Anotaciones sobre el Paro Agrario y el Decreto 870 de 2014
11/05/2014
- Opinión
Fotografía: Diana Betancourt |
El paro agrario, después de 15 días de movilización y protesta, logró uno de los resultados más significativos para el campesinado en Colombia del último periodo: la promulgación del Decreto 870 del 8 de mayo de 2014 que crea la Mesa Única Nacional de Interlocución y Participación (MUN) para el abordaje de las temáticas de la Cumbre Nacional Agraria, Campesina, Étnica y Popular (en adelante Cumbre Agraria), realizada del 15 al 17 de marzo del presente año, cuya declaración final recoge a manera de pliego unitario, el conjunto de temas de debate planteados por una importante coalición de organizaciones campesinas, indígenas y afrocolombianas al Gobierno nacional y a su política de desarrollo rural, luego del balance realizado por estas sobre del paro nacional agrario del que fueron protagonistas y que conmocionó el país entre los meses de agosto y septiembre del año anterior y de la convocatoria gubernamental al pacto agrario.
Es importante antes de dar cuenta sobre el contenido del Decreto y de algunas posibles proyecciones que de él se desprenden para el campesinado, considerar dos elementos: (1) aunque la actual manifestación rural tuvo como fecha de inicio el pasado 28 de abril, esto no implica que se esté ante un nuevo escenario de agitación distante del vivido en el país el año inmediatamente anterior. En efecto, este nuevo paro debe verse como la continuidad del paro nacional agrario y popular que en 2013 se vivió en 30 de las principales ciudades del país, cuyos más significativos logros fueron el desbordar la protesta de los escenarios rurales, obteniendo fuertes expresiones urbanas de solidaridad y rechazo a las injusticias padecidas por el campesinado, así como el conseguir la convergencia de múltiples sectores de la ruralidad nacional en la Cumbre Agraria: Campesina, Étnica y Popular realizada este año, del 15 al 17 de marzo en la ciudad de Bogotá. En este orden, el paro que completó quince días, es la continuidad del paro campesino de 2013, que estuvo suspendido mientras sesionó la mesa de diálogo y negociación entre la Mesa de Interlocución y Acuerdo (MIA) y el Gobierno Nacional. (2) Aunque las organizaciones vinculadas a la Cumbre Agraria han indicado que su participación del paro campesino ha cesado, el sector de las dignidades mantiene la protesta, a la par que adelanta una mesa de conversaciones con el Ministerio de Agricultura para lograr acuerdos que den viabilidad a sus demandas.
Paro, Cumbre y Unidad
Como se señaló, con posterioridad al Paro Nacional Agrario y Popular (2013), se dio la Cumbre Agraria: Campesina, Étnica y Popular, evento del que participaron 30 mil personas articuladas a por lo menos 12 procesos organizativos nacionales rurales y sociales. El encuentro tuvo como finalidad consolidar un escenario de unidad del movimiento social de la ruralidad, logrando construir un pliego de exigencias, mandato para el buen vivir, por la reforma agraria estructural, la soberanía, la democracia y la paz con justicia social, estructurado en ocho puntos: (i) tierras, territorios colectivos y ordenamiento territorial; (ii) la economía propia contra el modelo de despojo; (iii) minería, energía y ruralidad; (iv) cultivos de coca, marihuana y amapola; (v) derechos políticos, garantías, víctimas y justicia; (vi) derechos sociales; (vii) relación campo-ciudad; y (viii) paz, justicia social y solución política ; que representan “las exigencias políticas, económicas, sociales, ambientales, culturales y territoriales de comunidades históricamente marginadas y excluidas, es un llamado de atención al gobierno nacional sobre la urgencia de atender estructuralmente a un mundo rural que reclama ser sujeto de derechos” .
Estos ocho puntos a su vez se desarrollan en una serie de iniciativas más específicas que se orientan, entre otros aspectos a: (a) el reconocimiento del derecho a la participación de campesinos, indígenas y afrodescendientes en los procesos de definición de políticas públicas sectoriales y las relacionadas con sus territorios; (b) la estipulación de derechos constitucionales diferenciados para el campesinado, dentro de éstos el derecho al territorio, y la adopción al orden interno de la Declaración sobre derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales; (c) la realización de una reforma agraria; (d) el goce efectivo de derechos constitucionalmente ya reconocidos; (e) la reorientación del modelo económico y su relacionamiento con el campo, incluyendo la política minero-energética y las políticas sobre cultivos de uso ilícitos; (f) la transformación de los sistemas agroalimentarios; (g) la derogatoria de leyes y medidas que afectan al sector rural; y (h) la inclusión del campesinado en el marco constitucional, la democracia y la sociedad.
Del Paro a la Mesa
Ahora bien, el Decreto 870 de 2014, da vida a la Mesa Única Nacional, como escenario de interlocución entre el Gobierno Nacional y 35 delegados de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular. Esta mesa tendrá como objeto el abordaje de los ocho puntos reseñados del pliego de la Cumbre, abordaje que se realizará bajo las premisas del diálogo, la participación y la concertación y del artículo 2 constitucional.
Esta Mesa da continuidad a la Comisión de Alto Nivel instalada como resultado del paro nacional agrario de 2013, pero avanza con relación a ésta en los siguientes aspectos: en primer lugar, su estipulación es vía decreto, lo que le da más peso con relación al anterior acuerdo; como segundo aspecto, consagra la coordinación y correspondencia de la MUN con las mesas regionales ya implementadas; en tercer lugar, contempla la implementación de los acuerdos vía entidades y autoridades públicas, acorde a las respectivas competencias; un cuarto punto, tiene que ver con que aunque básicamente las demandas de la Mesa de Interlocución y Acuerdo, MIA, establecidas en agosto de 2013 y las de la Cumbre Agraria son idénticas, ha habido una mayor elaboración de las demandas, tanto en la estipulación de las mismas, como en sus contenidos, denotando que el campesinado tiene una apuesta transformativa de la realidad social más allá del campo, la cual es constantemente analizada y refinada.
Escenarios posibles
Sin lugar a dudas, la segunda década del Siglo XXI es de definiciones en el campo colombiano: el resurgir de las luchas campesinas, la necesidad de evaluación y reformulación de la política agraria (la Ley 160 de 1994 cumple 20 años, sin mayores avances en la mejora de las condiciones del campesinado y con una reforma agraria incumplida), las afectaciones por el libre comercio, el llamado Pacto Agrario, y los diálogos de La Habana, son algunas de las situaciones que dan cuenta de ello, en ese orden, la MUN se presenta como un escenario de primer orden para exponer e insertar las reivindicaciones y demandas del campesinado.
Ahora bien, la Mesa Única Nacional puede ser de gran trascendencia para las transformaciones del sector campesino si los puntos abordados se traducen en transformaciones/incorporaciones en la legislación y constitución nacional (bien en la actual o en una nueva Carta), aquí será clave la sintonía con los acuerdos de La Habana que guarden relación con las reivindicaciones campesinas y la convergencia con las negociaciones que lleven a cabo las dignidades. De otro lado, el riesgo que se corre es la ya conocida falta de voluntad política del Gobierno para materializar las exigencias planteadas; así como, los frenos o barreras que a las mismas puedan venir del Pacto Agrario; ante estos riesgos, las calles seguramente verán nuevamente al campesinado movilizado, porque la democracia se hace con los campesinos, o no es democracia.
Enlace relacionado:
DECRETO 870 DEL 08 DE MAYO DE 2014. Por el cual se regula un espacio de interlocución y participación con las Organizaciones de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular que se denominará Mesa Única Nacional
Fuente: http://ilsa.org.co:81/node/804
https://www.alainet.org/en/node/85774?language=es
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