Contra todos los pronósticos de los desacreditados tecnócratas, las remesas de los paisanos que viven y trabajan en Estados Unidos alcanzaron en marzo pasado los 4 mil 16 millones de dólares, esto es, 49% más que en febrero de 2019. Y en el primer trimestre de 2020 sumaron 9 mil 293.20 millones, cantidad superior en 18.4% a la del mismo lapso de 2019, montos sin precedente de acuerdo al reporte del Banco de México. Gobernador de la institución, Alejandro Díaz de León, al que el titular del Ejecutivo federal le recuerda últimamente y con sobrada razón que respeta mucho su autonomía, pero “no debe olvidar” que las reservas del BM “son de la nación”.

Nada más, pero nada menos y los especuladores no se dan por aludidos, tampoco se rasgan las vestiduras, como acostumbran hacerlo en otros temas por medio de sus representantes.

Los récords establecidos sorprendieron al subgobernador del banco central, Jonathan Heath, porque “Cuando todos anticipaban una caída importante de las remesas, resultó que crecen muchísimo y alcanzan máximos históricos”. Remesas que el 60.8% proviene de cinco estados de la Unión Americana: California, Texas, Florida, Arizona e Illinois. Éstos concentran 64% de la población hispana o latina.

Y las explicaciones de los mismos que pronosticaron a la baja las remesas y desde ahora juran que se dará en abril, explican que la extraordinaria alza de marzo obedeció a “la caída de la actividad económica de México, ‘que obligó’ a enviar más dinero”. Y a “la subida del tipo de cambio”, que aumenta en valor, en pesos, de los dólares enviados a nuestro país. Explican que cuando se produce la depreciación (eufemismo para no llamarle devaluación) del peso como en octubre de 2008 con “La crisis que vino de fuera” –publicitaba hasta desgañitarse Felipe Calderón que no entendía que en la aldea las nociones de lo nacional y lo global son sumamente relativas–, las remesas también crecieron.

Los analistas de los grupos financieros de Banorte y Monex, así como de Banco Base por lo visto desconocen que los mismos factores de la caída de la actividad económica y el aumento del valor de la moneda local, operaron en países donde se produjeron caídas en los montos de las remesas como en Honduras, que registró una baja anual de 15.5%, 10.7% en El Salvador, 9.7% en Guatemala y 21.9% en República Dominicana, de acuerdo con el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos.

El presidente Andrés Manuel introdujo otros elementos para mejor entender que “desde hace 20 años no se tenía un cifra similar” de los que él llama de manera frecuente “nuestros héroes vivientes” y a los que no sólo agradeció como en los últimos 17 meses la conducta solidaria hacia sus familiares en momentos complejos para la salud y la economía nacionales, sino anunció que “Esto nos compromete a seguir apoyando al pueblo de México. Vamos a hacer lo propio, cada mes cerca de 100 mil millones de pesos se van a entregar como créditos. Es una inyección de solidaridad”.

Está claro que la desprendida y generosa conducta de los mexicanos que viven y laboran en forma documentada e indocumentada en Estados Unidos, hacia sus familiares, implica un ejemplo singular porque enfrentan condiciones harto difíciles por la recesión económica y el extraordinario desempleo que genera, actitud acaso sólo comparable con la de los trabajadores de la salud que hacen frente a la pandemia del Covid-19 a riesgo de sus vidas y que la sociedad cada vez valora mucho más y mejor. 

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