En un marco de obvia indiferencia de las bases la superestructura partidaria que integra el Frente Amplio ha comenzado sus diferentes perfilamientos para lograr el apreciado lugar en la cabeza de la coalición de izquierda ya que, al parecer, al lógico desgaste de Jorge Brovetto se suman sus tareas como secretario de Estado, imposibles de cumplir ambas con altos niveles de eficiencia, especialmente hoy cuando está convaleciente de una complicada operación pulmonar.

Sin embargo el tema de salud no es más que el corolario de un proceso paralelo iniciado hace algún tiempo cuando las dirigencias de algunos sectores políticos comenzaron a barajar nombres de posibles candidatos para sustituir al actuar presidente de la coalición y a la vez ministro de Educación y Cultura ante la cercanía de la realización del Congreso Nacional del FA, Liber Seregni. Esta alternativa provocó que aparecieran en el candelero algunos nombres que en primera instancia sorprendieron por tratarse de personalidades independientes, alejadas de la militancia partidaria, que obviamente, por lo tanto, no tendrían en apariencia influencia alguna sobre la escuálida militancia que le está quedando al FA, por lo que – de pique – por más que contaran con el apoyo del Movimiento de Participación Popular (MPP) que los propuso, en primera instancia parecerían que no tendrían posibilidad alguna.

Por lo menos de acuerdo a la concepción de quienes manejan el maquiavelismo político, los que aseguran que estos candidatos carecerían del apoyo orgánico de las llamadas bases. Sin embargo en el largo camino entre el análisis y la realidad se verifican infinitas sorpresas. Por eso descartar de antemano a la politóloga Constanza Moreira o al historiaron Gerardo Caetano (que negó toda posibilidad de aceptar una candidatura), sería un error. Y veremos por qué.

Lo que es seguro, por el triturante mecanismo que automáticamente se puso en marcha en la coalición política, que el camino de Brovetto al frente de la misma, ha finalizado, pese a que cumplió acabadamente una difícil tarea representando estrictamente los deseos políticos del presidente de la República, de “aplacar la fieras”, echando aceite sobre las aguas embravecidas de los conflictos internos, evitando que los mismos quebraran una unidad partidaria que cada día fue más difícil de sostener, porque esa política de “aplastamiento” determinó a su vez la evidente desmovilización de las bases con la consiguiente desaparición real de los comités, además de algunas resonantes renuncias, como la del general Víctor Licandro, al Comité de Etica, que significó otro retroceso evidente en la alicaída situación interna de la coalición.

Según la visión manejada por algunos importantes grupos del FA, la actitud encomendada por Tabaré Vázquez, de alinear a la coalición con el gobierno, expresada especialmente por el Partido Comunista, la Vertiente Artiguísta y el Partido por la Victoria del Pueblo, llevó a la “perdida de nervio” de la coalición y por consiguiente a su paralela desmovilización por carencia de motivación política de las bases que se sintieron abandonadas frente a los embates políticos de los partidos tradicionales, mucho más homogéneos en sus definiciones estratégicas. Y, por lo tanto, fueron permeables a aceptar factores ideológicos negativos para el gobierno que se expresan en el desencanto que se palma en la calle, pero también en la falta de apoyos reales a iniciativas claves, como la reforma impositiva, que ha levantado más crítica que alabanza.

También fueron un trago amargo para los simpatizantes del partido de gobierno, algunos otros hechos puntuales, como la falta de claridad en temas álgidos, como el de la investigación de la perdida gigantesca en los Casinos Municipales, en el cual era evidente que se reclamaba la separación bien clara de la paja del trigo, para que la ola de rumores que – todos conocemos – la que sigue rondando no solo la redacciones de la prensa, sino también a la militancia política - tuviera una definición, desapareciendo o determinando otras acciones ejemplarizantes. En ello la actitud disciplinadora de la presidencia del FA fue un punto negativo que, obviamente, sigue conspirando contra la estructura frenteamplista y, claramente, en contra las aspiraciones político electorales de alguno de los máximos participantes en el affaire, que han jugado todo su peso político a favor del actual director Nacional de Casinos.

En este panorama tan difícil, de desmovilización partidaria, el FA – a menos de su mes de su Congreso – llega con opciones múltiples para resolver quién comandará la coalición en adelante sustituyendo a Brovetto, sin que los propios grupos políticos hacia su interna se encolumnen tras nombres concretos. La polítóloga Constanza Moreira, una muy inteligente analista de la situación política, sigue estando en el candelero y, al parecer, su nombre será llevado orgánicamente por el MPP al Congreso del FA, con el fin de impulsarlo. La virtud que se le encuentra a la investigadora de la ciencia social es justamente el no tener vinculación orgánica con ningún sector frenteamplista, pudiendo así “sobrevolar” en el difícil cargo sobre la interna frenteamplista, donde quizás las presiones cruzadas que recibiría, esa situación de equidistancia la podría hacer más llevadera y que la misma no fuera un escollo insalvable para una gestión que, por el momento político electoral que se avecina, aparece como fundamental.

Sin embargo el tema de su candidatura y el consenso necesario a lograr en el Congreso para su consolidación, es harina de otro costal, porque existen otras visiones, ambiciones y, por supuesto, candidatos que contarán también con apoyos que a la hora de las decisiones pueden ser de una importancia fundamental.

Es por eso que en primera instancia sorprende el consenso socialista en el último Comité Nacional, que reunió a los delegados del viejo partido de Frugoni, Trías, Chifflet, Gargano y Vázquez en el local del Centro de Plaza y Viajantes, de la calle Fernández Crespo. Allí el PS, encabezado por Eduardo Fernández, se negó en los hechos a avalar la propuesta extrapartidaria de avalar plenamente la candidatura del diputado Roberto Conde y, por consenso, resolvió mantener la situación congelada, aceptando una segunda candidatura, también de propuesta extrapartidaria, de la senadora Mónica Xavier, a la que se sumó las del ex secretario general del PS, doctor Manuel Laguarda y de la militante de la Juventud Socialista, Verónica Pérez.

¿Qué impulsarán los socialistas en el Congreso Liber Seregni? Al parecer en un pie de igualdad al diputado Conde y a la senadora Xavier y, para cargos menores (quizás las vicepresidencias del FA) a los otros candidatos.

Esa situación, producto de una resolución interna por consenso, sin la votación, que le diera una prelación a los distintos candidatos, deja a los socialistas en una situación complicada, difícil de aclarar de antemano, porque las fuerzas del PS, nada menos que el partido del presidente de la República, pueden diluirse en ese apoyo dual, abriéndose así el camino a la candidatura más fuerte, hasta ahora la de la politóloga Moreira.

Las otras candidaturas en danza son las del diputado, Luis Rosadila, del MPP (CAP), de la abogada Hebe Martínez Burlé, colocada en el frente de lucha a iniciativa del Nuevo Espacio y del subsecretario de Defensa Nacional, José Bayardi, “pingo” sacado de la galera por la Vertiente Artiguísta.

El juego es difícil, lleno de alternativas cambiantes y, evidentemente, no se resolverá sin pujos, vueltas y contramarchas, que dejará heridas difíciles de restañar. Mientras la catarata de nombres se siguen manejando, todavía no está resuelta cual será la nueva estructura de la cúpula frenteamplista. Si se mantendrá el actual funcionamiento, con plenos poderes para quién ocupe la presidencia de la coalición, o estos se diluirán en otras formas de conducción, como un triunvirato de conducción, vicepresidencias activas y poderosas, etc.

Pero, si hay algo que tiene razón nuestro compañero Esteban Valenti, más allá de que su propuesta de que la presidencia del FA sea aprobada por voto universal y a padrón abierto, es la necesidad de un debate interno que ponga en movimiento las fuerzas aletargadas de una militancia que se siente ninguneada por una dirección que objetivamente la ha marginado. Debates que deberían haberse abierto para cada una de las etapas decisorias que están a punto de culminar, que ya no podrán tener lugar por falta de tiempo real.

El que pagará por ello, con nuevos retrocesos, será la coalición en su conjunto, que, por lo tanto, se reflejarán en los apoyos al propio gobierno nacional, porque el nuevo presidente de la coalición, o el triunvirato de gobierno, no tendrá tropa que comandar y su acción – como expresa una prestigiosa fuente consultada – será únicamente la de ordenar las discusiones en la mesa política, otro organismo con deficiencias de funcionamiento, cuya eficacia es discutible por su cada vez menor incidencia sobre la interna y sin eco en el mundo político exterior.

- Carlos Santiago es periodista
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