Federalismo, la bandera para 2024
- Opinión
En la sesión de la Conferencia Nacional de Gobernadores que se realiza mientras redacto estas líneas, seguramente no saldrán chispas con el tema de los llamados súper delegados, término acuñado más para los medios y para simplificar que para explicar a los gobernados, pues desde la tempranera rueda de prensa de Palacio Nacional la “no confrontación” con los gobernadores en funciones y los electos, es la pauta anunciada por el presidente Andrés Manuel, tanto en este asunto como en el de la Guardia Nacional, misma que finalmente será el Congreso de la Unión el que defina su suerte, así como la consulta del 21 de marzo.
De repente el discurso en defensa del federalismo y la soberanía de los estados pasó a un primer plano en la agenda de los gobernadores del muy errático opositor Partido Acción Nacional, en primer lugar de Javier Corral y el impresentable Marko Cortés, practicante distinguido de “los moches” (cobro de comisión) en la Cámara de Diputados y de la contratación de modelos para fiestas de legisladores.
Hasta el michoacano Silvano Aureoles entró al quite en defensa de la soberanía de los estados, como siempre acompañado de su infaltable maquillista, pues el gobernador no entiende que ya pasó el tiempo de la política asociado a la impecable presencia personal. Sólo él, Enrique Peña Nieto y Luis Wertman Zaslav (“líder” de la sociedad civil) no acaban de enterarse.
El más decidido opositor a los 32 delegados que propone López Obrador es, sin duda, el jalisciense Enrique Alfaro, quien de plano se envuelve en la bandera del federalismo, sólo que no logra ocultar que arrancó su proyecto para convertirse en el líder de la oposición, aunque como candidato a gobernador navegó con la cachucha de ciudadano, pero lo repensó y armó un alianza con su otrora adversario acérrimo y cacique tapatío Raúl Padilla López, mejor conocido fuera de Jalisco como conductor de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, misma que en su edición 2018 logró la participación de 819,725 lectores, y desde ahora solicita más recursos de la Federación.
Araujo Ramírez ya colocó al frente del Movimiento Ciudadano a uno de los suyos, Clemente Castañeda Hoeflich, de común acuerdo con Dante Delgado, cuando apenas la primera semana de julio agradeció al dueño de la franquicia su “desinteresado” apoyo durante la campaña y anunció que no tendría compromiso con ningún partido.
Mas la ilusión de julio de 2024 bien vale no sólo una misa, sino exhibirse como el típico oportunista de tiempos que suponíamos idos.
Atenidos a lo declarado por Olga Sánchez Cordero antes de tomar posesión como secretaria de Gobernación, el mayor malestar de Alfaro es porque “no se tomaron en cuenta sus propuestas para elaborar el presupuesto de 2019”, cuando todavía falta que la Cámara de Diputados lo apruebe. El muy demócrata quiere garantías sobre su exigencia. “Están nerviosos”, asegura Mario Delgado, líder de Morena en San Lázaro.
Quiere más presupuesto y se comprende, pues sólo así podrá cumplir a sus electores, a los jaliscienses, y desde ese terreno construir el sueño de la candidatura presidencial de 2024. A pesar de que la cruda realidad no se empata con los proyectos del apartidista que ahora controla un partido, igual que Miguel Ángel Mancera con el PRD, porque el 55 por ciento de los mexicanos encuestados por Parametría a fines de agosto, coinciden con AMLO en reducir de 60 delegados federales por estado a uno. Y sólo el 34 por ciento está en desacuerdo. ¡Lástima Margarito!
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