Los zombies y la otredad

21/07/2013
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Los zombies están de moda. Si no eres uno, querrás verte como ellos. En el momento actual, el mundo prácticamente ha caído rendido a los pies de estos espectros, que lo mismo encabezan taquilleras producciones cinematográficas, por ejemplo, en el presente siglo -como “Frankenweenie de Tim Burton” (2012); “Resident Evil” de Paul W. S. Anderson (2002); 28 Days Later de Danny Boyle (2002); “Planet Terror” de Robert Rodríguez (2007); “28 Weeks Later” de Juan Carlos Fresnadillo (2007); “Dawn of the Dead” de Zack Snyder (2004); y la divertidísima “Shaun of the Dead” de Edgard Wright (2004), entre otras-; que una de las series de televisión más violentas y al mismo tiempo laureadas y vistas, “The Walking Dead”. También es menester recordar la contribución de Michael Jackson, en particular con el video de la canción “Thriller” (1983), dirigido por John Landis, que con sus 14 minutos de duración cambió el concepto de los videos musicales, siendo considerado por MTV y Time, entre otros, como uno de los mejores de todos los tiempos, pese a que también ha sido criticado por la violencia que lo caracteriza.
 
Pero ¿qué es lo que fascina tanto de los zombies? Peter Dendle, autor de la The Zombie Movie Enciclopedia, encuentra una explicación en la filosofía nitzcheana que, en la interacción zombies personas, explica la manera en que se desarrollan las relaciones entre los seres humanos.(1) Así, los zombies se enfrentan a personas comunes y corrientes a quienes buscan transformar. Los seres humanos, por su parte, tratan de sobrevivir a la invasión zombie. Para sobrevivir en un mundo zombie –desde la óptica de ellos, claro está- todos deberían ser zombies. Para sobrevivir en el mundo de los humanos, es menester exterminar a los zombies. Es claro que esta suerte de monstruos reflejan a la audiencia a la que están dirigidos y aquí estriba, posiblemente, parte de la explicación al éxito renovado que tienen ahora.
 
Entre el final del siglo XX y principios del XXI, se producía una transición notable en la manera en que operaban las industrias del entretenimiento en Estados Unidos y el mundo, al igual que en su demanda y consumo. Parte de la explicación se encuentra en el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), que posibilitaban personalizar, al gusto de las audiencias, lo que éstas ven, escuchan y hacen. Cada vez era más sencillo acceder a películas, discografía y música à la carta, amén de que los espectadores se tornaban activos, por ejemplo interactuando con opiniones, sugerencias, votaciones en programas de concursos, realities, e inclusive poniendo en línea sus propias “creaciones”. (2)  En 2005 nació YouTube, de la mano de ex empleados de PayPal, que es un sitio que permite ver, subir y compartir videos, no solo hechos por expertos –léase, las industrias del entretenimiento– sino por cualquier hijo de vecino.
 
Simultáneamente a esta importante transformación en las industrias del entretenimiento, la transición del siglo XX al XXI estuvo marcada por la violencia y la percepción sobre la “amenaza terrorista” con motivo de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001. Las tensiones políticas y militares estaban a flor de piel. La promesa de un mundo pacífico tras el fin de la guerra fría, despertaba a una dura realidad: el terrorismo se instalaba como el máximo flagelo a la seguridad y la prosperidad de las naciones, creando en las personas una cierta ansiedad e incertidumbre que las hacía esperar lo peor. Algo similar ocurrió en los años de la guerra fría, cuando el comunismo era identificado como la mayor amenaza. En ambos casos –el comunismo y el terrorismo– han sido presentados como una amenaza omnipresente, que está en todas partes y que busca ganar las mentes y los corazones de las personas –como hacen justamente los zombies al comer cerebros y carne humana. Sin embargo, ni el comunismo ni el terrorismo son flagelos visibles, de carne y hueso. La ansiedad que estos temas generó en millones de personas en el mundo, seguramente es un elemento que llevó a que en el inconsciente colectivo se le pusieran rostro y atributos al “mal” y a los peligros que acechan a la humanidad. Francisco de Goya lo decía muy bien: “la fantasía, aislada de la razón, solo produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de sus deseos”.
 
Breve historia de los zombies
 
La historia de los zombies incluye tanto mitos y leyendas como relatos que deliberada y explícitamente están inscritos en la ficción –aun cuando, como se verá más adelante, los zombies han ocupado la atención de las autoridades de los países, más allá de la fantasía. Si bien la película de George A. Romero, “Night of the Living Dead” que data de 1968 es considerada como un parteaguas en la industria del entretenimiento y del género del terror, lo cierto es que en el filme nunca se emplea la palabra “zombie” como tal, sino ghoul. Aquí el cineasta mezcla los rasgos de los zombies con los de los vampiros. A grandes rasgos, un zombie es un cuerpo humano reanimado o revivido, un muerto viviente o para decirlo pronto, un muerto vuelto a la vida o un trance entre la vida y la muerte –más muerte que vida, claro está. En la cinta de Romero, los zombies son como caníbales que se alimentan de humanos y, a grandes rasgos, esa es la imagen que el común de las personas tiene sobre estos singulares personajes. Otros rasgos con los que se identifica a los zombies incluyen que sus cuerpos están en descomposición, que son entes descerebrados o casi lobotomizados, y que así como gustan de la carne humana también ingieren cerebros.
 
Lo cierto es que, pese al éxito de la película de Romero, el tema se remonta a la mitología mesopotámica, donde, como es sabido, destaca la figura de Gilgamesh, un semidios con poderes supra humanos. Gilgamesh era responsable de proteger a su pueblo de diversas amenazas. En alguna ocasión, Ishtar, la diosa de la fertilidad, el amor, la guerra y el sexo, deseaba casarse con Gilgamesh, quien se negó, algo que enojó a la diosa, acostumbrada a seducir y a que todos cumplieran sus caprichos. Ante esto Ishtar anuncia furiosa, a manera de represalia, que hará que desde el infierno emerjan los muertos para comerse a los vivos, haciendo que los muertos superen numéricamente a los que no lo son. Esta es una de las referencias más claras a lo que hoy es considerado como zombie, amén de su vinculación con algo malo, el inframundo –o bien, el infierno.
 
Ésta referencia revela que los zombies no son una invención occidental. A lo largo del tiempo, los zombies mantuvieron presencia tanto en las culturas occidentales como en las no occidentales, y lo mismo se les puede encontrar en la mitología nórdica que en la japonesa. Sin ir más lejos, Las mil y una noches cuenta en “La historia de Gherib y su hermano Agib” la lucha del primero contra una familia de zombies a los que esclaviza y convierte al islam. En el fascinante libro de Josh Miller, A Zombie’s History of the United States: from the Massacre of Plymouth Rock to the CIA’s Secret War on the Undead, el autor recuerda que una de las hipótesis acerca del origen asiático de las culturas que se desarrollaron en el continente americano antes del arribo de Cristóbal Colón, es que las personas que cruzaron el Estrecho de Bering lo hicieron huyendo de los zombies que residían en Asia hace unos 17 mil años.3 Fray Bartolomé de las Casas refiere igualmente en el siglo XVI, que los indígenas contaban historias de cómo llegaron sus antepasados al lugar en que residían y que afirmaban estar huyendo de los no vivos.(4)
 
Con todo, de manera más reciente, a la palabra “zombie” se le vincula con el vudú de Haití, donde existe la denominación “zonbi”, de origen bantú, que llegó a la isla caribeña a través del tráfico de esclavos procedentes del Congo. Se especula que en el Congo, el “zonbi” es el espíritu de una persona muerta. (5)  Sin embargo, en Haití, el vudú asume a los zombies como personas que son resucitadas por un hechicero, pero en el proceso, dichas personas son despojadas de su conciencia y personalidad precedentes. (6)
 
En una temática colateral, el Frankenstein, de Mary Shelley, publicado en 1818, abona a favor del debate de las implicaciones de los avances científicos para traer a la vida a los muertos, yendo más allá de la simple mitología y las concepciones religiosas. La criatura que crea Víctor Frankenstein no es un zombie en sí, pero en la cultura popular europea y occidental en general, rápidamente se le vinculó a los no vivos, categoría en que también se inscriben los vampiros, alimentando la avidez por historias y relatos de ese tipo.
 
Justamente en la ficción son los estadunidenses Edgar Allan Poe en el siglo XIX y Howard Phillips Lovecraft en el XX, quienes, con el género detectivesco (Poe) y el de horror (el segundo), desarrollaron una notable aportación en favor de la cultura de los zombies, con todo y que Poe no fue tan puntual en esa materia –si bien sus cuentos de misterio con historias macabras no pueden ser ignorados. Lovecraft, en cambio, publicó una serie de historias en los años que siguieron al fin de la Primera Guerra Mundial, bajo el título Berbert West: Reanimator. En estos relatos, West es un doctor que busca desarrollar una fórmula para revivir a los muertos, cosa que consigue, si bien los “reanimados” resultan ser adictos a la carne humana y violentos. Esta fórmula es la que definitivamente ha sido más explotada por la industria del entretenimiento en todo el mundo y como muestra figura la película de Victor Halperin, “White Zombie” (1932) en la que el mítico Bela Lugosi encarna a un hechicero que convierte en zombies a una pareja de turistas. (7)
 
 
Reinventando a los zombies
 
La película de George A. Romero, como se indicó antes, fue un parteaguas en el cine de horror. Con todo, las historias de zombies, si bien fueron exitosas y tuvieron un momento apoteósico, en el marco del fin de la guerra fría (1989) decayó el interés por las mismas. Esto puede obedecer a la percepción de que el comunismo, la amenaza omnipresente que aspiraba a ganar las mentes y los corazones de todas las personas, estaba fuera de combate. Como explica Dendle, la última década del siglo XX se caracterizó porque ninguno de los grandes estudios cinematográficos financió película alguna con esa temática. Parecía que el tema se había agotado y que pereció víctima de su propio éxito.
 
Empero, aun con el desinterés de los grandes estudios, las historias de los zombies resurgieron en el nuevo siglo de la mano de producciones hechas por aficionados, sin grandes presupuestos e inclusive, sin efectos especiales ni innovaciones tecnológicas. Puesto que el género tiene un buen número de seguidores, éstos han alimentado la demanda y, al parecer, han estado satisfechos con filmes “caseros”, los cuales han gozado de gran éxito.
 
Las producciones del presente siglo, también han tenido éxito porque reinventaron a los zombies y los llevaron por nuevos derroteros. Los zombies del siglo XXI son más aterradores que nunca, pero también muy divertidos –como se puede constatar en la comedia británica “Shaun of the Dead”, producción que data de 2004, dirigida por Edward Wright. Peter Dendle recuerda otras producciones en que los zombies han cambiado dramáticamente, como por ejemplo en la francesa “Les revenants” (2003), que cuenta la historia de 70 millones de muertos que vuelven a la vida para reintegrarse a la sociedad. La película, que transcurre en una aldea francesa, muestra a unos zombies, casi todos de cabello blanco, caminando rumbo a una aldea francesa. Los zombies portan ropa casual, están peinados y aseados, porque su aspiración es ser aceptados.
 
En 2008, Canadá y Alemania dieron a conocer “Otto; or, Up with Dead People”, de la mano del director Bruce LaBruce. En ella se cuenta la historia de Otto, un zombie que viaja a Berlín para explorar la ciudad, y es ahí que conoce a un cineasta –y a la novia de éste– quien quiere hacer una película con la vida de tan singular personaje. La película incluye temas como la homosexualidad y la marginación social.
 
Hay que decir que el género ya no se limita al mundo anglosajón en las industrias del entretenimiento, puesto que en lo que va del siglo, el mundo ha conocido producciones hechas en lugares tan diversos como Cuba, Finlandia, Chile, Brasil, Uruguay, Serbia, Turquía, África occidental, Pakistán y Malasia, por lo que ahora sí se puede afirmar que los zombies son un fenómeno verdaderamente globalizado.(8) En 2011, Cuba produjo su primera película sobre zombies, “Juan de los muertos”, dirigida por Alejandro Brugués, cuya trama, con fuertes dosis de humor negro, gira en torno a una invasión de muertos vivientes que irrumpe en La Habana y las autoridades cubanas atribuyen el hecho a un complot orquestado por Estados Unidos para desestabilizar al gobierno. (9)
 
Los zombies de la vida real
 
Aunque la trama de “Juan de los muertos” es chusca, lo cierto es que los zombies son ciertamente un fenómeno político. Josh Miller explica que cuando los ingleses se asentaron en la costa oriental de lo que ahora es Estados Unidos, en las Trece Colonias, muchos colonos estaban aterrados por las historias que circulaban en torno a ataques zombies. Los historiadores consideran que dichos zombies pudieron haber sido una suerte de táctica de parte de las comunidades indígenas para atemorizar a los recién llegados, lo cual generó innumerables leyendas y mitos. (10)
 
Asimismo hay numerosas referencias a la conversión de humanos, por ejemplo soldados, en cuasi zombies para fines bélicos, dado que ello podría aumentar su ferocidad, lograr que actúen en contra de su propia voluntad e inclusive hacer a un lado la auto-preservación, casi como sinónimos de automátas-kamikazes. Existen suficientes evidencias acerca del empleo de sustancias químicas dispersadas deliberadamente para entrar en contacto con tropas cuya moral se encuentra a la baja (i. e. Estados Unidos en Vietnam) y que pese a tener efectos nocivos en la salud, son usadas de manera recurrente incluso al día de hoy.(11)
 
En cualquier caso, hay otra arista más creíble sobre los zombies, explorada de manera bastante inusual por Daniel W. Drezner, quien en su libro Theories of International Politics and Zombies (12) se propone revisar las características de las teorías que intentan explicar al mundo de cara a una hecatombe zombi. Nótese: no es que el autor se haya deschavetado ni que perdiera el contacto con la realidad tras ver alguno de los episodios de “The Walking Dead”, sino que el sustento de su tesis es la existencia del miedo como una constante en las sociedades, el cual produce conductas y reacciones que influyen en la política interna y, ciertamente, en la global.
 
Drezner asume que en las relaciones entre las naciones, al igual que en el seno de las sociedades, hay una aspiración a la paz y la seguridad y todo aquello que atenta contra ellos debe ser enfrentado y en la medida de lo posible, eliminado. ¿Dónde quedan los zombies en esta reflexión? A través de un lúcido recorrido por lo que la cultura popular destaca de los zombies, Drezner toma a estos seres como una amenaza en dos sentidos: como una insurrección que efectivamente trastocaría el orden existente en términos fronterizos y espaciales, obligando a la cooperación, y, en segundo y no menos importante lugar, como el equivalente a flagelos como el terrorismo –o el comunismo en otros tiempos–, el calentamiento global, las epidemias/pandemias, etcétera, que podrían poner en entredicho la supervivencia del planeta y de todo lo que hay en él.
 
Para hacer este análisis, Drezner recurre a diversas teorías de las relaciones internacionales, cuyos enfoques, teniendo a los zombies en mente, interpretan al mundo de múltiples formas. El autor se pregunta ¿cómo reorganizar al mundo sea para buscar la aniquilación de los zombies, o, por lo menos, lograr la coexistencia entre ellos y el resto de los mortales? ¿Qué implicaciones tiene esto para el planeta? ¿Cómo podrían organizarse las naciones para encarar un desafío de ese tipo? ¿Cómo interfiere, la existencia de los zombies, en la consecución del interés nacional y en la lucha por el poder?
 
Desde la óptica del realismo político, la invasión zombie implicaría una lucha por el poder. Si los zombies prevalecen y aniquilan a la raza humana, entonces ellos tendrían el poder y establecerían el dominio –aunque aquí faltaría analizar a detalle cómo se relacionan los zombies entre sí y cómo interactúan para la consecución del poder, porque el realismo parte de la premisa de que el poder se obtiene, pero una vez logrado ese objetivo, se desata una lucha entre quienes lo poseen, por prevalecer por encima de los demás. Además de la manera en que los zombies se organizan para comer cerebros y devorar cuerpos humanos, sería necesario determinar qué harían en un mundo sin humanos. ¿Cómo sobrevivirían? ¿De qué se alimentarían? ¿Realizarían “cultivos” de humanos en algún tipo de “granja” para tener disponibilidad de su principal fuente de sustento? (13)
 
En el liberalismo, en cambio, la cooperación reportaría más beneficios que la confrontación. Sin embargo, en la medida en que el apocalipsis zombie se materializa, seguramente crecerían las voces que apoyarían el exterminio de los espectros. El autor refiere que instituciones como la Unión Europea, al igual que organismos no gubernamentales defensores de los derechos humanos, podrían objetar la confrontación con los zombies. ¿Surgiría entonces algún organismo defensor de los derechos de los zombies? ¿Argumentarían las organizaciones ambientalistas, que la destrucción de estos “seres” provocaría cambios irreversibles a los ecosistemas? Y si fuera el caso ¿qué costo entrañaría para una comunidad o un gobierno –o varios- diezmar a la población de los muertos vivientes? (14)
 
Una de las reflexiones más interesantes es la que se desarrolla desde la óptica del constructivismo, dado que la identidad de los seres humanos se articula de cara a la existencia de los zombies. Después de todo, los zombies son una creación o construcción humana y la percepción de inseguridad que se tenga sobre los muertos vivientes es crucial, dado que, aun cuando no fueran una amenaza real, se podría convencer a las sociedades que sí lo es, dando lugar a decisiones que en otras condiciones serían impensables. Los zombies, entonces, coadyuvarían al cambio social, al obligar a las personas a modificar su conducta, si no por otra razón, para exterminarlos.15
 
Los zombies llegaron para quedarse
 
The Walking Dead es resultado de un cómic originalmente hecho por Robert Kirkman en 2003. El éxito del mismo propició su adaptación a la pantalla chica por parte de Frank Darabont en 2010. Como de costumbre, los personajes del cómic han sufrido cambios para la televisión, en tanto otros caracteres son exclusivos de ésta y no existen en el original de Kirkman. En “The Walking Dead”, un grupo de sobrevivientes de la invasión zombie encabezado por Rick Grimes -personaje que despierta de un coma para encontrarse con que el mundo que conocía ya no existe- lucha por sus vidas. En el lugar hay zombies, seres monstruosos que se alimentan de carne humano y que tan sólo al morder a una persona la convierten en zombie. Un hecho desconcertante es que todos los humanos tienen el “virus” zombie, de manera que cuando mueren por cualquier razón, resucitarán como zombies. Pese a este destino apocalíptico contra el que aparentemente nada se puede hacer, los humanos se defienden y enfrentan a los espectros. El enfrentamiento entre humanos y zombies es fascinante porque son los primeros los que cambian, tornándose cada vez más despiadados, amén de la lucha por el poder que se desata entre los propios humanos y que es tanto o más letal que la que los confronta con los muertos vivientes. Cuando un humano –como el “gobernador”– mata a otro humano, éste se transforma en zombie, lo que de manera implícita implica que el “gobernador”, prefiere lidiar con los muertos vivientes que con los vivos.
 
“The Walking Dead” es considerada la serie de televisión más violenta, con un promedio de 38.5 muertos por episodio. En sus primeros ocho capítulos, perecieron 308 personajes, la mayoría zombies, lo que ha llevado a que diversas organizaciones de padres de familia en Estados Unidos y otros países, denuncien la violencia tan explícita y en números crecientes que la caracteriza. Hay otras series como “Spartacus” y “Game of Thrones” que también muestran una violencia desmedida, si bien los productores se escudan en que las historias ahí retratadas la justifican ampliamente.
 
La temática de “The Walking Dead” ha atrapado a las audiencias en todo el mundo. El día de su estreno, el primer episodio fue visto por 5.3 millones de personas. En México es la serie más vista en el horario en que se transmite (martes a las 22 horas) en el segmento de población de 18 a 49 años respecto a la programación que ofrece la televisión por cable. Con una audiencia tan amplia, están aseguradas varias temporadas más, al margen de las protestas que generen sus contenidos.16
 
Pero los zombies no sólo son espectros del mal. El 29 de octubre de 2006 tuvo lugar un “encuentro zombie” en un centro comercial de Pittsburg que logró el récord Guiness al reunir a unos 894 muertos vivientes, con el propósito de conseguir alimentos para el banco comunitario de la ciudad. Un año después, el “encuentro zombie” logró convocar a mil personas con el mismo fin. En 2008, en la ciudad australiana de Brisbane, se produjo una caminata zombie con la participación de mil 500 personas y en ese mismo año, pero en Chicago, se rompió un nuevo récord con mil 550 espectros participantes.
 
Existe un día mundial del zombie, que se celebra hacia finales de octubre de cada año. En la convocatoria que circuló en México para festejar el día mundial del zombie en 2010 (el 29 de octubre), se puede leer lo siguiente “este día es de todos los zombies independientemente de sus convicciones políticas; el zombie disfruta el sabor de un buen cerebro, lo demás sale sobrando. Si estás cansado de que te digan cómo vivir, NO permitas que te digan cómo no-vivir (…) Sólo te pedimos que te vistas de verde para unirte a la celebración internacional y que nos ayudes desde hoy a infectar con mordidas en todo el país para tener más muertos vivientes entre nosotros (…) Y recuerda, el verde es no-vida.”17 Si estás cansado de que te digan cómo vivir NO permitas que te digan como no-vivir. El 29 de octubre tú decides cómo celebrar tu amor a la cultura Zombie.
 
Así, los zombies se han reinventado y sin proponer un nuevo orden mundial, han logrado ser aceptados, imitados, venerados e invocados en las vidas cotidianas de millones de personas. Pareciera como si en el mundo real, las cosas fueran tan mal –por la crisis económica, los conflictos armados, los malos gobiernos, el crimen organizado, etcétera- que lo mejor es morirse, aunque sea un poquito, para, irónicamente, poder sobrellevar los avatares del siglo XXI.
 
Notas:
 
1 Peter Dendle (2012), The Zombie Movie Enciclopedia: 2000-2010, New York, McFarland.
 
2 Los zombies, a final de cuentas, son el espejo en que se refleja el espectador, algo que resulta aterrador a todas luces -porque “ellos son nosotros y nosotros somos ellos.”
 
3 Josh Miller (2010), A Zombie’s History of the United States: from the Massacre of Plymouth Rock to the CIA’s Secret War on the Undead, New York, Ulysses Press, p. 11.
 
4 Josh Miller, Op. cit., p. 17.
 
5 Martha Cagliani (26 de julio de 2009), “Zombies, su historia y origen”, en Noticias con historia, disponible en http://notihistorico.blogspot.mx/2009/07/zombies-su-historia-y-origen.html
 
6 Ibid.
 
7 Ibid.
 
8 Peter Dendle, Op. cit., p. 2.
 
9 Véase Juan de los muertos, disponible en http://www.juanofthedeadmovie.com/lang/es/media-2/trailer/
 
10 Josh Miller, Op. cit., 17-35.
 
11 El País (5 de mayo de 2013), “EL agente naranja aun golpea”, disponible en http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/02/actualidad/1367498254_513546.html
 
12 Daniel W. Drezner (2011), Theories of International Politics and Zombies, New Jersey, Princeton University Press.
 
13 Daniel W. Drezner, Op. cit., 33-45.
 
14 Daniel W. Drezner, Op. cit., pp. 47-60.
 
15 Daniel W. Drezner, OP. cit., pp. 67-76.
 
16 Richard Johnson y Andrew Barr (12/12/05), “Graphic: Stopping the Dead –a statistical look back at the Walking Dead series so far”, en The National Post, disponible en http://news.nationalpost.com/2012/12/05/graphic-stopping-the-dead-a-stat...
 
17 Facebook (29 de octubre de 2010), Día internacional del zombie-Vístete de verde, disponible en https://www.facebook.com/events/126991554023396/
 
María Cristina Rosas es profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
 
 
https://www.alainet.org/en/node/77883
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