Pese a energía prepago, desconectados siguen en la penumbra

14/07/2009
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Pese a contar con energía prepago, sistema creado por Empresas Públicas de Medellín (EPM) para dar solución al problema de  suspensión de la energía eléctrica por falta de pago, la oscuridad continúa presente en los hogares de los desconectados de Medellín.

Quienes suscribieron este servicio años atrás pensaron que las altas deudas contraídas con EPM y la falta de este servicio público domiciliario pasaría a ser cosa del pasado. Sin embargo, hoy son cientos de familias las que afirman que su situación poco o nada ha mejorado: el servicio es deficiente y el costo está resultando mucho más alto de lo presupuestado.

Lo preocupante es que, además de la refinanciación de las deudas, los desconectados de Medellín no cuentan con otras alternativas que permitan poner fin a esta problemática social. En resumen: muchos continúan viviendo en penumbras, los desconectados crecen día a día y amenazan con convertirse en un drama humanitario de enormes proporciones.

“A una persona le pueden refinanciar hoy una deuda por servicios públicos de un millón de pesos. A los dos meses vuelven y le cortan los servicios, porque no tiene con qué pagar esa cuenta de dos meses; entonces, ya queda con esa deuda nueva y con la vieja además”, expresa Edgar White, presidente del Sindicato de Trabajadores de Empresas Públicas de Medellín (Sintraemsdes).

Frente a la opción de los contadores prepagos, White considera que éstos no han resuelto el problema de desconexión, por cuanto el valor del consumo de energía, en términos reales, representa un costo mayor al que se cancela periódicamente.

“Esos contadores funcionan como la telefonía celular prepago, se conectan por periodos. Este sistema sólo se lo ofrecen a los desconectados: cuando alguien adquiere el contador, se le suspende el cobro por factura, pero se le va descontando el 10% del valor de la tarjeta para el pago de la deuda y la energía se cobra sin subsidios. Así, esto se convierte en una deuda más pesada”, subraya el líder sindical.

Actualmente en Medellín hay instalados 27.400 contadores prepagos en zonas donde los niveles de desconexión son alarmantes, como las comunas 1, 3, 4, 8, 13 y el corregimiento Belén Altavista. Se estima que unas 55 mil familias se encuentran sin agua potable por falta de pago, “mientras que la cifra de desconectados a la energía eléctrica es más difícil de conocer porque para EPM, quienes están utilizando el contador prepago ya no hacen parte de esa estadística”, agrega el presidente de Sintraemsdes.

Y todo a media luz

Paradójicamente, usuarios de este servicio aún se consideran “desconectados”. Tal es el caso de Omaira Pinillo, habitante del barrio Nuevo Amanecer, corregimiento Belén Altavista. Debido a una deuda cercana a los 700 mil pesos con (EPM), algo impagable para su precaria condición económica, Omaira decidió instalar un contador prepago hace poco más de 18 meses.

El negocio que le planteó la Empresa parecía atractivo: para contar con energía eléctrica en su casa, Omaira debía comprar unas tarjetas que van desde los dos mil hasta los 10 mil pesos, las cuales podía adquirir en los puntos de venta de las loterías en línea. Cada vez que recargara el contador, un 10% del valor total de la tarjeta se descontaría y se abonaría a su deuda.

El primer problema radica en que hay días en que esta mujer de tez negra y responsable de los ingresos de su hogar, pues su esposo se encuentra sin empleo hace varios meses, debe decidir si con dos mil pesos adquiere una tarjeta o compra algo de verduras y granos para el almuerzo de las ocho personas que viven con ella.  

Hay días en que la fortuna está de su lado y puede disfrutar de las bondades de la energía eléctrica. Aunque esto es un decir, según dice Omaira, pues para lograr el máximo rendimiento de las tarjetas, sólo utiliza dos bombillas (la de la cocina y la sala principal), se cocina con gas, el televisor se convirtió casi en un lujo y para el baño recurren en muchos casos a la luz emitida por los teléfonos celulares.

“En las noches se encienden los bombillos sólo cuando los niños se van a acostar. Mejor dicho, vivimos a oscuras todo el día. Así, la tarjeta me dura día y medio”, cuenta Omaira, quien explica que siempre compra las de dos mil, pues si compra la de mayor valor, mayor es el descuento que le hace EPM, lo que a su vez se traduce en menor cantidad de energía para utilizar.

Lo anterior significa que, en promedio, esta mujer se está gastando 10 mil pesos semanales en energía eléctrica; claro está, siempre y cuando cuente con dinero constante para recargar el contador, lo que a su vez equivale a una cuenta de 40 mil pesos mensuales por este servicio.

“Estoy gastando más en luz que en comida. Haciendo cuentas, estoy pagando más que cuando tenía el otro contador, porque la cuenta me llegaba por 35 mil pesos como máximo”, señala la mujer.

Situación similar vive Marta Ligia Higuita, otra residente del barrio Nuevo Amanecer. Su deuda con EPM llegó hasta el millón 300 mil pesos, lo que la motivó a instalar un contador prepago en su casa. No obstante, esta solución no alejó la oscuridad de su hogar.

“Como yo cocino con luz, pues no mantengo plata para una pipeta de gas, la tarjeta me dura, si mucho, un día. Es decir, En la semana, tengo uno o dos días de energía eléctrica. Los otros días me ilumino con velas y cocino con leña”,  relata doña Marta.

Curiosamente, ambas mujeres afirman que cuando no es la falta de dinero, el problema aparece en los puntos de venta. “Puede que uno tenga los dos mil, los tres mil o hasta los cinco mil pesos para la tarjeta, pero es uno tan de malas que ese día no hay sistema en los puntos de venta, que se cayó la red. ¿Qué pasa? Pues que toca arreglárselas a oscuras y cómo la necesidad siempre está, resulta uno gastándose la plata de la luz en mercado. A mí me ha pasado varias veces”, añade doña Marta.

EPM es consciente de lo anterior, pues entre los días 18, 19, 20 y 21 de julio, la Empresa realizará adecuaciones tecnológicas en el sistema de venta de pines prepago “con el fin de mejorar la prestación de este servicio”. No obstante, La noticia tomó por sorpresa a los suscriptores.

“Nos dicen que compremos bastantes pines estos días, pero ojalá mantuviera uno plata para comprar aunque sea uno. O sea, que voy a estar sin luz esos días”, expresa Ana Fabricia Córdoba, habitante del barrio La Cruz y usuaria de la energía prepago.

Ana Fabricia ya sabe cómo afrontar estos cortes de energía, pues en los últimos tres años se han convertido en parte de su cotidianidad. “Sacaré las veladoras y aprovecharé que están haciendo unas noches bien bonitas, porque, ¿cómo más hacemos?”, asevera.

- Agencia de Prensa IPC, Medellín, Colombia, www.ipc.org.co

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