Un mundo multipolar, ¿democrático?
12/02/2014
- Opinión
Después de la caída del muro de Berlín, las loas totalitarias del bloque occidental neoliberal cantaron victoria porque suponían la llegada, y triunfo, del esquema democrático; pero con el sello occidental anglófono: totalitario y sólo para los ricos. El pensamiento liberal en occidente es interesante en tanto teoría y propuesta; pero sus prácticas son coloniales y racistas. Hoy en día esos espectros son elocuentes y crueles en sus propias sociedades, donde los grupos minoritarios, como en Estados Unidos, son los marginados y esclavizados en nombre de su democracia.
Los grupos de poder que aman la democracia gringa, son los que desde siempre apoyaron a las oligarquías latinoamericanas: racistas y absolutamente dependientes de las voces de sus patrones del norte. Es decir, esa llamada democracia occidental anglosajona es sólo para los intereses de sus enormes corporaciones y transnacionales, donde los que manejan son unos cuantos señores anglosajones, rubios y de ojos azules. Para estos grupos de poder, que están más allá del bien y del mal el mundo es inferior, y conquistarlo en un deber civilizatorio correcto. La historia de la conquista y el colonialismo están justificados. En realidad, la historia de la modernidad es la historia del dominio y la conquista del mundo, por parte de estos grupos que sólo se modifican en el tiempo, para seguir su propia historia de dominio y expoliación mundial.
El mundo gringo se empobrece a pasos agigantados. Porque esos pueblos han sido engañados, estafados por el modelo que les llenó de consumismo y baratijas, que fueron cegados por la maravillas de su tecnología; pero que a cambio fueron domesticados y adormecidos al extremo que hoy aceptan, rendidos y drogados por el modelo, la impunidad de los ricos y los poderosos (banqueros, negociantes turbios y fabricantes de armas), que a nombre de esa democracia gringa concentran el poder y la riqueza como nunca antes. Y les importa un carajo los intereses de sus pueblos. Aquí la complicidad del pueblo es terrible, pues domesticados y aturdidos por el miedo no reaccionan. Europa es el centro de este cataclismo social gringo. Según informes recientes 120 millones de europeos ya son pobres, o en proceso violento de empobrecerse. 53 millones de norteamericanos son pobres absolutos. Pero no reaccionan, no son capaces de realizar cambios. Han perdido, por la seducción del modelo, la noción de sus padres y abuelos: hacer revoluciones y cambiar modelos destructivos por otros más humanos, menos aristocráticos y coloniales.
El poder militarizado y militarista de las democracias occidentales, funciona de maravilla. Todo está controlado: vigilado y computarizado. No existe libertad alguna. El término terrorismo ha reemplazado al término comunismo. Y funciona a la perfección. Drones, robots militares, micro electrónica, son artes de sus ciencias para seguir dominando a sus pueblos. Para seguir domesticándoles y adormeciéndoles. En cierto sentido el modelo gringo ha triunfado sobre sus oprimidas poblaciones. Cada vez más robotizadas y aceptando su propia tragedia, sin reacción alguna, sin posibilidades de romper las cadenas democráticas de ese orden totalitario.
La democracia occidental no tiene autoridad moral alguna para referirse a nuestras maneras de organizarnos. Sus defensores en Bolivia son también de esos grupos de poderes oligárquicos, coloniales y extranjeros. Las coincidencias no son sólo coincidencias. Son representantes de ese mundo unipolar anglosajón, donde su entendimiento de otras maneras de organizarnos es limitado. En realidad no conocen, o desconocen, otras formas de organizaciones, de funcionalidades de las distintas sociedades del mundo. Inventaron la antropología para descodificarnos y conocernos, a pesar de esos conocimientos tienen limitaciones.
Las lecturas de sus científicos sociales, vienen nomás de unos ojos gringos y conceptualmente limitados. En definitiva esa democracia occidental no es la respuesta a los complejos problemas humanos. Quizás haya sido una de las coartadas más inteligentes, para suplantar desde siempre el poder de los pueblos, a nombre de ellos, y seguir manejando el poder por siempre. La democracia occidental sigue siendo manejada por los mismos poderes, desde la edad media. En algunos países que hicieron sus revoluciones, cambiaron en algo pero después fueron otra vez deslegitimados por estos grupos poderosos. En Bolivia esos grupos están muy atentos a nuestros procesos de cambios. Y muchos de ellos también están en ese trabajo de hormiga: deslegitimar desde dentro al proceso de cambio. Pues el concepto de democracia que tienen es nomás colonial, anglosajón, gringoide y pigmentocrático.
Nuestra capacidad organizativa debe ser reforzada, desde las organizaciones, desde las regiones y tipos de organizaciones distintas. Sigue siendo un imperativo categórico el tomar consciencia de este proceso. Profundizarlo y radicalizarlo como el camino correcto, ante las sutiles formas y sofisticadas de deslegitimación desde varios frentes. Internos y externos. Ser vigilantes extremos de nuestras conquistas, de los milímetros que avanzamos es absolutamente importante. Será la única manera de fortalecer lo nuestro, para demostrar que la democracia occidental es solo una fantoche bella, atractiva; pero sin fondo, engañoso y casi un mito de pelo rubio. Que no corresponde a estos territorios, que nunca fue felizmente parte de nuestras tradiciones ancestrales, sino importación de grupos coloniales para dominarnos, y maquillar dichas democracias encubriendo sus propios intereses. Entonces, esa bella quimera gringa (democracia) hoy muestra su verdadero rostro de engaño, de crueldad y sin sentido. No es un instrumento para resolver nuestros problemas, es una carga pesada para justificar el dominio de unos pocos, sobre los muchos. Lo que se llama historia nos sigue dando razón: mejor lo nuestro, a lo impuro importado.
La Paz, 10 de febrero de 2014.
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