Unidad nacional en Tijuana

07/06/2019
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El presidente de todos los mexicanos, no sólo de los dueños del país, como él insiste en definirse por supuesto que en su propio lenguaje, convocó para el sábado a las 17 horas en Tijuana, Baja California, la ciudad fronteriza más poblada de México, a una concentración “en defensa de la dignidad” de la nación y de “la amistad con el pueblo estadunidense”.

 

En la mañanera del jueves 6, en la víspera del inicio de la segunda ronda de negociaciones entre las delegaciones de Estados Unidos y México, López Obrador explicó que la convocatoria va dirigida a gobernadores, ministros de la Suprema Corte, dirigentes políticos, sociales, empresariales y religiosos, y a la población en general, para “apoyar también la postura mexicana de buscar una buena relación con el gobierno de Estados Unidos”.

 

AMLO lanzó la convocatoria mientras está en curso en Washington una negociación entre delegaciones de los dos países, encabezadas por el vicepresidente Mike Pence y el canciller Marcelo Ebrard, por el conflicto disparado por las amenazas arancelarias de Donald Trump, dadas a conocer obsesivamente por la vía de tuits e incluso desde Londres, en presencia de la reina de Gran Bretaña desde 1952, Isabel II, durante una visita de Estado.

 

De la convocatoria presidencial sin precedente llama la atención que a pesar del optimismo sobre el buen desenlace de las negociaciones que podrían evitar la aplicación de aranceles de 5% a las exportaciones mexicanas con destino a USA y así progresivamente hasta llegar al 25%, AMLO informó que el acto tendrá verificativo en cualesquiera casos, porque será allí donde dará a conocer la postura de su gobierno frente a los reclamos del híper proteccionista presidente estadunidense que por lo menos en el discurso está decidido a darse un balazo en el pie, y llevarse entra las patas a los inversionistas, consumidores y los trabajadores que sus empleos dependen de la relación comercial con México y que tiene una actividad tan intensa en intercambio de mercancías y de cruces fronterizos humanos como ningún otro país en la aldea global.

 

La piñata en que Trump convirtió a México desde el 31 de agosto de 2016 cuando visitó en Los Pinos a Enrique Peña y que ahora reedita con mayor desenfado y prepotencia imperial para lograr su reelección el 3 noviembre de 2020, coloca al país en una situación sumamente desventajosa, sólo que ahora los actores de la adelantada contienda, incluidos senadores y congresistas republicanos no están dispuestos a permitirle al magnate inmobiliario salirse con la suya, porque ven en riesgo el triunfo de Trump por los daños que causarían los aranceles en los hogares y bolsillos de su base electoral para el súper martes de 2020.

 

El ajuste de cuentas preelectorales entre demócratas y republicanos, entre éstos y las fórmulas del híper proteccionista, blofero y por supuesto que oportunista de Donald John acabará por resolver el diferendo migratorio y arancelario entre la Casa Blanca y Palacio Nacional.

 

Seguramente esto lo tiene muy presente Obrador y su comitiva negociadora, aunque analistas que se dedican al periodismo sostienen que no hay estrategia “ni siquiera de hoy al lunes”, afirman con singular pedantería. ¿Conocerán la diferencia entre táctica y estrategia?

 

Cierto es que una política de unidad nacional no puede girar alrededor de lo que determine el presidente, como es la práctica política desde que Manuel Ávila Camacho (1940-46) formuló una convocatoria, sino el debate, la negociación y la convergencia de la diversidad en torno a un programa mínimo.

 

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