Diálogo y confrontación en Venezuela
22/04/2014
- Opinión
Unas de las características del liderazgo del presidente Nicolás Maduro ha sido el diálogo y la comunicación, en este año de gobierno, con todos los sectores de la sociedad, y ese diálogo ha sido tomado por los protagonistas de la vida productiva y comercial como una herramienta para el combate a la corrupción y la burocracia, que en muchos casos, mina el desenvolvimiento y el desarrollo del país.
El presidente convoca a un diálogo democratizador, un diálogo reflexivo que permita salir del estancamiento al que se ha llegado de la mano de la confrontación propuesta por sectores de oposición -mezquina, intolerante-, que no respeta tiempos porque es cortoplacista y que pretende resultados inmediatos sin pensar en los demás.
Este diálogo no solo se ha desarrollado en tiempos de calma aparente, sino en medio de la desestabilización más despiadada, y ha sido el arma más eficaz del gobierno para re-polarizar en función de nuevos escenarios. Ha superado la matriz chavismo-antichavismo al convocar al debate sobre la criminalidad o la paz, la productividad o la escases, la patria o el imperio y en esos nuevos escenarios ha sentado a opositores políticos y sectoriales en afán de construir soluciones adecuadas para salir de la crisis.
Alcaldes, gobernadores, industriales, intelectuales, religiosos, comerciantes, docentes, estudiantes y demás actores de la vida social y política de la nación han sido escuchados en un debate interactivo que debe construir una dinámica y una cultura para la resolución de los problemas.
Faltaban los partidos de oposición, aquellos de la crítica constante, que en su afán de diferenciarse del gobierno quedaron atrapados entre la violencia y la paz, luego de haber sido convocados ocho semanas antes.
Luego de esta esperada reunión entre la oposición representada en la MUD y el gobierno el pasado jueves 10 de abril, el Presidente Nicolás Maduro explicó que la primera reunión sirvió para hacer “catarsis”, pero que ha llegado el momento de “trabajar por el país”. Recordó que ha propuesto a la oposición trabajar dos líneas centrales: el Plan de Pacificación y la Conferencia por la Paz Económica.
Una de las virtudes que ha tenido esta convocatoria del gobierno es tratar de superar uno de los problemas más importantes que tiene la nación: la oposición.
Venezuela necesita urgente otra oposición, el gobierno necesita otra oposición, una oposición que defienda la democracia, que defienda las instituciones, que se deslastre de las secuelas de la guerra fría y de la “yankidependencia”, que piense en el país sin xenofobia, que reconozca y valore la inclusión social que ha propiciado el gobierno y esté dispuesta a acompañarlo sin vergüenza cuando este sea atacado desde el exterior, que sea sincera con el país y no ande con agendas ocultas, que no tema debatir su propuesta política de cara a la gente y fundamentalmente que sea autocrítica ante los miles de venezolanos asesinados, desaparecidos y torturados durante los últimos cuarenta años.
Necesitamos una oposición que a la hora de construir subjetividades no haga hincapié en estar en contra, sino que construya desde lo positivo de sus propuestas y que al dirigirse al país no le hable como si nunca hubiera gobernado.
En definitiva una oposición que no sea tan estúpida como para no entender que “si todo estuviera mal”, el pueblo ya se habría alzado y el gobierno estaría tan caído como el del impresentable Pedro Carmona Estanga (Mariscal de la derrota y emperador de los golpistas de abril de 2002).
El camino del diálogo y del debate es el camino político. El otro, el del sabotaje, la desestabilización y el terrorismo, es el camino al abismo para Venezuela.
Eso el pueblo lo sabe. Es por ello que se ha manifestado rotundamente contra la violencia.
En esta situación de diálogo y confrontación hay algo que remarcar y que es muy importante para el desarrollo de cualquier iniciativa que se emprenda: es el alto nivel de conciencia y de madurez política que existe en el pueblo venezolano. Si hay algo que no se puede dejar de reconocer, es el cambio que ha experimentado en estos 15 años el hombre y la mujer del pueblo venezolano, no solo por su incorporación a la educación y a la lectura por ejemplo, sino también, por su participación en el debate cotidiano, en la política, en cada esquina, en cada a lugar de trabajo, en cada casa y que debe ser respetado y abordado con tolerancia y de manera constructiva.
La sociedad debate, discute, con más o menos argumentos e información. Discute experimentando un crecimiento en su autoestima y en su apreciación del país y del sentido de pertenencia a la sociedad, a la Patria.
Algunos datos para tener en cuenta del último trabajo de la consultora Hinterlaces que aparecen publicados el pasado 14 de abril en la Agencia Venezolana de Noticias y que a mi criterio son de suma importancia como aporte para los lectores que están fuera de Venezuela:
Los más recientes estudios de la encuestadora Hinterlaces revelan que 51% de los venezolanos tiene una valoración positiva de la gestión del jefe de Estado, Nicolás Maduro, destacó este lunes el presidente de la firma, Oscar Schémel.
Explicó, además, que la violencia de la derecha y ultraderecha, como parte de su estrategia insurreccional a partir del 12 de febrero, contribuyó con ese impulso a una visión positiva del mandatario en marzo pasado.
“Estos hechos, lejos de debilitar la valoración positiva del Presidente, radicalizaron al chavismo. Frente a la amenaza de la exclusión, a la mirada de desprecio, a la rabia del adversario, el chavismo se radicalizó, se atrincheró, y mejoró la valoración positiva de la gestión de Maduro”, expresó en el programa Toda Venezuela, transmitido por Venezolana de Televisión.
En tanto, la oposición tiene una opinión favorable en apenas 24% de la población. “Estos sucesos violentos han disminuido el respaldo hacia la oposición. Quien más ha perdido a partir de esta estrategia insurreccional ha sido la oposición”, apuntó. Mientras, los llamados ni-ni, que están en desacuerdo con ambos sectores, han crecido.
Asimismo, reiteró que 85% de los venezolanos está en desacuerdo con las acciones violentas de la derecha, y 87% apoya que el Estado sancione a los responsables. “Hay demanda de mano dura, de padre, de autoridad”, acotó Schémel.
Precisó también que 67% de los venezolanos rechaza la decisión de la derecha de no participar en la Conferencia de Paz promovida por Maduro. Más de 50% de las personas tiene expectativas positivas con relación a sus resultados.
(…) “Cada vez que el Gobierno toma medidas de gran impacto, que intentan solucionar estos temas, los niveles de valoración positiva de gestión suben inmediatamente. Eso significa que hay respaldo al modelo social”, añadió.
En ese sentido, destacó Schémel que el chavismo es hoy identidad de clase, pues sus seguidores se sienten representados en el Gobierno, de manera que se comportan como una comunidad emocional, política, cultural.
Explicó que el modelo de inclusión que garantiza la Revolución Bolivariana no está en discusión para la gran mayoría del país, aunque la gran demanda es la estabilidad material.
Por eso, estimó que la oferta del Gobierno debe añadir nuevos ingredientes, como bienestar material, ascenso social, desarrollo, progreso, para ampliar su base social de apoyo entre las clases medias populares, asalariadas y los sectores productivos, y restablecer la esperanza y la estabilidad.
(…) La gente no se siente representada en la oposición, porque no hay símbolo, no hay visión, propuesta, mensaje ni valores que cohesionen a los seguidores. No hay liderazgo”, apuntó.
Al respecto, dijo que los liderazgos de la derecha cayeron significativamente y la opinión desfavorable de los partidos aumentó. Su soporte está en la clase media alta, atrasadas políticamente y que rechazan la inclusión de sectores populares.
Mientras la mayoría del pueblo venezolano rechaza la violencia, hay quienes siguen trabajando contra esa voluntad de paz.
En una presentación ante la Fiscalía General de la Nación, un grupo de diputados entrego una lista de individuos y empresas para que fueran investigadas por su supuesta vinculación y financiamiento de la escalada de violencia que padeció el país. Entre ellos se encuentran el presidente del Banco Venezolano de Crédito, Oscar García Mendoza; Rafael Alfonzo, presidente de Alfonzo Rivas & Cia; María Corina Machado, Diego Arria, César Briceño y Ezequiel Vásquez.
Los violentos, los desestabilizadores, los terroristas, están aislados, pero todavía no están derrotados. Es por ello que todos debemos con responsabilidad, contribuir en la construcción de un clima de tolerancia al disenso y a la diferencia, anteponiendo por sobre todas las cosas los intereses de la mayoría del pueblo, que anhela paz y prosperidad.
15/04/2014
https://www.alainet.org/en/node/84998?language=es
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