El parto de los montes
- Opinión
Nunca se formularon pronósticos tan aciagos ni amenazas tan contundentes.
Jamás mayor confabulación de fuerzas, alianza tan titánica, complot tan invencible, ejecutores con mayor capacidad y precisión se unieron para evitar que un país ejerciera la democracia.
Sabíamos todos que el 10 de enero sería el Día más Largo del Siglo, el Fin de los Tiempos, el Apocalipsis Now, el momento en que la oposición se dejaría de postergaciones y tomaría por fin el poder que durante veinte años no había conquistado por no pecar de apresurada.
Basándose en las Profecías de Nostradamus, el horóscopo y la oración del tabaco, el secretario general de la OEA predice el aislamiento diplomático total de Venezuela, sólo para fracasar en la ONU, no poder lograrlo en la propia OEA y confiar la tarea a los trece miembros del Grupo de Lima, de los cuales cinco se retractan de su declaración contra la Patria de Bolívar antes de que Maduro tome posesión de su cargo ante delegaciones de 140 países.
Los presidentes de los 8 países del Cartel de Lima que no se retractaron de la declaración contra Venezuela duermen inquietos mientras sueñan que toman Caracas con sus aguerridos ejércitos para repartirse el país que la oposición ofreció conquistar para entregárselos.
Los dirigentes de los doscientos grupos antagónicos de la Oposición no duermen esperando el amanecer del día excelso en el cual recibirán el poder de las manos mismísimas del Presidente Donald Trump, jefe supremo de la intervención humanitaria del South Command.
Los altos mandos del Comando Sur no pegan un ojo esperando el arranque del gran ejercicio militar con efectivos de 25 países (incluidos Francia y Reino Unido), con el cual invadirán Venezuela y la sembrarán de bases militares una vez que los paramilitares hayan liquidado a todos los bolivarianos y estén listos para darles la bienvenida.
La noche en blanco pasan los 734 mercenarios paramilitares acampados en la región colombiana de Tona esperando la orden del Presidente Duque para iniciar el atentado de falsa bandera que les entregará en bandeja de plata el Golfo de Venezuela, las reservas petrolíferas del Zulia y la Cordillera de los Andes por obra y gracia de los Founding Fathers y del presidente de Guyana. .
No cierra un ojo el depuesto Presidente de Guyana desde su sala de desahuciados en el Hospital de Georgetown, esperando que le entreguen Venezuela los buques exploradores de la Exxon enviados a invadir sus aguas territoriales.
Una intranquila noche sufren los capitanes de los buques exploradores de la Exxon esperando desembarcar en territorio ocupado por Jair Bolsonaro.
No pega los párpados el Mesías Bolsonaro en plegaria continua al mando de sus camisas negras Guerreros de Dios a la espera que la base militar de Estados Unidos que planea instalar le entregue la Amazonia Venezolana más las centrales hidroeléctricas de El Guri, Caruachi y Tocoma más el Arco Minero más la franja Bituminosa más todo lo que haya, hasta que al amanecer los militares brasileños vetan la instalación de la base estadounidense, y no le queda más remedio que esperar a que le entreguen el país los gremios empresariales venezolanos.
En plena vigilia pasan la noche predestinada los gremios empresariales, afinando planes para subastar empresas básicas, eliminar estabilidad laboral y prestaciones sociales, privatizar salud, educación y seguridad social y ríos y lagunas y aguas y lluvias y cuanto sea privatizable nada más le entreguen el poder los militares juramentados que tenía listos un coronel retirado que habla muchas pendejadas cuando bebe.
En un botiquín de la carretera de Turgua el coronel retirado explica que lo que él esperaba era que le pusiera el poder en las manos las bases de la OTAN en las Malvinas, Guadalupe, Jamaica, Martinica, Antigua, Barbuda, Granada, Belice y la que supuestamente va a ocupar Colombia. La OTAN se disculpa porque lo que ella proyectaba era que invadiera Venezuela la nueva Alianza Militar Europea de doce países destinada a desplazar a la OTAN.
La nueva Alianza Militar Europea explica que ellos pasaron la noche en vigilia esperando que la llamara para entregarle el país el gran alzamiento colectivo de las masas venezolanas.
Las masas venezolanas celebran la pacífica toma de posesión del Presidente electo sin otro incidente que deplorar que el que alguna oposición malandra queme medicinas contra la diabetes y equipos de diálisis.
Una vez más los profetas del desastre se quedan con los crespos hechos por estar esperando cada uno que el otro le haga su tarea.
Ya ni en ellos mismos creen.
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