El panorama energético en confinamiento
Cuáles son las perspectivas para la energía en general y la energía fósil en particular?
- Opinión
Las perspectivas energéticas se complican por la caída en la demanda durante el confinamiento, en especial para las energías fósiles; sin embargo, la importancia del petróleo sigue siendo crucial. China es el actor central tanto para la industria petrolera mundial a partir de su recuperación económica, así como el principal actor en cuanto a fuentes de energía limpia. ¿Cuáles son las perspectivas para la energía en general y la energía fósil en particular?
El petróleo y el gas natural tienen en común, tanto una importancia significativa para los ingresos fiscales e ingresos en divisas de sus países exportadores, así como una severa caída de sus precios durante la crisis producida por la pandemia. Por lo tanto, se prevé un panorama adverso.
La crisis por la pandemia arrastra a la industria petrolera con baja rentabilidad a una posible serie de quiebras. La AIE (Agencia Internacional de Energía) estimó en julio de 2020 que la demanda total de energía disminuirá en un 6% y la demanda de petróleo en casi un 8% en 2020.
Apesar de una moderada recuperación de los precios del petróleo desde junio de 2020, el mercado petrolero depende de una recuperación en el transporte y el uso de gasolina a nivel mundial. El panorama es más incierto si se toma en cuenta que desde antes de la pandemia, la demanda petrolera creció menos del 1% en 2019. Además, las ganancias netas de Saudí Aramco, la petrolera más grande del mundo, disminuyeron 21% en 2019, y en el segundo trimestre de 2020, cayeron 73%, respecto al mismo periodo en el año anterior. Algunos expertos, como el director general de BP, no descartan que la demanda de petróleo pudo ya haber alcanzado su punto máximo.
Bajo este contexto, se mueve la orientación de inversiones hacia proyectos más limpios por parte de algunas firmas petroleras al promover, de a poco, la eliminación de fuentes de energía sucia; resaltan la propia Saudi Aramco, BP y Shell.
Dentro de este contexto, destaca la salida de Exxon Mobil, la petrolera más importante de EEUU, de la lista de 30 empresas del Índice industrial Dow Jones (DJIA) junto con Raytheon (defensa y aeroespacial) y Pfizer (farmacéutica). En el comunicado de esta decisión, Dow Jones mencionó que la salida de Exxon Mobil ocurrió para diversificar empresas que reflejen mejor la economía estadounidense.
Aun a pesar de que las perspectivas en energías limpias son en general positivas; la inversión en energías renovables puede disminuir significativamente en el año 2020, con la importante excepción de China. Se prevé una disminución del 17% en el despliegue de la energía solar fotovoltaica y del 8% en el despliegue de la energía eólica en 2020. China se recupera rápido y se prevé para la energía eólica y solar un crecimiento de 36% y el 20%, respectivamente, el año en curso.
Diversas economías como Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia dependen fuertemente de la exportación de petróleo y gas; mientras México y Brasil dependen por sus ingresos fiscales a partir de las petroleras Pemex y Petrobras respectivamente. Estos últimos, ante esta situación, pierden buena parte de sus ingresos fiscales; y los primeros pierden por divisas, por volumen ante la falta de demanda y por precio bajo, además de depender de una constante demanda de importaciones por parte de los importadores netos.
El panorama energético mundial depende principalmente de China y su resiliencia económica interna, como eje central, tanto para la demanda de combustibles fósiles, como la inversión en energías limpias. Se espera una recuperación de la demanda de petróleo de China a partir de su crecimiento interno, lo que es bueno particularmente para Brasil, Arabia Saudí, Noruega y Angola. De este modo, las exportaciones de crudo parecen salir a flote.
Paradójicamente, China es el mayor importador neto de crudo del mundo, a pesar de los esfuerzos por limitar su dependencia y menor consumo de energía fósil. El petróleo significa también un insumo importante para innumerables usos industriales, además del energético.
China es al mismo tiempo el eje de la transición energética y el principal inversor en energía limpia. La recuperación china muestra la fragilidad petrolera al ser el principal demandante de crudo. Contradictoriamente, el arrastre del crecimiento económico de China significa la principal esperanza de la industria petrolera mundial para recuperarse en alguna medida.
El panorama muestra una disputa entre energías sucias y limpias en una coyuntura tanto de cambio energético, como de crisis en la demanda energética. En esta disputa aun coexisten ambas y, por tanto, ambas serán afectadas; las energías fósiles están siendo afectadas de manera más significativa. La crisis por la pandemia puede significar un impulso a la transición hacia energías más limpias bajo el liderazgo de China.
Num. 23, Año 2020, 07 de septiembre
- Oscar Ugarteche, Investigador titular “C”, IIEc-UNAM, SNI III Conacyt, coordinador del obela.org
- Arturo Martínez Paredes, Facultad de Economía, UNAM, Miembro del obela.org
Fuente: OBELA, Observatorio Económico Latinoamericano, IIEc-UNAM. www.obela.org
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