Allende: un legado por el socialismo
08/09/2013
- Opinión
Con el inédito triunfo de la Unidad Popular (socialistas, comunistas y otras fuerzas de izquierda) y el gobierno de Salvador Allende (1970-1973) se inició en Chile la “vía pacífica al socialismo”.
Se confió que con el nuevo poder en el Estado y la ejecución del programa transformador sería posible superar el capitalismo. Comenzaron las estatizaciones en sectores estratégicos, la nacionalización del cobre (afectó a las compañías norteamericanas), la reforma agraria (tierra para quien la trabaja), la reforma educativa (pública y gratuita), los incrementos salariales, la amplia atención con servicios estatales, la promoción de las organizaciones de trabajadores y, en general, el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo en el país.
Los cambios, que afirmaron una nueva democracia, también polarizaron a la sociedad chilena. La reacción fundamental se concentró en la oligarquía empresarial, la prensa, la jerarquía eclesiástica, los partidos de las derechas políticas y otros sectores medios identificados con sus intereses. Desde las elecciones y, después, durante el ejercicio gubernamental, actuó en contra de Allende el gobierno de Richard Nixon (1969-1974), incluso con operaciones directas de la CIA, un asunto revelado por los propios documentos norteamericanos que años más tarde fueron desclasificados.
Las presiones conspirativas internas y externas contra el supuesto “peligro comunista”, unidas a las dificultades económicas y las acciones de la CIA, definieron a los militares, que el 11 de septiembre de 1973 dieron el golpe de Estado e instalaron la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y con él un Estado terrorista (asesinatos, torturas, violaciones de derechos, expatriaciones, desaparición de personas, liquidación de la democracia), que resultó funcional para las fuerzas que combatieron a Allende y para los intereses norteamericanos.
A cuatro décadas del brutal golpe militar, América Latina, bajo otras condiciones históricas, reivindica hoy a Salvador Allende y condena a Pinochet, a sus seguidores y al intervencionismo imperialista. En Chile del presente se reaniman las fuerzas sociales contra las herencias neoliberales y el sistema político que le ha acompañado. Pero también la experiencia de aquellos pasados tiempos chilenos obliga a repensar el papel de las izquierdas para un socialismo latinoamericano con futuro, imposible de construirse con esclavitud a viejos dogmas y retóricas.
- Juan J. Paz y Miño Cepeda, historiador ecuatoriano, es coordinador del Taller de Historia Económica. http://puce.the.pazymino.com
Publicado en El Telégrafo 2013-09-09
https://www.alainet.org/en/node/79082
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