Cubría.
El que tiene más para perder es el gobierno. De allí que el viernes concentró a sus principales candidatos en donde juega de local, Parque Norte. Y allí durante varias horas 200 personas escucharon al jefe de Gabinete, Marcos Peña, la vicepresidenta Gabriela Michetti, el jefe de gobierno, Horacio Larreta y el gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba.
La idea era munir de información a los candidatos de todo el país, para lo cual también hicieron su aporte Lopetegui y otros funcionarios, tratando de unificar los discursos para actos y reportajes.
Una de las “clases mediáticas” más importantes fue la de Durán Barba, quien orientó a los candidatos a no tratar de responder las preguntas del periodismo y mucho menos de sus adversarios sino de enfocarse “en la gente”. No dijo “doña Rosa” porque la familia de Bernardo Neustadt habría podido cobrarle el copyright, pero la idea era la misma: hacerse fuertes en la clase media y baja, alentando sus prejuicios y el semianalfabetismo político.
En un punto lo del ecuatoriano implica una grave contradicción, como cuando pontificó que “la gente no vota por cosas abstractas sino por su bienestar”. El problema es que los candidatos no podrán explicar a ese electorado que su bienestar está in crescendo cuando la realidad y diversos índices demuestran que viene cuesta abajo.
Dudoso bienestar se pregonó ese 29 de junio porque dos días más tarde aumentarán 7,2 por ciento las naftas, con lo que eso implica en el costo de transporte, las mercaderías y la inflación.
El Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala informó que en los primeros 5 meses de este año la inflación fue de más del 10 por ciento, con una variación anualizada del 26 por ciento. Ningún gurú dirá la verdad si jura que se cumplirá el objetivo gubernamental de una inflación del 17 por ciento este año. Y los topes a las paritarias del 20 por ciento pagadero en cómodas tres o cuatro cuotas no significan precisamente “bienestar”.
De otro mundo
El contingente de candidatos macristas, radicales y lilitos, concluida la jornada en Parque Norte, se fue hacia la residencia de Olivos para comer un asado con Macri y sacarse fotos de familia.
Si los consejos del duránbarbismo no resultaban fáciles de asimilar, por lo contradictorios que son con el ajuste en vigencia, más inentendible y hasta ridículas resultó la arenga presidencial.
Mauricio Macri los alentó a dar la pelea electoral a favor de su gobierno porque “es uno de los que mayor apoyo tiene en toda América, y tal vez, uno de los que más apoyo tienen en el mundo entero, a pesar del lugar donde salimos”.
¿El mayor apoyo del mundo entero? ¿No será mucho afirmar eso, señor presidente?
Está bien que se vive en una región y un mundo donde la mayoría de los gobiernos sufren rápidas pérdidas de consensos por la crisis económica y los programas antipopulares que aplican. Pero éste es el caso también del gobierno argentino que no es la excepción sino la regla de esa tendencia a pérdida de representatividad.
¿Cuántos argentinos se sintieron defraudados por el curso económico tan favorable a los ricos y tan impiadoso con los que menos tienen? Entre enero y marzo hubo 75.027 despidos según la Consultora Tendencias. No son números sino familias que sufren desempleo y amarguras. El paro de los empleados del Anses en todo el país ante el suicidio de un jubilado en una sede es apenas la punta del iceberg. ¿Cuántos dramas fueron detonados por el fraude de la “reparación histórica” a los jubilados, la quita de miles de pensiones a los discapacitados y los trámites para acreditar pensiones de maridos que fallecieron hace 20 años?
En cada una de esas medidas antisociales hubo luego un retroceso gubernamental total o parcial, pero el daño ya había sido hecho. Y quedó la sensación que cosas similares pueden repetirse en función de los ajustes venideros tras las elecciones de octubre.
El cronista no está subestimando a Macri, quien expresa fortísimos intereses empresarios y financieros del país y el mundo. Sí cree que está acreditado ser el gobierno de la plutocracia: de los ricos, por los ricos y para los ricos.
Para disimular esa creencia instalada en amplios sectores fue que Cambiemos se reunió en Parque Norte y en Olivos. Para estas elecciones están preparando el segundo fraude a la opinión pública: el primero fue en 2015, cuando se presentaron como el cambio que no quitaría derechos adquiridos. El segundo es ahora, prometiendo el bienestar y mostrando un rostro humano, con el timbreo y la sonrisa dibujada a lo Vidal, cuando lo suyo es un ajuste macabro,
En octubre se contarán los votos y allí se podrá apreciar mejor el nivel de adhesión del macrismo. A priori su dicho de tener el mayor apoyo regional y mundial suena como formulado por alguien que vive en otro mundo.
Dos caras de la moneda
Una cara muy afín al neoliberalismo es endeudamiento que practica el gobierno y en particular su ministro de Finanzas, Luis Caputo.
No lo dice un crítico del gobierno sino el Indec: la deuda externa total a fines de marzo de 2017 asciende a 204.509 millones de dólares, con un incremento de 16.293 millones de dólares (8,7%) respecto del trimestre anterior y de 28.237 millones (16%) sobre marzo de 2016. El endeudamiento de la administración Macri desde que asumió es de 80.000 millones de dólares.
Y lo más negativo es que esa “pesada herencia” sobre generaciones de argentinos no servirá para el desarrollo, obras necesarias ni inversiones, sino para financiar el déficit fiscal, practicar la bicicleta financiera y fugar divisas.
Una de esas operaciones fue denunciada por el diputado Darío Martínez (FPV) y otros colegas de bancada. Les sonó a estafa y defraudación la colocación de bonos a 100 años, por 2.750 millones de dólares, pagando un alto interés anual de 7,9 por ciento.
El lunes 26 el fiscal Juan Pedro Zoni imputó a Caputo por el presunto delito de “administración fraudulenta” y ahora deberá resolver el juez Ariel Lijo.
La cadena del endeudamiento no se corta. Haciendo caso omiso a todas las críticas, Caputo colocó nuevas Letras del Tesoro por 1.050 millones de dólares, para refinanciar un monto similar colocado antes.
Lo llamativo, y hasta hiriente para los argentinos con una mínima información, es que Caputo, al hablar en el conclave macrista de Parque Norte, aseguró que “Argentina marcha hacia el equilibrio fiscal en 2021 y será el país con menos deuda por PBI”.
El gobierno toma de tontos a los argentinos, pero en el mundo, incluso en el mundo capitalista que gustosamente habita, lo consideran un tonto a él. El editor de Economía del Financial Times, Robin Wigglesworth, realizó una encuesta por Twitter sobre cuál era “la locura más grande” financiera a nivel mundial. El bono a un siglo del ministro de Macri subió al podio con el 69% de los votos.
El endeudamiento externo refuerza la dependencia de centros financieros, con ganancias y comisiones millonarias para bancos de aquí y de allá, y es una de las caras de la moneda.
Y el reverso de aquella es la creciente intolerancia frente a la protesta social. No es que el gobierno del PRO-Cambiemos se haya portado con dulzura ni paciencia democrática. Se recuerdan los balazos de goma a los trabajadores de una avícola y a despedidos de la municipalidad de La Plata, en el inicio de su gestión; el encarcelamiento de Milagro Sala en Jujuy desde enero del año pasado y la represión a comunidades mapuches en Chubut; y lo de Gendarmería contra el piquete en la Panamericana durante el paro del 6 de abril.
Ahora hubo una durísima represión policial en la Capital Federal contra integrantes de cooperativas y desocupados que cortaban la avenida 9 de julio. Lo hacían demandando al Desarrollo Social la reactivación de obras para dar trabajo a sus cooperativas y desempleados, así como el reintegro de las pensiones a los discapacitados que se habían quitado. La policía de la Ciudad, un refrito represivo de la Federal y la Metropolitana, embistió con sus motos, palos, gases y balas de goma contra esas personas, incluso con muchos efectivos de civil que pegaron a la par de los uniformados.
Esa fue la cara violenta del ajuste, pero el cronista no está tan seguro que ese operativo le haga perder votos al macrismo. Más bien piensa que puede captar sufragios, a tenor de la cobertura semifascistas de los medios y las opiniones racistas vertidas en las redes sociales y no sólo por los trolls de Peña.
Es muy triste decirlo, pero en este caso tratar como basura a la gente más humilde puede traccionar votos, aunque no lo diga públicamente Durán Barba.
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