Fernández y el “periodismo”
- Opinión
El especialista en comunicación Martín Becerra hace una descripción pormenorizada y una interpretación del vínculo y las prácticas entre Alberto Fernández y los medios de comunicación dominantes, al menos en el plano de lo que está a la vista a la luz pública. Su tesis es que el candidato opositor instaló un clima de diálogo con las grandes corporaciones, útil para atravesar la campaña electoral.
Investigador del CONICET, profesor universitario y analista de comunicación, Becerra escribió en la publicación Letra P una nota en la que sostiene que los medios con posición dominante en el país pasaron de una hostilidad incluso ofensiva hacia Alberto Fernández, cuando se anunció su candidatura, a un tratamiento más respetuoso tras las elecciones del 11 de agosto.
En efecto, tras una campaña en la que estos medios apuntalaron hasta último momento al oficialismo, con el resultado de los comicios “el candidato del Frente de Todos es tratado con menos agresividad, son infrecuentes los calificativos y atributos más agraviantes y deja de ser presentado como un títere kirchnerista para reflejarlo como representante del conjunto del peronismo, aunque varias notas buscan –tal vez como reflejo inercial de las etapas previas– explotar las diferencias internas inherentes a la formación política que conduce”.
Becerra hace notar un hito, la presencia de Fernández en el encuentro del sector negocios corporativos del Grupo Clarín, en presencia del mayor accionista, Héctor Magnetto.
Posteriormente, “las entrevistas que concedió a todo el espectro de medios –especialmente a los más reactivos a su candidatura– a lo largo del año, así como los cruces al aire con varios conductores y ‘opinadores’, y las reuniones privadas que mantuvo con notorios exponentes del espacio ‘coreocentrista’, son indicadores del tipo de lazo que pretende consolidar en su gobierno y, probablemente, sea también indicio de los nombres de futuros funcionarios en las áreas de comunicaciones. Estas áreas fueron subordinadas a la Presidencia por decretos de Macri, por lo que Fernández heredará el alto margen de discrecionalidad que se suministró a sí mismo el actual gobierno”.
A juicio de Becerra, “la distensión es hoy un activo de Fernández antes que de los dueños de los medios, si bien a éstos les interesa que las relaciones con la conducción estatal sea equilibrada en una economía recesiva, endeudada, de alta morosidad y retracción de actividad”.
La nota en Letra P cita también como activo de Fernández los diálogos que el candidato opositor mantuvo con jerarcas de corporaciones españolas, durante su visita a ese país.
Y recuerda: “Cuando se le preguntó sobre la megafusión Cablevisión-Telecom, auspiciada como eje central de la política de comunicaciones por Macri, Fernández se refugió en dos ideas: ‘seguridad jurídica’ y ‘derechos adquiridos’. Con ese temperamento, la campaña de Alberto Fernández logró desactivar o eludir varias de las celadas tramadas contra su imagen pública y mostró, ante una sociedad mayoritariamente harta de la grieta, que puede hablar con quienes hasta hace un mes lo maltrataban”.
La fusión citada por Becerra fue uno de los pilares de la política de Macri para favorecer a Clarín, en cuyo beneficio adoptó una de sus primeras medidas de gobierno, en 2015, cuando modificó por decreto la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual con la finalidad principal de ampliar los márgenes de acumulación de frecuencias y del negocio de la televisión paga que la norma establecía y que esa corporación resistió, incluso apelando para ello a su manifiesta injerencia en el Poder Judicial.
No lo dice Becerra en su nota, pero tal vez la referencia a los “derechos adquiridos” pueda interpretarse como indicio de la determinación de Fernández de no intentar siquiera revertir esa acumulación de Clarín, que contraría los parámetros internacionales sobre medios de comunicación y democracia.
El especialista concluye su nota definiendo al diálogo que impulsa Fernández como “un eficaz dispositivo de difusión en este contexto”. No obstante, dice, “el contenido de esos diálogos, en cambio, así como los eventuales compromisos que surjan, es menos público y es objeto de especulaciones hasta que los primeros meses de 2020 comiencen a aclarar el panorama”.
La nota completa, en este enlace:
Del insulto a la distensión: Fernández y la refundación del periodismo
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