La integración de los inmigrantes y los refugiados es un tema serio. La única mujer primer ministro de Canadá, Kim Campbell dijo: “Las campañas electorales no son el mejor momento para discutir temas serios”. Cabe preguntarse si los políticos quebequenses quieren darle razón cuando hablan de inmigración y refugio. Es un tema serio, pero se escucha de todo en la más larga campaña de la historia de Quebec (las elecciones se tienen el 1º de octubre próximo). La retórica utilizada crea equívocos. Creemos que puede elevarse el debate al plantear un necesario cambio del paradigma de la inmigración encuadrada. Lo plantean quienes defienden refugiados y migrantes y hasta el Guardian.

Canadá es un país de inmigrantes. Acogió en 2016, a 320 mil inmigrantes, incluidos 50 mil refugiados en su mayoría seleccionados. En 2018 Quebec prevé recibir 53 mil (32 mil migrantes económicos; 12 mil por reagrupación familiar y 9 mil refugiados seleccionados o no).

Recordemos que desde 1991, el Acuerdo Canadá-Quebec, Ottawa reconoce el carácter distintivo de Quebec en materia de inmigración. Le permite fijar sus cuotas y definir sus criterios de selección específicos – como el francés. Pero esa autonomía no se aplica a los potenciales refugiados.

Porque las encuestas dan un avance a la Coallition Avenir Quebec (CAQ), el Partido Liberal (PLQ) la demoniza con declaraciones demagógicas y mentiras. Por su parte, la CAQ corteja votos nofrancófonos con argumentos distintos a los que formula en francés. El soberanista Partido Quebequense (PQ), con apenas 21% de intenciones de voto, ya no le sirve de espantapájaros soberanista al primer ministro Philippe Couillard. Pero ello no evita que su jefe plantee ideas descabelladas. Hasta el izquierdista Quebec Solidario (QS) trata de ganar electores del PLQ con un discurso de diversidad. Sus detractores, lo consideran multiculturalista y contrario con su posición soberanista.

Integración de los inmigrantes

La encuesta CROP-Radio-Canadá, confirmó que el impacto de los acomodos religiosos en la identidad quebequense preocupan los electores. El 57% creería que los musulmanes están mal ó muy mal integrados a la sociedad quebequense.

El PLQ no consiguió cerrar el debate de los acomodos religiosos con la confusa Ley adoptada en 2017. Su enfoque multicultural y el tratamiento individual de los casos de acomodos, cuestiona la laicidad surgida de la revolución tranquila. Los tres partidos de oposición (QS, PQ y CAQ), que votaron en contra, proponen otra Ley si son elegidos. Una que respete las recomendaciones de  Bouchard-Taylor y prohíba que funcionarios con poder de coerción porten símbolos religiosos.

Francois egault, propone medidas populistas en materia de inmigración. Como reducir en 10000 la cuota anual de inmigrantes. Pero, al hacerlo contradice sus aliados de las Cámaras de Comercio, que piden un aumento de la inmigración encuadrada para paliar el envejecimiento de la población y la penuria actual de trabajadores especializados.

El impacto de la inmigración sobre el carácter francés de Quebec también divide aguas. Un temor exagerado según el PLQ. Problema real según la Auditora General de Quebec. En Montreal, se necesita el inglés para conseguir empleo. Sobre todo en empresas de menos de 50 trabajadores.

La CAQ propone obligar el aprendizaje del francés. El PQ y QS coinciden en aumentar la inversión estatal para el aprendizaje del francés. Pero denuncian la promesa de la CAQ de expulsar los migrantes que después de tres años, reprueben un examen de francés.

Paradojalmente el criticado test de adhesión a valores quebequenses de la CAQ, ya existe. Pese a que Couillard critica, los liberales la impusieron en 2008. El formulario de selección de potenciales inmigrantes ya exige adherir a la Declaración sobre los valores comunes de la sociedad quebequense.

Los Refugiados de Donald Trump

Los refugiados no seleccionados alimentan el debate. Donald Trump hizo que Canadá, perdiera el tampón que limitaba la llegada de potenciales refugiados. En 2017 fueron 20 mil refugiados que atravesaron ilegalmente la frontera con EE.UU. En lo que va corrido de 2018, ya son más de 6 mil.

Los refugiados están bajo jurisdicción federal. Por ello las críticas se centraron en la pretendida generosidad de Justin Trudeau. El PQ y la CAQ le acusaron de mentir y dar falsas esperanzas a los migrantes. Efectivamente, sólo 10% de los expedientes tratados se reconocen como refugiados. Los otros deberán irse o aumentarán el número de indocumentados.

Jean-Francois Lisée (PQ) se ridiculizó al proponer cerrar el camino Roxham con un cerco. Frente a las críticas, propuso un simple anuncio…que ya existe. Y es que abundan las posturas demagógicas. En 2017, Couillard, acusó la oposición (CAQ, PQ y QS) de fomentar el racismo al criticar Ottawa. Ahora, en vísperas de las elecciones, exige de Ottawa lo que planteaba la oposición.

QS y otros partidos proponen terminar con el llamado Acuerdo del Tercer País Seguro (2004). Permite devolver los refugiados provenientes de EEUU, un país seguro. En los puestos fronterizos oficiales, no el Camino Roxham. Allí se aplica la Convención Internacional de Refugiados. Canadá está obligado a acogerles hasta una Audiencia que debe decidir si son refugiados. Un trámite que puede demorar hasta dos años. Pero, la eliminación del Acuerdo no asegura el fin del flujo. Canadá trata de extender el Acuerdo a toda la frontera, pero Washington no escucha.

Con todo, el representante del Alto Comisionado Sobre los Refugiados, Jean-Nicolás Beuze, da la hora justa. No hay tal crisis de refugiados. Canadá es un país rico. Su esfuerzo actual no se compara con el de países pobres que acogen millones de refugiados.

¿Debate dañino?

La búsqueda del favor de los inmigrantes es una pieza clave de los liberales. Busca mantener su control del electorado surgido de la inmigración con un discurso multiculturalista. La CAQ es efectivamente de derecha. Sin embargo Couillard exagera al compararla con la derecha fascista europea. Su retórica busca demonizar la CAQ por temor de su principal rival en las encuestas.

La CAQ trató de disputar los no francófonos a los liberales, para entrar a la isla de Montreal. Pero la última encuesta muestra que los liberales, a pesar de su impopularidad a 16% entre los francófonos, tienen un apoyo casi unánime entre los no-francófonos. Muchos opinamos que es tan de derecha como los liberales. No es por nada que muchos reclutas de la CAQ que devinieron ministros liberales claves (Gaetan Barrette o Dominique Anglade por ejemplo).

La baja popularidad del PQ y la división del campo soberanista, hace que el PLQ no pueda recurrir a su tradicional defensa del federalismo antes los malvados independentistas. Pero ello revela también el agotamiento del enfoque identitario del PQ, y su deriva en la fracasada Carta de Valores de Bernard Drainville.

Algunos critican la postura de Quebec solidario (QS) hacia los inmigrantes. Diluye su posición intercultural en un multiculturalismo moderno, para disputarle electores anglófonos y alófonos a los liberales. Pero, la absorción de Opción Nacional, fue mal recibida en ese electorado. Muchos dudan que pueda obtener una entrada en las circunscripciones liberales de la región de Montreal. A la excepción de Laurier-Dorion, donde se presenta Andrés Fontecilla.

El problema de la demagogia y las opiniones rápidas sobre el complejo tema de la integración de los inmigrantes seleccionados y los que piden el refugio, pueden llevar a derivas negativas. Incluso ellas, desfiguran el carácter esencialmente acogedor del inmigrante del pueblo quebequense.

Interculturalismo y multiculturalismo

Tras el debate sobre la integración de los inmigrantes hay serias fracturas entre Quebec y el resto de Canadá. Ottawa estima que la relativa laicidad del Estado, desde la Revolución Tranquila, es discriminatoria y contraria a la identidad multicultural del resto de Canadá. Hay un choque entre, la concepción intercultural centrada en mantener con intervención estatal, el carácter francófono de la Belle Province y, la concepción multicultural federalista. Una percepción manifiesta en el federalista gobierno liberal de Philippe Couillard.

También está la división sobre la concepción de Nación. Según el primer ministro Justin Trudeau el experimento canadiense persigue construir el primer Estado post-nacional. Es una versión extrema del multiculturalismo- Ella diluye las naciones en la diversidad cultural.

Pero la mayoría de la clase política canadiense sigue considerando el multiculturalismo como fundamento de la identidad canadiense. Es la que los conservadores temen que se pierda con la llegada masiva de refugiados no seleccionados.

Pero hay varios problemas. Por un lado, las naciones autóctonas, reconocidas simbólicamente como primeras naciones, son discriminadas y la pobreza las agobia.

Por otro lado, el multiculturalismo, cuestiona también el moderno concepto de Estado plurinacional, propuesto por QS y nuevas izquierdas como Podemos.

Además, choca con el carácter de sociedad distintiva, centrado en la particularidad francófona de Quebec. Incluso Couillard, el más federalista de los primeros ministros de Quebec, argumenta que ser quebequense es una manera de ser canadiense. Y choca por supuesto con el PQ, que postula el derecho de la Nación quebequense de ser Estado independiente. Por su parte la CAQ propone una autonomía limitada.

Pero, en Quebec, todos afirman que la nación quebequense existe. Que para poder sobrevivir, la clave es el francés como lengua común. Los críticos ven al multiculturalismo y el Estado Post-Nacional, como intentos de diluir la nación quebequense.

¿Cambiar de paradigma?

La Organización Internacional para las Migrationes los estima en 244 millones. Entre ellos, 66,5 millones desplazados por conflictos (ACNUR 2018). En marzo pasado, el Banco Mundial, calculó que el cambio climático aumentará la migración interna en 143 millones, en Sud Asia; América Latina y el África Subsahariana. La migración es el desafío del siglo XXI.

Es cierto que Canadá es uno de los pocos países abiertos a la inmigración. Las cifras lo corroboran. Pero se trata de una inmigración estrictamente encuadrada: Por objetivos económicos (necesidades del mercado laboral), ó sociales (mantener la lengua francesa en Quebec). Hoy, la ocupación del vasto territorio canadiense no es prioritaria.

La oleada de refugiados desde EE.UU. desnudó el enfoque utilitarista no humanitario de las políticas de inmigración canadienses. Desgraciadamente, ningún partido quebequense, propone ampliar ese enfoque. A pesar que hasta algunos economistas (Clemens), plantean que eliminar las fronteras sería económicamente beneficioso.

Las políticas de inmigración canadiense son inadecuadas para el desafío migrante del siglo XXI. Son contradictorias con un mundo cada vez más interconectado. Donde capitales, servicios y mercancías, circulan libremente en cadenas de valor mundializadas y tienen más derechos que las personas migrantes.

Frente al aumento migrantes no seleccionados, de indocumentados, de expulsiones que violan los derechos de los refugiados; quienes defienden los refugiados e inmigrantes piden que se reconozca que Ningún ser humano es ilegal. Podrían los partidos quebequenses que se apliquen en Montreal las reglas de ciudad santuario.

También, los partidos quebequenses podrían optar por el creciente consenso mundial en enfocar las migraciones desde los derechos humanos. En 2016, la Asamblea General de la ONU, en la Declaración de Nueva York, adoptó una serie de compromisos para mejorar la protección de los refugiados y migrantes. Se espera que este año se adopte, finalmente, el Pacto Mundial sobre Refugiados.

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Fuente: http://marcelosolervicens.org/2018/05/elecciones-quebec-3-inmigrantes-y-refugiados/