Caso RALCO: oscuridad jurídica y compensaciones públicas
23/09/2003
- Opinión
El pasado 16 de septiembre la empresa transnacional Endesa-España y el gobierno
de Chile, firmaron dos memorandos de entendimiento con las familias pehuenches
del Alto Bío Bío. Ambos memorandos están restringidos a una enumeración de
compensaciones económicas que los pehuenches recibirán por haber consentido, la
conclusión del 10% del proyecto Ralco, ya que el otro 90% se concretó a partir de
1997 a hechos consumados, sin contar con todas las permutas de tierras que el
proyecto inundaría y amparado en una Resolución de Calificación Ambiental
legalmente irregular, que fue anulada en abril pasado por el Sexto Juzgado Civil
de Santiago.
Así, la justicia chilena acogió una "nulidad de derecho público" presentada por
las hermanas Quintreman, luego de que la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos de la OEA, en febrero pasado, acusara al gobierno de Chile de denegación
de justicia, por dilatar durante 5 años la respuesta a la acción legal
interpuesta por los pehuenches.
Compensaciones públicas
El primer "memorando de entendimiento" firmado hoy por Berta Quintremán, Mercedes
y Rosario Huenteao y Aurelia Marihuan, sus abogados y la empresa Endesa-España,
ante el Ministro Francisco Huenchumilla, establece que Endesa España se
compromete a pagar 200 millones de pesos y 70 hectáreas a cada una de las 4
mujeres "afectadas directamente" por la central Ralco, más 300 millones de pesos
para un programa de desarrollo en los predios de las afectadas y una pensión
vitalicia para Fermín Beroiza Huenteao. Esta compensación obliga a las mujeres
pehuenches a desistir de las acciones legales y administrativas pendientes.
Este primer memorando, sin embargo, ignora a todos los demás afectados que se han
resistido a permutar, pues Endesa –España los considera afectados indirectos y
se negó a compensarlos. Esto afecta a 10 familias que también habitan las tierras
a ser inundadas. Ante esta situación, el gobierno en el marco de sus deberes
frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, decidió cargar sobre
los hombros de todos los chilenos la compensación a los "afectados indirectos" lo
que constituye un subsidio inaceptable e inconsulto a Endesa-España, una de las
más grandes empresas extranjeras del sector eléctrico en América Latina.
Así, el "segundo memorando de entendimiento" firmado solo por el gobierno y los
pehuenches, establece la compra del fundo El Porvenir de 1.200 hectáreas para
compensar a "los afectados indirectos" de la represa Ralco, (monto que
calculamos en mil doscientos millones de pesos) asistencia técnica a través de
INDAP, subsidios habitacionales para los afectados, otorgamiento de 8 pensiones
de gracia y 22 becas de estudio. Todas compensaciones que debió haber asumido
Endesa –España.
Es justo que los pehuenches sean compensados por la pérdida de sus tierras, pero
no es justo que los chilenos paguen costos que debió haber pagado la empresa que
desarrolla el proyecto. Esto nos lleva al segundo aspecto problemático del
desenlace de RALCO, la oscuridad jurídica.
Oscuridad jurídica
El proyecto Ralco fue aprobado ilegalmente en 1997, por el gobierno de Chile, a
través de una Resolución de Calificación Ambiental emitida por la Comisión
Nacional de Medio Ambiente, que dirige el consejo de Ministros bajo la
presidencia del Ministro Secretario General de la Presidencia.
A pesar de esta aprobación gubernamental, las 14 familias pehuenches que se
negaron a permutar sus tierras y continuaron resistiendo, apoyadas por diversas
organizaciones indígenas, ecologistas y de derechos humanos continuaron
desarrollando diversas acciones de resistencia. Entre dichas acciones
interpusieron una "acción de nulidad de derecho publico" contra la aprobación de
la Central Ralco; sin embargo solo después de 5 años, y luego de una denuncia de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el sentido de que en Chile
había "denegación de justicia" en el Caso Ralco, el Sexto Juzgado Civil de
Santiago, emitió en mayo de 2003, su dictamen declarando nulas la Resolución de
la Comisión Nacional de Medio Ambiente que aprobó el Estudio de Impacto
Ambiental de la Central Ralco, aprobación que además es requisito previo
para todas las demás autorizaciones legales del proyecto.
Este fallo confirmo que indígenas y ecologistas "demonizados" por los
gobiernos de turno y por el sector empresarial, por su oposición a Ralco, y
tachados de "activistas de oscuras causas ideológicas" tenían la razón de acuerdo
a la legislación vigente. Su oposición al proyecto, por ende, había sido
coherente con la ley y el estado de derecho.
La represa Ralco en el Alto Bío Bío, no sólo se había aprobado con falta de
estudios y con irregularidades técnicas en materia ambiental, que no fueron
subsanadas por los adendum que contemplaba el Sistema de Evaluación de Impacto
Ambiental sino que también contenía graves violaciones a la legislación indígena,
lo que vulneró derechos consagrados en dicha ley que protegían a los pehuenches.
Entre ellos, los artículos 1 y 13 que establecen la protección de los territorios
indígenas y obliga al estado a ser garante de dicho derecho inalienable. El
artículo 34 y los siguientes se refieren al requisito del pleno consentimiento de
las comunidades sobre cualquier proyecto o plan de desarrollo que se establezca
en sus territorios.
Ante esta violación flagrante, la Comisión Nacional de Desarrollo Indígena, debió
dramáticamente aceptar la renuncia del director de la época y posteriormente la
de sus consejeros que no estuvieron dispuestos a encubrir dichas ilegalidades.
Desde allí en adelante la CONADI perdió toda independencia y obcecadamente, el
gobierno continuó tejiendo la vergonzosa historia de ignominias del caso Ralco.
Políticamente este hecho además de la ruptura con los ecologistas, le costó al
gobierno una nueva ruptura con el pueblo mapuche, con el cual había iniciado un
nuevo vínculo a comienzos de la transición, a partir del acuerdo de Nueva
Imperial en 1989 y la promulgación de la Ley Indígena en 1993.
No quiero ahondar en las responsabilidades que le caben a la empresa, incluyendo
el periodo Yuraszec y el periodo ENDESA–España, sino sólo señalar cómo a través
de la presión económica un sector puede manipular la política y las
comunicaciones, para borrar cualquier indicio de legitimidad de sus opositores.
Esta situación duele por la inequidad e injusticia: gran parte de los ciudadanos
informados de este país saben que legalmente Ralco es una represa construida
sobre la base irregularidades, que podría forzarse su construcción pero en
términos legales no podría ser llenada salvo que la empresa y gobierno quisieran
escandalizar al país con una pelea entre la Ley Indígena y la Ley Eléctrica, lo
que nacionalmente le causaría costos políticos insospechados y el descrédito
internacional.
A través de las compensaciones establecidas en los memorando de entendimiento
firmado la semana pasada en la Moneda, la empresa se resistió a aumentar el monto
de las compensaciones para pagar voluntades y permutas - no libremente deseadas
por los indígenas - y asegurar su silencio. El gobierno por su parte asumió las
compensaciones no asumidas por la empresa, y con dinero público ha logrado
responder a las exigencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Pero con ello no puede pretender encubrir las ilegalidades, cometidas en la
aprobación de RALCO.
Los tribunales chilenos aprobaron el recurso de nulidad presentado por las
familias pehuenches, lo que fundamenta jurídicamente su lucha de 7 años de
resistencia contra la represa Ralco, y evidencia la ilegalidad en que incurrió el
estado de Chile al violar 2 leyes de su estado de derecho, la ley ambiental
N°19.300 y la ley indígena N°19.253.
Los memorando de entendimiento sobre compensaciones no son una respuesta a la
vulnerabilidad en que se puso a ambas leyes. Si no se revisan y corrigen todas
las irregularidades de la aprobación de este proyecto, no quedan claros los
precedentes jurídicos sobre la aplicación de la Ley Ambiental y la Ley Indígena.
No existe aun claridad jurídica sobre el estatus la central Ralco.
Tenemos claro el escenario de las compensaciones insuficientes de Endesa España a
las familias que impacta su proyecto, conocemos el subsidio que significa
compensar con dineros públicos externalidades de empresas privadas. Pero aun no
conocemos el estado de validez de la aprobación ambiental de la central Ralco,
anulada por la justicia y tampoco el estatus legal en que se encuentra la central
Ralco, aunque esta a punto de concluirse. Los chilenos no queremos mas hechos
consumados ni menos oscuridad jurídica. ¡Esperamos que el gobierno aclare esta
situación! El lavado de imagen internacional no basta; necesitamos la cara limpia
en casa.
* Sara Larraín es Directora del Programa Chile Sustentable
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