Chile y el imperio de la demagogia

16/09/2009
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En la medida que la jornada electoral de diciembre próximo para elegir un nuevo parlamento y un nuevo mandatario va entrando en tierra derecha, el imperio de la demagogia, el populismo, las promesas electorales y el cohecho electoral van quedando al descubierto en los dos conglomerados políticos que han cogobernado el país durante ya casi 20 años, vale decir la coalición de gobierno socialdemócrata neoliberal conocida como la Concertación, y el pinochetismo representado por la Alianza por Chile y su candidato, el especulador financiero y estafador Sebastian Piñera.
 
En toda la información aparecida en la prensa chilena y que esta relacionada directamente con los comicios presidenciales y parlamentarios a realizarse en diciembre próximo, resalta el populismo y la demagogia del candidato de la Alianza por Chile y el pinochetismo, Sebastián Piñera o Piraña como le llama el pueblo chileno y que busca el triunfo electoral a cualquier precio, pues en Chile se suele decir
que con “dinero se compran huevos”.
 
El accionista y empresario encubierto Eduardo Frei y que representa a la coalición de gobierno conocida como la Concertación y que no reniega de las política macroeconómicas neoliberales, también ha optado por un discurso populista y de seudo izquierda ante la evidencia de que el conglomerado socialdemócrata neoliberal pierda las elecciones, como indican los sondeos de las encuestadoras empresariales que se dedican a tergiversar y manipular la realidad electoral chilena.
 
Pero vamos desmenuzando las promesas del representante del pinochetismo, el multimillonario Sebastián Piñera, se ha propuesto comprar los votos del electorado prometiendo el “bono marzo” de 40 mil pesos (73 dólares) para cada carga familiar y que beneficiaria a 4 millones de chilenos, de los estratos sociales medios y de menor poder adquisitivo, como una forma de paliar los efectos de la crisis económica internacional que en el caso de Chile, ya tiene alrededor de un 11% de desempleo reconocido oficialmente.
 
Luego Piñera ha prometido la creación de un millón de empleos, o sea en otras palabras la vuelta del PEM y POHJ, planes de explotación temporal implantado por la dictadura, y de triste recuerdo para la clase trabajadora chilena. Mientras que Frei no promete más puestos de trabajo, sino que promete “empleos de calidad”, nótese.
 
Ahora Piñera habla de crear un sueldo ético para superar la pobreza que el neoliberalismo ha generado
durante ya más de 20 años de aplicación, y la paradoja de estas promesas populistas, es que precisamente la Alianza por Chile, junto al gran empresariado nacional y el sector neoliberal de la Concertación, se han negado rotundamente en el parlamento a conceder un ingreso mínimo de 250 mil pesos, vale decir unos 455 dólares al mes, como lo ha exigido el Juntos Podemos Más (JPM), la Central Unitaria de Trabajadores y la Iglesia Católica.
 
El candidato del pinochetismo también busca granjearse las simpatías electoral de los estratos sociales medios, prometiéndoles seguros de cesantía, donde seguramente el haría un negocio redondo creando compañías de seguros propias para este sector social, a Piñera no se le escapa ningún negocio en donde pueda seguir incrementando su riqueza.
 
La demagogia es de tal envergadura que el candidato del pinochetismo, asume una serie de demandas que ya desde hace varios años viene exigiendo el pacto Juntos Podemos Más. El candidato de la Concertación, Eduardo Frei hace exactamente lo mismo, pero de una forma menos estridente que Piñera, es la diferencia entre estos dos representantes de diversos sectores empresariales o de las “dos derechas” como suele decirse en Chile.
 
Tanto Frei como Piñera, asumen de forma populista otra vieja demanda del JPM. En su programa de gobierno Piñera habla de reducir gradualmente el pago del 7% de sus magros ingresos, que tienen que hacer los jubilados por concepto de su atención de salud. Mientras que Frei habla de eliminarlo definitivamente. Demagogia dura y pura, pues también el gobierno encabezado por Bachelet y su cogobierno con el pinochetismo se han negado en varias oportunidades a terminar con esta injusticia que tienen que vivir los pensionados chilenos, después de una vida entregada al “engrandecimiento de la nación”.
 
En el plano de la educación los dos candidatos y conglomerados políticos (Concertación-Alianza) manifiestan promesas ambiguas con respecto a este tema, pues no se habla de una forma clara sobre
la necesidad de robustecer la educación pública, modernizarla, mejorarla cualitativamente y destinando los recuerdos que sean necesarios para ello. Esta más que claro que Piñera aboga por la privatización de todo el sistema educacional, proveyendo de una enseñanza de calidad para los estratos sociales más ricos y una educación mínima para los hijos de la clase trabajadora, así son más fáciles de dominar.
 
En el ámbito de la salud sucede un fenómeno exactamente igual, en donde los dos candidatos abogan por mejorar el sistema, manteniendo lo que sea necesario bajo el control público. Los sueños de un sistema de salud público que cuente con todo los recursos para un servicio efectivo a la población, se desvanecen con ambos candidatos, en donde solo queda de manifiesto las falsas promesas y nada más.
 
Con motivo de las próximas elecciones, los dos candidatos hablan ahora de respetar los derechos de los trabajadores y mejorar sus condiciones de trabajo. Otra paradoja, pues en los casi 20 años de una democracia fallida y al servicio de los grandes empresarios, aún la Concertación y la Alianza por Chile no le han restituido las reivindicaciones perdidas desde la época de la dictadura hasta ahora, y que le costara años de lucha obtener al movimiento laboral chileno.
 
Igual situación se vive con el apoyo a la mediana y pequeña industria (Pymes), promesas van, promesas vienen, pues desde la época de la dictadura que este sector empresarial no recibe apoyos efectivos del Estado chileno para su mejor desarrollo. Hoy mismo estamos observando como producto de la crisis que vive el sistema capitalista neoliberal a escala mundial, las ayudas que se le prometen a las Pymes, no pasan de ser mendrugos o paliativos y no soluciones reales. Se les niega el acceso a ayudas crediticias bancarias efectivas, de manera que estas puedan enfrentar las tormentas de la crisis capitalista en mejores condiciones.
 
Las promesa de un Chile moderno y desarrollado vuelven estar en boga, antes unos de los mandatarios más grises que ha tenido la historia reciente de Chile, Ricardo Lagos, prometió que para el Bicentenario de la nación, Chile estaría en el umbral del desarrollo. Hoy Piñera promete que el 2018 el país del cono sur, es como si el desarrollo de un país dependiente estuviera determinado por decretos.
 
También hablan (Piñera) de perfeccionar la seudo democracia existente en Chile, o sea continuar con cambios cosméticos, pero para que nada en el fondo cambie. Precisamente en el cogobierno desarrollado entre Concertación y Alianza por Chile, no ha existido voluntad política para normalizar la vida política y democrática del país, en donde la soberanía real descanse en el pueblo chileno. Frei habla de crear una nueva Constitución, pero en donde las más diversas organizaciones de la vida nacional del país no tengan cabida, o sea una nueva carta fundamental, pero entre gatos y medianoche, lo que sería “más de lo mismo”. Cuando en realidad el país necesita de una Asamblea Constituyente que diseñe un nuevo marco legal en donde estén representados todos los sectores sociales y políticos de la nación, para luego ser ratificado en un plebiscito por el pueblo chileno.
 
El circo show electoral, nuevamente vuelve a prometer el voto voluntario, inscripción automática en los registros electorales y el voto de los chilenos en el extranjero. Piñera dice que el voto de los chilenos en el extranjero debe “estar condicionado” a determinadas conductas de los nacionales que residan fuera del país. Cabe destacar que dicha demanda ha sido discutida innumerables veces en el parlamento, sin que exista voluntad política para resolver esta materia pendiente de la democracia.
 
Muchas de las demandas insertadas ahora en los programas de gobierno de las dos derechas, Frei y Piñera, son demandas históricas promovidas por el Partido Comunista, el Juntos Podemos Más y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), al margen de que hay muchas otras, que no han sido consideradas por los candidatos que representan el cogobierno entre Concertación y Alianza por Chile de allí que el imperio de la demagogia vuelve a reinar en la jornada electoral que comienza a vivir el país.
 
Finalmente cabe destacar que las agrupaciones políticas de centro derecha, históricamente han hecho uso de las falsas promesas y la compra de votos para obtener buenos resultados electorales, montando campañas del terror, llegando con regalitos y demagogia, además de comprar las conciencias de los estratos sociales mas pobres y semi analfabetos del país, que son los que suelen decidir una elección.
 
- Eduardo Andrade Bone, Agencian Indoamericana de Prensa (AIP)
https://www.alainet.org/es/active/33069?language=es
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